¿Cuánto vale la vida de una mujer amenazada de muerte? En Córdoba, la respuesta es un año de prisión para sus protectores negligentes. La negligencia policial siega una vida: el caso de Giuliana Silva, brutalmente asesinada en 2019 tras ser ignoradas sus denuncias y la falta de acción de los agentes encargados de su seguridad. Dos policías han sido condenados por su omisión, una herida que clama justicia en una sociedad harta de femicidios evitables.
El Contexto de las Amenazas
Giuliana Silva, una joven madre, no era una desconocida para el sistema judicial. Vivía con el constante temor de ser víctima de la violencia de género, tras denunciar repetidamente a su ex pareja, Rodolfo Tissera, por amenazas de muerte. A pesar de las múltiples denuncias, las medidas de protección ordenadas por la justicia eran sistemáticamente violadas por Tissera. Su historia es un crudo ejemplo de cómo la falta de protección efectiva puede llevar a un desenlace fatal.
El caso de Giuliana era ‘una muerte anunciada’
La Noche del Femicidio
La noche del 7 de julio de 2019, la tragedia se consumó. Tissera, en un acto de barbarie, sorprendió a Giuliana y la asesinó a balazos en su propio hogar, en barrio Suárez de la ciudad de Córdoba. La joven no tuvo oportunidad de defenderse, ni siquiera de activar el botón antipánico que le había sido asignado. Su muerte dejó al descubierto las fallas del sistema y la falta de compromiso de quienes debían protegerla.
El Juicio a los Policías
La Cámara Décima del Crimen de Córdoba, actuando como jurado popular, declaró culpables a Hugo Javier Maza y José Ramón Guevara, los policías responsables de no haber cumplido con la orden de custodia en el domicilio de Giuliana. Maza fue condenado a un año y cinco meses de prisión efectiva, mientras que Guevara recibió una pena de un año y ocho meses. Ambos fueron inhabilitados para ejercer cargos públicos por el doble de tiempo de la condena.
La condena, aunque histórica, ha generado controversia. ¿Es suficiente un año y medio de prisión para resarcir la pérdida de una vida? ¿Es justo que quienes juraron proteger a la ciudadanía sean castigados con una sanción que parece insignificante en comparación con el daño causado? Estas son preguntas que exigen una profunda reflexión.
Se ha arribado a una sentencia justa, que pretende sentar un precedente para evitar futuros casos que, ante incumplimientos de estas órdenes de consigna policial, quede liberado el campo para estos hechos de violencia contra las mujeres”, declaró el fiscal Gustavo Arocena.
Las Voces de la Indignación
Familiares y activistas han expresado su dolor, rabia y frustración ante la injusticia. La sensación de que la vida de Giuliana no fue valorada lo suficiente resuena en cada declaración.
La Inefectividad del Botón Antipánico
Giuliana Silva contaba con un botón antipánico, una herramienta que se suponía debía protegerla en caso de emergencia. Sin embargo, la noche de su femicidio, el botón no sirvió de nada. La joven no tuvo tiempo de activarlo, o quizás, la ayuda llegó demasiado tarde. Este hecho pone en evidencia las limitaciones de este tipo de dispositivos y la necesidad de complementarlos con otras medidas de protección más efectivas.
Es fundamental que se revisen los protocolos de actuación en casos de violencia de género y que se garantice que los botones antipánico estén conectados a un sistema de respuesta rápida y eficiente. No basta con entregar el dispositivo a la víctima, es necesario asegurarse de que la ayuda llegue a tiempo para evitar tragedias como la de Giuliana.
La Condena del Femicida
Rodolfo Tissera, el femicida de Giuliana Silva, fue condenado a prisión perpetua en un juicio abreviado en junio de 2021. Si bien la pena representa un castigo ejemplar, no devuelve la vida a la joven ni alivia el dolor de su familia. La perpetua es un consuelo a medias, una señal de que la justicia, aunque tardía, ha llegado para castigar al culpable.
El caso de Giuliana Silva debe servir como un recordatorio constante de la necesidad de redoblar los esfuerzos para erradicar la violencia de género y proteger a las víctimas. No podemos permitir que la indiferencia y la negligencia sigan siendo cómplices de los femicidios.
En memoria de Giuliana, y de todas las mujeres que han sido víctimas de la violencia machista, debemos exigir justicia, pero también debemos comprometernos a construir una sociedad más justa e igualitaria, donde todas las personas puedan vivir libres de miedo y violencia. Apoya a organizaciones locales, denuncia casos de violencia, o exige mayor rendición de cuentas a las autoridades.