Tamara Báez, expareja de L-Gante, ha roto el silencio sobre la situación económica que atraviesa tras la separación del cantante. En un descargo explosivo en redes sociales, Báez no solo reveló la precaria manutención que recibía para su hija Jamaica, sino que también expuso detalles de una relación tóxica y llena de conflictos.
Una manutención insuficiente
Báez desmintió haber recibido una suma millonaria por parte de L-Gante, como se había especulado en algunos medios. Aclaró que el acuerdo legal establecía una manutención de 300 mil pesos mensuales, con un aumento del 30% cada seis meses. Sin embargo, la realidad distaba mucho de este acuerdo. Según Báez, durante su embarazo, L-Gante apenas le transfería 5 mil pesos para cubrir gastos básicos como las ecografías. Ni siquiera, aseguró, contó con una obra social durante la gestación, teniendo que recurrir a un hospital público para el parto.
La influencer remarcó que todos los gastos adicionales, como comida, ropa, pañales y paseos, corrían por su cuenta. “Nunca manejé dinero de él”, sentenció, desmintiendo cualquier versión que la vinculara con el manejo de las finanzas del cantante. Esta revelación pone en tela de juicio la responsabilidad económica de L-Gante con su hija y expone la difícil situación que enfrentan muchas madres solteras en Argentina.
Más allá del dinero: una relación tóxica
El descargo de Tamara Báez no se limitó a la cuestión económica. La joven también describió una relación tormentosa con L-Gante, marcada por constantes peleas y amenazas. “Estando embarazada ya teníamos peleas horribles. Volvía a vivir a lo de mi mamá cada tanto”, confesó. La influencer relató que el cantante solía ausentarse del hogar por largos períodos, inmerso en su creciente fama y vida nocturna. “Él empezó a salir, a disfrutar de su fama. Volvía a cualquier hora o al otro día”, detalló.
Báez también reveló que sus intentos por separarse eran frustrados por las amenazas de suicidio de L-Gante. “Siempre quise separarme, pero él me amenazaba con que se iba a matar. Siempre fue una relación tóxica”, aseguró. Este testimonio visibiliza una problemática mucho más profunda que la mera disputa económica, poniendo el foco en la violencia psicológica y la manipulación emocional dentro de la relación.
El silencio de L-Gante y la opinión pública
Hasta el momento, L-Gante no ha emitido ninguna declaración pública en respuesta a las acusaciones de su expareja. El cantante, que suele ser muy activo en redes sociales, ha mantenido un silencio inusual tras el descargo de Báez. Esta actitud ha generado aún más especulaciones y críticas en su contra, especialmente en un contexto donde la violencia de género y la responsabilidad parental son temas de debate público constante.
Las redes sociales se han convertido en un hervidero de opiniones encontradas. Mientras algunos usuarios expresan su apoyo incondicional a Tamara Báez y condenan la actitud de L-Gante, otros cuestionan la veracidad de sus dichos y la acusan de buscar fama a costa del cantante. La falta de una respuesta oficial por parte de L-Gante solo ha alimentado la polémica y ha dejado a la opinión pública dividida.
Las consecuencias de la revelación
El descargo de Tamara Báez ha generado un impacto significativo en la imagen pública de L-Gante. El cantante, que hasta ahora gozaba de una gran popularidad, especialmente entre el público joven, podría ver afectada su carrera por estas acusaciones. Marcas y sponsors podrían replantearse su vínculo con el artista, temiendo que la controversia afecte negativamente su imagen.
Más allá de las consecuencias para L-Gante, la revelación de Báez abre un debate importante sobre la responsabilidad económica de los padres separados y la necesidad de garantizar el bienestar de los niños. Su testimonio pone de manifiesto la vulnerabilidad de muchas mujeres que, tras una separación, deben afrontar solas la crianza de sus hijos con recursos limitados. Es crucial que la sociedad y las instituciones brinden el apoyo necesario a estas madres para que puedan garantizar el desarrollo integral de sus hijos.
El caso de Tamara Báez y L-Gante se convierte así en un ejemplo paradigmático de las complejidades que rodean las separaciones en el ámbito público, donde la exposición mediática amplifica los conflictos y las acusaciones. Más allá del escándalo, este caso nos invita a reflexionar sobre la importancia de la responsabilidad afectiva y económica en la crianza de los hijos, así como sobre la necesidad de erradicar la violencia de género en todas sus formas.
En los próximos días, se espera que la justicia intervenga para determinar la veracidad de las acusaciones y garantizar que la hija de Tamara Báez y L-Gante reciba la manutención que le corresponde. Mientras tanto, el caso continúa generando controversia y debate en la sociedad argentina.