Imagina una noche de fiesta que te lleva al borde del abismo. Para Paige y Beth, la ketamina prometía ser una vía de escape, pero se convirtió en una pesadilla que transformó sus cuerpos en campos de batalla. Sus historias, marcadas por el dolor y la desesperación, revelan el devastador impacto de esta droga en la salud de los jóvenes.
Paige: Atrapada en un Cuerpo que se Desvanece
Paige Collins, de 25 años, Havant, Inglaterra, sufre de intensos dolores abdominales producto del consumo de ketamina. Su vejiga se ha reducido al tamaño de un vaso de tequila, obligándola a ir al baño hasta 50 veces al día, cada visita una tortura.
A los 19 años, la curiosidad la llevó a probar la ketamina en fiestas. Lo que empezó como algo ocasional se convirtió en una adicción que consumía entre 5 y 10 gramos diarios, una costumbre que le costaba alrededor de 1200 dólares al mes. Los primeros síntomas no tardaron en aparecer: necesidad frecuente de orinar y un dolor abdominal insoportable. Pero lo más aterrador fue orinar “gelatina”, el revestimiento de su vejiga desprendiéndose.
“Ya me dijeron que el daño es irreversible. No hay nada que pueda hacer para que mi vejiga vuelva a ser como antes.”
Ahora, Paige se somete a instilaciones de vejiga para aliviar el dolor y tratar de estirar el órgano. Cada día es una lucha contra un cuerpo que se desvanece, un recordatorio constante de las consecuencias de su adicción.
Beth: Viviendo al Límite con una Vejiga Enferma
Beth, una joven de unos 20 años, comparte una realidad similar. “No puedo caminar 50 metros sin tener que sentarme o correr al baño”, confiesa a la BBC, describiendo una vida limitada por la urgencia constante.
La ketamina se convirtió en su refugio tras eventos traumáticos. “Es sólo un poco de escapismo. Desafortunadamente, después de algunas cosas que han sucedido en mi vida y que me han llevado a tomar estas decisiones, y el trastorno de estrés postraumático, también sufro [con mi] salud mental”, explica. “La ketamina fue una suerte de refugio”.
Este escape tuvo un precio altísimo. Un tumor benigno creció en su vejiga y tuvo que ser extirpado. Además, durante un estudio en el hospital, vio la droga flotando en su orina, una imagen impactante del daño que se estaba infligiendo.
Pagan: Renacer de las Cenizas de la Adicción
Pagan, de Oxfordshire, es un faro de esperanza en medio de la oscuridad. Tras 12 años de adicción a la ketamina, logró recuperarse y ahora ayuda a otros a desintoxicarse. Su historia es un testimonio de resiliencia y la posibilidad de un nuevo comienzo.
En su peor momento, consumía más de 10 gramos diarios. “Me quería morir, sí, simplemente ya no quería estar viva”, recuerda. La adicción le arrebató la custodia de su hija. Sin embargo, tras una cirugía de vejiga y rehabilitación, Pagan encontró la fuerza para dejar la ketamina.
El camino fue arduo, pero contó con el apoyo de Turning Point, donde ahora es mentora voluntaria. Su historia demuestra que nunca es tarde para buscar ayuda y transformar el dolor en un propósito.
Ketamina: El Enemigo Silencioso que Destruye Vejigas
La ketamina, un anestésico usado en medicina humana y veterinaria, se ha popularizado como droga recreativa por sus efectos alucinógenos. Clasificada como droga de clase B, su consumo, posesión, fabricación y venta son ilegales. El peligro radica en la rápida tolerancia que genera, obligando a los usuarios a aumentar la dosis para sentir el mismo efecto.
Este consumo crónico daña el revestimiento de la vejiga, provocando su encogimiento y una serie de problemas graves:
- Necesidad frecuente de orinar
- Infecciones
- Sangrado
- Obstrucciones
- Incontinencia
El Diagnóstico de la ‘Vejiga de Ketamina’
El doctor Mohammed Belal, de la Asociación Británica de Cirujanos Urológicos, está creando una guía para detectar los signos de la “vejiga de ketamina”. Según Belal, el aumento en el consumo de ketamina ha provocado una explosión de jóvenes con problemas urinarios.
“La ketamina destruye el revestimiento de la vejiga y eso puede tener consecuencias muy graves. Hemos notado muchos pacientes jóvenes con problemas graves de vejiga que no esperaríamos ver hasta que sean mucho mayores”.
Los afectados pueden sentir la necesidad de orinar cada media hora, interfiriendo gravemente en sus vidas. El daño puede ser irreversible, requiriendo tratamientos dolorosos y, en algunos casos, cirugías mayores.
Un Llamado a la Acción: Hay Esperanza y Ayuda Disponible
Las historias de Paige, Beth y Pagan son un grito de atención sobre las devastadoras consecuencias de la adicción a la ketamina. Es crucial crear conciencia, promover la prevención y ofrecer tratamiento.
Si tú o alguien que conoces está luchando contra esta adicción, no dudes en buscar ayuda. Hay organizaciones, servicios de salud mental y hospitales listos para brindar el apoyo necesario. Recuerda, la recuperación es posible. Busca ayuda ahora y comparte esta historia para que otros puedan encontrar una salida.