El mundo se sorprendió. La Argentina, ausente en una ceremonia clave en el Vaticano. No se trata de cualquier evento: el 40 aniversario del Tratado de Paz y Amistad con Chile, un hito histórico sellado con la mediación papal. ¿Un simple error protocolar? ¡Ni hablar! Detrás de la ausencia del canciller Gerardo Werthein se esconde una bomba de tiempo de proporciones internacionales, un cóctel explosivo de tensiones entre el presidente Javier Milei, el Papa Francisco y el gobierno chileno.
El desplante que incendia las relaciones internacionales
La ausencia argentina fue un golpe bajo, un desplante que resonó con fuerza en los pasillos del Vaticano. El canciller chileno, Alberto van Klaveren, asistió, mientras que Argentina estuvo representada por el embajador ante la Santa Sede, Luis Beltramino, un sustituto de último momento. La explicación oficial: un ‘encontronazo’ entre Milei y el presidente chileno Gabriel Boric en la reciente cumbre del G20. Pero, ¿es toda la verdad?
Fuentes vaticanas, bajo anonimato por la delicadeza de la situación, sugieren que la tensión es mucho mayor. El problema no solo se limita a Chile. Las fuertes críticas del Papa a la represión de las protestas por la jubilación, el gas pimienta en vez de justicia social, calaron hondo. Se habla incluso de sobornos denunciados por un empresario argentino al propio Francisco.
El conflicto en Medio Oriente: otra grieta en la relación
El conflicto israelí-palestino también juega un papel fundamental. Milei, ferviente defensor de Israel, se opone frontalmente a las posturas del Papa. Su apoyo incondicional a Israel, su memorando para combatir el ‘terrorismo y las dictaduras’ en contraposición a un histórico acuerdo argentino-iraní, enardece aún más la atmósfera. La reciente decisión de la Corte Penal Internacional sobre Netanyahu solo empeora las cosas.
Las diferencias ideológicas son abismales. Mientras el Papa promueve la paz y el diálogo, Milei se alinea con las políticas más conservadoras y pro-israelíes. Este choque ideológico se refleja en el reciente libro sobre migraciones, con una frase que sugiere que Israel está cometiendo genocidio en Gaza, lo que provocó indignación en el gobierno argentino.
El futuro de la relación Argentina-Vaticano pende de un hilo
El futuro del viaje papal a Argentina, previsto para el primer semestre del 2025, está en duda. Aunque el Vaticano asegura que el viaje se mantiene, la falta de respeto mostrada por Milei es inaceptable. Se rumorea sobre una posible cancelación de la visita y la posibilidad de que el Papa demore su regreso a la Argentina, mientras las tensiones aumentan.
Ex cancilleres argentinos condenaron públicamente la decisión del gobierno Milei, mostrando un rechazo generalizado a esta afrenta diplomática. La imagen internacional de Argentina está muy deteriorada, y todo parece apuntar a que esto es solo el principio del conflicto.
El silencio de Milei: ¿estrategia o soberbia?
El silencio del gobierno argentino ante estas acusaciones es ensordecedor. ¿Es una estrategia para evitar una escalada mayor? ¿O simplemente se trata de soberbia presidencial? El tiempo dirá si esta ausencia fue una torpeza diplomática o una movida calculada. La tensión crece, los nervios se tensan, mientras el mundo observa el cisma entre Argentina y el Vaticano.
Por ahora, un simple sustituto ocupará el lugar de Argentina en este acto fundamental para la paz regional. Sin embargo, las consecuencias podrían trascender la geografía y perdurar en el tiempo. Lo que quedó claro es que la Argentina de Milei parece decidida a enfrentarse al Papa y al mundo entero.
Y mientras tanto, las dudas persisten. ¿Cuáles son las verdaderas razones del desplante? ¿Hasta dónde llegará esta tensión entre Milei y Francisco? ¿Se recompondrán las relaciones en el corto plazo, o este incidente provocará una profunda ruptura diplomática con consecuencias impredecibles?