La venta de Impsa a la empresa estadounidense ARC Energy ha generado gran interés en el ámbito económico argentino, no solo por el fin de la gestión estatal, sino también por el misterioso rol de inversores venezolanos en la operación. La transacción, que aún se encuentra en sus etapas finales, ha estado rodeada de especulaciones y preguntas que buscan desentrañar los detalles de este complejo acuerdo.
Detalles de la transacción
El acuerdo implica la transferencia de las participaciones de la Nación y de la provincia de Mendoza en Impsa a ARC Energy, una compañía norteamericana especializada en servicios para la industria de petróleo y gas. A pesar de que el proceso oficial de cesión se formalizará entre el 8 y el 10 de diciembre, representantes de ARC Energy ya han realizado varias visitas a la sede de Impsa para delinear los planes futuros de la empresa.
Según el cronograma establecido, el 30 de noviembre se publicará la resolución de adjudicación, y antes del 10 de diciembre se firmará el acuerdo definitivo. Este rápido avance se debe, en parte, al interés del gobierno actual en cerrar esta ‘privatización’ antes del fin de año, a pesar de que solo se recibió una oferta en la licitación internacional.
El rol de los inversores venezolanos
Si bien la transacción involucra principalmente a una firma estadounidense, fuentes consultadas destacan la fuerte participación de inversores venezolanos detrás de la compra. Aunque la información es escasa, se maneja la posibilidad de que estos inversores aporten una parte significativa del capital necesario para la reestructuración de la compañía, estimada en 27 millones de dólares.
Este dato adquiere especial relevancia si consideramos que algunos de los problemas financieros de Impsa comenzaron en 2013, debido a las dificultades para cobrar a CORPOELEC, una empresa estatal eléctrica venezolana. En su último balance, Impsa indica que el 94.95% de su saldo de créditos por ventas al 30 de septiembre de 2024 se debía a contratos con CORPOELEC, lo que indica una significativa dependencia económica del país latinoamericano.
De hecho, existe cierto hermetismo en cuanto a las fuentes de financiamiento. Se especula sobre la utilización de un préstamo utilizando las propias instalaciones de Impsa como garantía hipotecaria, aunque esta información no se ha confirmado oficialmente. La opacidad en torno a la financiación solo agrega más misterio a esta ya compleja transacción.
El futuro de Impsa
La compra de Impsa por ARC Energy es un evento trascendente que reconfigura el panorama industrial argentino. La deuda de Impsa, estimada en alrededor de 600 millones de dólares, y un patrimonio neto negativo, plantean un desafío considerable para los nuevos propietarios. Sin embargo, el Industrial Acquisitions Fund (IAF), el vehículo de inversión que impulsa la adquisición, se presenta como una entidad dedicada a la reorganización financiera, la modernización tecnológica y la expansión global de empresas en los sectores de energía e infraestructura.
El IAF inyectará 27 millones de dólares en dos cuotas anuales para capitalizar la empresa y cumplir con sus obligaciones financieras. Este aporte, junto con las acciones de reestructuración propuestas por la empresa compradora, permitirá determinar si la nueva gestión puede revertir la situación crítica que enfrenta Impsa, manteniendo su fuerza laboral de 700 empleados y cumpliendo sus contratos. Aunque el panorama presenta desafíos, el plan de reestructuración promete una inversión en modernización tecnológica, generando esperanzas de que se pueda recuperar la empresa.
Consideraciones Finales
La venta de Impsa presenta una mezcla de factores que incluyen el interés de un inversor estadounidense, un posible importante aporte de capital por parte de inversores venezolanos y una estructura de financiamiento que aún genera incertidumbre. Las próximas semanas serán cruciales para observar cómo se materializa la reestructuración de la empresa y si efectivamente se podrá consolidar la recuperación financiera y operativa de Impsa. La evolución de la situación dependerá del éxito del plan de la IAF, y del efectivo manejo de los retos financieros y operativos que enfrentará la compañía en el futuro. El rol del gobierno y los efectos a largo plazo también merecen un seguimiento atento para evaluar el verdadero impacto de esta venta.