¡Indignante! La masacre de inocentes en Gaza ha desatado la furia de intelectuales y artistas argentinos, quienes no se callan ante la barbarie. En una carta explosiva, firmada por mil valientes, denuncian el “mayor infanticidio del siglo” y exigen el fin de la violencia. ¡No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras los niños son asesinados! ¡Basta de silencio cómplice! Únete a la indignación y alza tu voz contra esta atrocidad.
La élite cultural argentina ruge contra la barbarie en Gaza
Un ejército de escritores, artistas, músicos y pensadores argentinos, liderados por figuras como Mempo Giardinelli, Luis Scafati y María Teresa Andruetto, han lanzado un grito desgarrador al mundo. Su carta abierta, un verdadero misil contra la indiferencia, denuncia el horror que se vive en Gaza, donde miles de niños han sido masacrados por la maquinaria de guerra israelí. No se trata de un simple llamado a la paz, es una acusación directa contra la complicidad internacional que permite que este genocidio continúe.
Las palabras de estos referentes culturales son como dagas que atraviesan el corazón de la hipocresía. “La literatura para la infancia no puede desviar la mirada ante este horror”, sentencian, exigiendo que autores israelíes y organismos de derechos humanos rompan el silencio cómplice y se unan a la condena. El mundo entero debe saber lo que está sucediendo en Gaza: un baño de sangre inocente que clama justicia.
¡Basta de matar chicos en Gaza! El planeta entero debe exigir al régimen genocida de Netanyahu que deje de asesinar niños. Lo demás es cuento”, sentencia Mempo Giardinelli.
Pero la indignación no se limita a las fronteras argentinas. Desde Uruguay hasta España, pasando por México e Italia, las voces de apoyo se multiplican, creando un coro internacional que exige el fin de la masacre. La Organización Internacional para el Libro Infantil y Juvenil (IBBY) se ha sumado al clamor, demandando un alto al fuego inmediato y el cese de las operaciones militares en Gaza y Cisjordania. La presión internacional se intensifica, poniendo contra las cuerdas a los responsables de esta tragedia.
La hipocresía del “antisemitismo”: un escudo para la barbarie
Con una valentía admirable, los firmantes de la carta enfrentan la infame acusación de “antisemitismo” que suele utilizarse para silenciar cualquier crítica a las acciones del gobierno israelí. David Wapner, escritor argentino residente en Israel, lo dice sin tapujos: “Es una táctica extorsiva que apela a la manipulación de la memoria del Holocausto”. No se puede permitir que el recuerdo del horror nazi se utilice para justificar nuevas atrocidades. Criticar al Estado de Israel no es odiar al pueblo judío, es denunciar la barbarie, venga de donde venga.
Luis Scafati, reconocido dibujante, se suma a la denuncia: “Te etiquetan de ‘antisemita’ para callarte. El planeta tiene mentalidad futbolera”. La verdad es que el miedo a ser etiquetado ha paralizado a muchos, pero la gravedad de la situación en Gaza exige romper el silencio. No podemos permitir que la corrección política nos convierta en cómplices de un crimen contra la humanidad. El silencio es cómplice, la verdad es revolucionaria.
El silencio es cómplice, la verdad es revolucionaria.
Matías Trillo, con la crudeza de un cirujano que describe una herida abierta, señala: “Hay un asesinato masivo de chicos encerrados. Estos millones de toneladas de ruinas y de chicos van a quedar ahí señalándonos nuestra propia indiferencia”. La imagen es desgarradora, un recordatorio brutal de nuestra responsabilidad como ciudadanos del mundo. No podemos mirar para otro lado, la sangre de esos niños nos mancha a todos.
Infanticidio sin culpa: la decepción de la humanidad
Istvansch, con la honestidad brutal que lo caracteriza, expresa la desazón que muchos sentimos: “Este infanticidio es la cumbre de una enorme decepción que siento hacia la humanidad. Hemos fallado”. La masacre de niños en Gaza no es un hecho aislado, es el síntoma de una enfermedad global, una podredumbre moral que nos corroe como sociedad. ¿Cómo hemos llegado a un punto en el que la vida de un niño vale tan poco?
Mientras el mundo se llena la boca con discursos de paz y derechos humanos, en Gaza se perpetra un horror sin nombre. La hipocresía de la comunidad internacional es abrumadora, su inacción es criminal. ¿Hasta cuándo seguiremos tolerando esta barbarie? ¿Hasta cuándo permitiremos que los niños sean las víctimas de la locura de los adultos? La respuesta, como siempre, está en nosotros. Es hora de alzar la voz, de exigir justicia, de no callar ante la barbarie. El futuro de la humanidad depende de ello.