La reciente apreciación del peso argentino tras la asunción de Javier Milei como presidente ha generado un debate en la economía del país. Mientras algunos celebran el achicamiento de la brecha cambiaria y la reducción de la inflación, otros advierten sobre un posible problema latente: la pérdida de competitividad del sector exportador y la creciente dificultad para las empresas argentinas.
El contexto: una devaluación inicial y la caída del dólar paralelo
El gobierno de Milei inició su gestión con una fuerte devaluación del peso, llevando el tipo de cambio oficial a $800. Si bien esta medida se justificó como necesaria para alinear el tipo de cambio con la realidad económica y fomentar la producción, el impacto inmediato fue un aumento considerable de la inflación. Sin embargo, esta medida tuvo un efecto notable en la reducción de la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el dólar blue (paralelo), que pasó del 157% al 13% en pocos meses.
Esta reducción de la brecha, sin precedentes en el contexto de un cepo cambiario, es un logro destacado que ha generado confianza en el mercado. Sin embargo, se debe notar que el éxito del gobierno en la reducción de la brecha cambiaria se debió en gran parte a intervenciones en los mercados paralelos utilizando una porción considerable de las exportaciones, según indican algunos analistas. Esto implica un costo a considerar en la evaluación de la estrategia en su totalidad.
La otra cara de la moneda: pérdida de competitividad y aumento de importaciones
A pesar de las buenas noticias en el frente cambiario, la apreciación del peso ha generado preocupaciones sobre la competitividad de la economía argentina. El sector exportador se ha visto afectado por un menor poder adquisitivo de la moneda nacional, que dificulta la competencia con productos de otros países. Esto se ha manifestado en una disminución de las exportaciones y, simultáneamente, un incremento de las importaciones, lo que podría impactar negativamente en la balanza comercial.
Además, la apreciación del peso ha hecho que viajar al exterior y realizar compras en el exterior sean más accesibles para los argentinos, lo que, si bien puede ser visto como positivo para el turismo, puede ser perjudicial para el consumo interno y la economía local. Se observa un aumento en el turismo de compras hacia países vecinos, particularmente Chile, donde se pueden encontrar precios significativamente más bajos para algunos productos.
Perspectivas de analistas financieros
Economistas con diferentes posturas analizan la situación. Algunos sostienen que la apreciación del peso es un paso positivo que, de mantenerse en un ritmo que controle la inflación, permitirá mayor estabilidad y generará un clima de confianza en la economía. Otros, por el contrario, consideran que esta apreciación es un claro indicio de una pérdida de competitividad a largo plazo para las empresas argentinas y podría convertirse en un factor inestabilizador en el futuro.
Christian Buteler, analista financiero, señala que el gobierno tuvo que recurrir a medidas extraordinarias para controlar la brecha cambiaria, lo que implica un costo económico que debe analizarse detalladamente. Por otro lado, Francisco Ritorto, economista de ACM, destaca el equilibrio fiscal y la credibilidad del gobierno como factores que han ayudado a sostener la apreciación cambiaria, aunque advierte sobre la posible reactivación de la presión cambiaria si el ritmo de devaluación queda por debajo de la inflación.
El debate sobre el atraso cambiario
El gobierno, hasta el momento, se ha mantenido firme en negar la existencia de un “atraso cambiario.” Sin embargo, economistas de diferentes posturas plantean argumentos que indican lo contrario, y se espera una eventual reactivaría de la inflación producto de una mayor emisión monetaria que pueda afectar la estabilidad del tipo de cambio. Esta postura contrasta con la estrategia del gobierno de mantener un “crawling peg” (devaluación lenta y gradual) para intentar domar la inflación sin sacrificar la estabilidad cambiaria.
El presidente Milei ha defendido en repetidas ocasiones esta política, utilizando un discurso crítico y en ocasiones agresivo hacia quienes cuestionan su gestión económica. Esta defensa de la política oficial a pesar de las preocupaciones de distintos sectores económicos muestra la convicción del gobierno en su estrategia, mientras pone en relieve la necesidad de una constante evaluación y adaptación de las medidas según se presenten los diferentes desafíos económicos.
Desafíos a futuro
Mantener la apreciación del peso sin afectar gravemente al sector exportador es el desafío clave del gobierno de Milei. Esto podría requerir la implementación de políticas que impulsen la competitividad, como la reducción de impuestos, la inversión en infraestructura, o la mejora en la eficiencia del sector público. Además, se debe prestar atención a la evolución de la inflación y ajustar el ritmo de la devaluación en consecuencia.
La sostenibilidad de este modelo económico dependerá, en gran parte, del ingreso de dólares al país. Esta afluencia podría provenir de acuerdos con organismos internacionales como el FMI, o de la implementación de una agresiva política de privatizaciones. La inestabilidad política, con la posible vuelta al poder del kirchnerismo, agrega un factor de incertidumbre al panorama, lo cual afectará considerablemente las estrategias y decisiones económicas a futuro.
¿éxito o problema latente?
En resumen, la apreciación del peso argentino presenta una imagen mixta. Por un lado, se observa una reducción de la brecha cambiaria y una disminución de la inflación, lo cual puede interpretarse como un éxito. Por otro, existe una gran preocupación por la pérdida de competitividad del sector exportador y las consecuencias negativas de las políticas que se han implementado para mantener el equilibrio económico actual. La capacidad del gobierno para enfrentar estos desafíos y mantener la estabilidad económica será clave para el futuro de Argentina.
La respuesta a la pregunta planteada en el título —¿éxito económico o problema latente?— solo se podrá contestar de manera definitiva con el tiempo. La eficacia de la política actual dependerá de la evolución económica y de la capacidad del gobierno de implementar las medidas necesarias para asegurar un crecimiento sostenible y una distribución justa de los recursos.