La noche del martes pasado, la tranquilidad de un barrio privado en Tafí Viejo, Tucumán, se vio abruptamente interrumpida por un violento episodio que ha conmocionado a la comunidad. Una familia, liderada por el reconocido abogado y empresario Andrés Ostengo, fue víctima de un ataque perpetrado por un grupo comando armado, lo que ha desatado la alarma y una serie de interrogantes sobre la seguridad en la zona. El silencio de la noche fue roto por gritos desesperados: “¡Hay gente en la casa, corran!”, una advertencia que se transformaría en el inicio de una pesadilla.
Una cena familiar convertida en una escena de terror
La familia Ostengo disfrutaba de una cena tranquila en la cocina de su hogar, ajena a la amenaza que se cernía sobre ellos. Eran cerca de las 21:50 horas cuando la voz de la madre, llena de pánico, alertó a su esposo Andrés y a sus dos hijos adolescentes de 15 años sobre la presencia de intrusos en la propiedad. La reacción inmediata fue la de huir hacia el jardín trasero, buscando refugio en la oscuridad de la noche. Sin embargo, al llegar allí, se encontraron cara a cara con cinco figuras encapuchadas, armadas con pistolas 9 milímetros y con guantes negros que ocultaban sus identidades. El terror se apoderó de la escena.
En medio del caos y la confusión, la familia se dispersó, cada uno corriendo en una dirección diferente en un intento desesperado por escapar. Andrés Ostengo logró llegar a la casa de un vecino, mientras que su esposa y sus hijos buscaron protección en la garita de seguridad de un country cercano. Los gritos de auxilio y los ladridos incesantes del pequeño caniche de la familia resonaron en la noche, finalmente ahuyentando a los atacantes, quienes se dieron a la fuga sin lograr su objetivo, cualquiera que este haya sido.
Un escape milagroso, un misterio por resolver
Afortunadamente, la familia Ostengo logró escapar ilesa del violento incidente. Sin embargo, el trauma psicológico y la incertidumbre sobre lo sucedido persisten. ¿Fue un intento de robo? ¿O se trató de algo más siniestro, como un secuestro frustrado? Estas son las preguntas que ahora se plantean los investigadores, quienes trabajan contrarreloj para esclarecer los hechos.
Álvaro Zelarayán, abogado del empresario Ostengo, ha proporcionado detalles cruciales sobre el caso. Las cámaras de seguridad, tanto de la vivienda como del barrio, registraron todo el incidente, proporcionando valiosas pistas para la investigación. “Hay elementos sospechosos que las imágenes permiten analizar con detalle”, afirmó Zelarayán, sugiriendo que los movimientos de los atacantes denotan un alto grado de preparación y entrenamiento táctico, lo que ha llevado a especular sobre la posibilidad de que se trate de profesionales, quizás vinculados a alguna fuerza de seguridad.
Las pistas apuntan a un posible secuestro
Las extrañas circunstancias que rodean el ataque, sumadas a la precisión y la violencia con la que actuaron los delincuentes, han llevado a los investigadores a considerar seriamente la hipótesis de un intento de secuestro. El hecho de que no se hayan llevado ningún objeto de valor, a pesar de tener acceso a computadoras, tablets y teléfonos celulares, refuerza esta teoría. Además, la forma en que ingresaron a la propiedad, por el dormitorio principal, y la distribución de los atacantes dentro de la casa sugieren un plan premeditado que iba más allá de un simple robo.
La fiscalía, a cargo del Dr. Carlos Picón, ha calificado el caso como “grave” y se encuentra trabajando en conjunto con la policía para analizar las pruebas y recopilar testimonios que permitan dar con los responsables. La comunidad de Tafí Viejo, por su parte, permanece en estado de alerta y exige respuestas ante este hecho que ha sacudido la percepción de seguridad en la zona. La incertidumbre y el temor se han instalado en los vecinos, quienes esperan que la justicia actúe con rapidez y eficacia para esclarecer este caso y llevar tranquilidad a la población.
El hermetismo rodea la investigación, pero las preguntas se multiplican. ¿Quiénes son estos individuos altamente entrenados que irrumpieron en la tranquilidad de un barrio privado? ¿Cuál era su verdadero objetivo? ¿Qué implicaciones tiene este caso para la seguridad de la provincia? Solo el tiempo y el trabajo de los investigadores podrán develar el misterio que envuelve a este violento episodio. Mientras tanto, la familia Ostengo intenta reconstruir su vida tras el trauma vivido, con la esperanza de que la justicia les brinde las respuestas y la seguridad que necesitan.
El caso ha generado un debate sobre la seguridad en los barrios privados, que tradicionalmente se consideran refugios seguros frente a la creciente inseguridad. La vulnerabilidad demostrada en este incidente ha puesto en cuestionamiento la eficacia de las medidas de seguridad implementadas en estos complejos residenciales y ha generado preocupación entre los residentes, quienes ahora se preguntan si realmente están a salvo dentro de los muros que supuestamente los protegen. La investigación en curso deberá determinar si hubo fallas en el sistema de seguridad del country que permitieron el ingreso de los delincuentes, y si es necesario implementar medidas adicionales para prevenir futuros incidentes.
Más allá de las especulaciones, lo cierto es que este caso ha dejado al descubierto una realidad preocupante: la inseguridad no conoce fronteras y puede alcanzar incluso a aquellos que viven en zonas supuestamente protegidas. La sensación de vulnerabilidad se ha extendido por la comunidad, generando un clima de temor e incertidumbre. La justicia tiene la responsabilidad de esclarecer los hechos y llevar a los responsables ante la ley, pero también es crucial que las autoridades tomen medidas para reforzar la seguridad en la zona y prevenir futuros ataques.
El perfil del empresario Andrés Ostengo también ha añadido una capa de complejidad al caso. Su trabajo como abogado, vinculado a la gestión de importantes sumas de dinero para empresas nacionales y provinciales, ha llevado a especular sobre la posibilidad de que el ataque esté relacionado con sus actividades profesionales. Sin embargo, hasta el momento no se ha confirmado ninguna hipótesis y la investigación continúa explorando todas las líneas posibles. La policía se encuentra analizando las imágenes de las cámaras de seguridad, buscando identificar a los atacantes y determinar si pertenecen a alguna organización criminal o si se trata de un grupo independiente.