En un mundo ahogado en plástico, la búsqueda de alternativas sostenibles para el envasado de productos se ha convertido en una prioridad. La innovación en materiales biodegradables se presenta como una solución prometedora, con ejemplos notables como el desarrollo de envases a base de corteza de árbol y el sorprendente uso del carozo de palta para la conservación de alimentos.
Bpacks: La revolución de la corteza de árbol
La startup británica Bpacks ha dado un paso audaz al crear un envase biodegradable utilizando la corteza de árbol como materia prima principal. Este material, compuesto en un 80% por subproductos industriales, no solo es compostable, sino que también posee propiedades antibacterianas que extienden la vida útil de los alimentos perecederos hasta en siete días.
Esta innovación, que ha recibido una financiación pre-semilla de 1 millón de euros, se presenta como una alternativa viable al plástico en diversos sectores, desde la alimentación hasta la cosmética. Su compatibilidad con la maquinaria industrial existente facilita su adopción por parte de los fabricantes, sin necesidad de grandes inversiones.
La alianza de Bpacks con la cadena minorista Gomex, con más de 300 tiendas en el sur de Europa, demuestra el interés del mercado por este tipo de envases sostenibles.
Según Dimitrije Stojanović, CEO de Gomex, esta iniciativa se alinea con los principios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) de la empresa y establece un nuevo estándar de sostenibilidad en la industria.
Del carozo de palta al envoltorio inteligente
Desde Singapur, científicos de la Universidad Tecnológica de Nanyang (NTU) sorprenden con un envoltorio biodegradable creado a partir del carozo de palta. Este film, además de ser ecológico, tiene la capacidad de detectar el deterioro de los alimentos cambiando de color.
La clave reside en la combinación de la cáscara y el carozo de palta, ricos en antioxidantes y antibacterianos, con almidón de durián y yaca para mayor resistencia. La perseorangina, un compuesto de la palta, reacciona a los cambios de pH producidos por la descomposición de los alimentos, haciendo que el envoltorio pase de amarillo translúcido a marrón oscuro cuando el alimento ya no es apto para el consumo.
Esta innovación no solo previene enfermedades al alertar sobre alimentos en mal estado, sino que también contribuye a reducir el desperdicio de alimentos, un problema global con enormes implicaciones económicas y ambientales.
El futuro del packaging: sostenible y funcional
Estas innovaciones demuestran que el futuro del packaging se inclina hacia soluciones sostenibles y funcionales. La corteza de árbol y el carozo de palta, antes considerados desechos, se transforman en recursos valiosos para la creación de envases que no solo protegen los productos, sino que también cuidan el planeta.
El creciente interés de los consumidores por productos ecológicos y la presión sobre las empresas para reducir su huella ambiental impulsan la investigación y el desarrollo en este campo. La biodegradabilidad, la compostabilidad y la capacidad de extender la vida útil de los alimentos son características cada vez más demandadas en el packaging.
La economía circular, basada en la reutilización y el reciclaje de materiales, se consolida como un modelo de producción clave para un futuro sostenible.
Iniciativas como las de Bpacks y la NTU demuestran que la innovación y la creatividad pueden ofrecer soluciones sorprendentes a los desafíos ambientales, transformando desechos en recursos y contribuyendo a un mundo más limpio y responsable.
El mercado global de envases rígidos, valorado en 218 mil millones de dólares en 2023, está en constante crecimiento y se espera que alcance los 366 mil millones en 2034. Al mismo tiempo, el segmento emergente de envases fabricados a partir de residuos de madera tiene el potencial de generar más de 100 mil millones de euros en los próximos años.
Bpacks planea expandir sus operaciones con la construcción de una planta de fabricación en 2025 y la apertura de instalaciones en España, proyectando ingresos superiores a 40 millones de euros para 2028.