En 1984, Paula Logares, con seis años, recuperó su identidad, la primera nieta restituida gracias al innovador trabajo de una genetista estadounidense. Su abuela, Elsa Pavón, nunca perdió la esperanza y la buscó incansablemente. Este hito marcó el inicio de una ardua pero fructífera colaboración entre las Abuelas de Plaza de Mayo y Mary Claire King, la científica que se convertiría en un faro de esperanza en la búsqueda de la verdad y la justicia. Hoy, el nombre de Mary Claire King resuena con fuerza al ser galardonada con la “Public Welfare Medal”, la máxima distinción de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos.
El Horror de la Dictadura y el Robo de Identidades
La historia de Mary Claire King se entrelaza con la de las Abuelas de Plaza de Mayo, símbolo de resistencia y perseverancia. Durante la dictadura militar argentina (1976-1983), cientos de bebés fueron arrebatados de sus padres, asesinados o desaparecidos. Despojados de su identidad y su historia, estos niños fueron entregados a familias cómplices del régimen, perpetuando un crimen de lesa humanidad. Cada muestra de ADN era un grito silencioso por la identidad perdida.
Las Abuelas de Plaza de Mayo, unidas por el dolor y la búsqueda incansable de sus nietos, se enfrentaron a la imposibilidad de identificarlos por métodos convencionales. En su desesperación, recurrieron a la ciencia, buscando una luz en medio de la oscuridad.
Mary Claire King: Una Científica Comprometida con la Justicia
Fue entonces cuando el camino de estas valientes mujeres se cruzó con el de Mary Claire King. Genetista brillante y comprometida con los derechos humanos, King se propuso desarrollar una herramienta que permitiera establecer el vínculo biológico entre las abuelas y sus nietos, incluso en ausencia de los padres.
El Índice de Abuelidad: Un Puente Científico hacia la Verdad
Así nació el “índice de abuelidad”, una innovadora herramienta estadístico-matemática que revolucionó la genética forense. Este índice, una llave maestra que abría las puertas de la verdad, permitía establecer el parentesco biológico entre los nietos y sus abuelas con un alto grado de certeza, abriendo la puerta a la restitución de la identidad de cientos de niños robados.
El aporte de King fue crucial, utilizando trabajos avanzados en el campo del ADN mitocondrial, que se hereda a través de la línea materna. Su colaboración marcó un antes y un después en la lucha por la identidad en Argentina.
138 Identidades Recuperadas: Un Legado de Esperanza
Desde la restitución de Paula Logares en 1984, y gracias al impulso inicial de King, la ciencia local pudo reconstruir parte del mapa genético de aquella época. El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), formado en 1984, y el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), creado en 1987, fueron instituciones clave en este proceso, posicionando a Argentina como un referente en el uso de herramientas científicas para la defensa de los derechos humanos.
Hasta la fecha, 138 nietos y nietas han sido identificados gracias a esta colaboración. Cada restitución es una victoria contra el olvido y la impunidad, un testimonio del poder de la ciencia y la perseverancia humana.
El impacto del trabajo de Mary Claire King y las Abuelas de Plaza de Mayo trasciende las fronteras de Argentina. Su historia es un ejemplo inspirador de cómo la ciencia puede ser una herramienta poderosa para la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la impunidad. El “índice de abuelidad” se ha utilizado en numerosos casos de identificación de víctimas de violaciones de derechos humanos en diferentes países, demostrando su validez y eficacia a nivel global.
La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, al otorgarle la “Public Welfare Medal” a Mary Claire King, reconoce no solo su excelencia científica, sino también su compromiso con la justicia y su impacto positivo en la sociedad. Este premio es un merecido homenaje a una mujer que ha dedicado su vida a la búsqueda de la verdad y la defensa de los derechos humanos.
La historia de Mary Claire King y las Abuelas de Plaza de Mayo es un faro de esperanza que ilumina el camino hacia la verdad, la justicia y la reparación, demostrando que, incluso en los momentos más oscuros, la ciencia y la perseverancia pueden traer la luz de la esperanza.
Adriano Espinosa convierte las historias en experiencias vívidas. Sus artículos son como películas en papel, llenos de emociones intensas que los lectores pueden sentir y vivir.