En un hecho que conmocionó a la sociedad argentina y generó un debate feroz en redes sociales, una pareja de golfistas fue imputada por agredir salvajemente a una mujer en un campo de Pinamar. El caso, que comenzó a tomar trascendencia tras la viralización de videos del brutal ataque, expone una vez más la problemática de la discriminación y la violencia en nuestra sociedad.
El salvaje ataque: palos de golf como armas
Según testigos, Silvia Lopresti, una mujer de 61 años oriunda de La Plata, fue atacada por Celeste López y Mariano Girini mientras compartía un mate con una amiga en el exclusivo club de golf Links Pinamar. La pareja, aparentemente irritada por la presencia de Lopresti y su amiga, descargó su furia a palazos, dejando a la víctima con heridas y hematomas en diversas partes del cuerpo.
Los videos que circulan en redes muestran la brutalidad del ataque. La furia descontrolada de López, quien no dudó en utilizar los palos de golf como armas, causó indignación y repudio en todo el país. “Me pegaron como a una rata”, declaró Lopresti a la prensa, describiendo la impactante escena en la que la pareja la insultó con expresiones racistas y clasistas, recalcando la diferencia entre un campo de golf y una plaza del conurbano.
Imputados y reacciones: la indignación social
Tras la viralización del video y la denuncia de Lopresti, el fiscal Juan Pablo Calderón imputó a la pareja por lesiones leves. Si bien esta calificación generó polémica y críticas, sobre todo porque resta relevancia al nivel de agresión física perpetrada, se les impuso la medida cautelar de prohibición de acercamiento a la víctima. ¡Lesiones leves! ¿Qué es eso cuando vemos a esta mujer con tremendas marcas en el cuerpo?
La noticia desató la furia de muchos ciudadanos, quienes salieron a cuestionar la decisión judicial y a manifestar su repudio a la violencia. El lunes, la farmacia de Girini, ubicada en el barrio del golf, fue custodiada por varios móviles policiales tras rumores de un posible escrache, mientras que el comercio permaneció cerrado. En un comunicado, la familia se excusó por el cierre temporal debido a amenazas de muerte.
Por su parte, el club Links Pinamar emitió un comunicado contundente, condenando el hecho y suspendiendo a los agresores hasta que la justicia resuelva la cuestión. Es hipócrita la posición del club. Mientras tanto, la discusión pública giró en torno a la calificación de la agresión, que muchos calificaron como insuficiente ante la brutalidad del ataque.
Testimonios que complicaron a los agresores
Las declaraciones de los testigos que presenciaron el ataque, incluyendo la amiga de Lopresti y el hombre que grabó el video, resultaron cruciales para la causa. Los testimonios coincidieron en señalar a López como la autora de los golpes y describieron la violencia del ataque. Esta evidencia, sumada a las declaraciones de Lopresti, complican la situación judicial de la pareja imputada.
El hombre que grabó el video capturó momentos cruciales que demuestran la violencia extrema perpetrada por la pareja de golfistas. A pesar de que no muestra el momento exacto del ataque, se ve la situación posterior al golpe, con Lopresti herida y pidiendo auxilio. La escena es absolutamente impactante y revela la frialdad con la que actuaron los agresores, sin la más mínima empatía ni remordimiento.
El hecho de que la farmacia de Girini, un establecimiento de referencia en la zona, haya permanecido cerrada por miedo a escraches habla por sí solo. Esto refleja no sólo la bronca social, sino el gran temor de los responsables a que se revele lo que realmente son.
El caso, un reflejo de la discriminación y la impunidad
Si bien la justicia avanza, aún queda mucho por hacer para combatir la discriminación y la impunidad en nuestra sociedad. El caso de Pinamar, al igual que otros similares, puso el foco en una problemática social compleja y expuso la necesidad de un cambio cultural profundo. El mensaje clasista y racista de la agresora: “Esto no es Ostende, vayan al Conurbano a tomar mate, negras ratas”, grafica lo que queremos combatir, y mucho.
Es fundamental que estos actos de violencia queden registrados en la memoria colectiva, y que se tome conciencia de lo importante que es proteger a las personas contra cualquier forma de discriminación. Debemos seguir exigiendo justicia para Lopresti y continuar trabajando para que casos como este no vuelvan a repetirse.