En un silencio quebrado por el horror, el placard de una vivienda en Córdoba se convirtió en la tumba de Ana Angélica Gareri. Su cuerpo, hallado en ese rincón impensado, revela una historia de VEJACIONES silenciadas y una tragedia ANUNCIADA. ¿Cuántas veces ignoramos los gritos ahogados tras las paredes? ¿Cuántas súplicas de auxilio se pierden en la indiferencia social?
Jorge López, el hijo de Ana Angélica, ha sido imputado por el femicidio. Pero, ¿es él el único responsable? Detrás de este macabro suceso, se esconde un sistema que falló en proteger a una mujer que clamaba por ayuda.
El grito ahogado de una vecina
Una vecina, con la voz temblorosa por el miedo y la culpa, relata el calvario que vivía Ana Angélica: ‘Todo el barrio lo conoce. Todos hemos tenido problemas con él por salvar a su mamá. Ella se cruzaba a mi negocio cada vez que tenía problemas con el hijo a pedirme auxilio, porque él le pegaba’. Sus palabras, cargadas de impotencia, son un reflejo de la frustración de una comunidad que fue testigo del horror y no pudo evitarlo.
‘Ella se acercó acá y me pidió que la ayudara, porque el hijo no la dejaba salir de su domicilio’, recuerda la vecina, quien denunció la situación ante las autoridades hace ocho meses. Pero la denuncia, como tantas otras, quedó en el olvido.
Treinta días antes del femicidio, otra denuncia había sido radicada por la misma vecina: ‘Se lo llevaron detenido, porque le había golpeado la cara muy fuerte’, cuenta con indignación. Sin embargo, la detención no fue suficiente para proteger a Ana Angélica de su agresor.
Denuncias ignoradas: el camino a la tragedia
Ana Angélica había denunciado a su hijo en reiteradas ocasiones por violencia familiar. Los abusos físicos y económicos eran moneda corriente en su hogar. Jorge López le robaba las tarjetas de crédito y débito de su jubilación, dejándola en la indigencia.
A pesar de las denuncias y los testimonios de los vecinos, la justicia no actuó a tiempo. ¿Por qué las autoridades no tomaron medidas concretas para proteger a Ana Angélica? ¿Qué falló en el sistema de protección?
¿Dónde está la justicia? Radiografía de un sistema fallido
La muerte de Ana Angélica Gareri expone las grietas de un sistema que no logra proteger a las víctimas de violencia familiar. Las leyes existen, los protocolos están establecidos, pero la falta de recursos y la ineficacia de las instituciones impiden que se cumplan.
Según datos de organizaciones de derechos de la mujer, en Argentina, cada 30 horas una mujer es asesinada, la mayoría de las veces por su pareja o expareja. Estas estadísticas son un reflejo de una sociedad que aún no logra erradicar la violencia de género.
Es urgente fortalecer el sistema de protección a las víctimas, creando refugios seguros, capacitando al personal judicial y policial, y promoviendo campañas de concientización. Es necesario que el Estado asuma su responsabilidad y garantice la seguridad de las mujeres.
Un llamado a la acción: convertí la indignación en cambio
La muerte de Ana Angélica no puede quedar impune. Es hora de que la sociedad se movilice para exigir justicia y para que se tomen medidas concretas para proteger a las víctimas de violencia familiar.
Firma esta petición para exigir justicia para Ana Angélica y para que se fortalezca el sistema de protección a las víctimas de violencia familiar.
Dona a organizaciones que trabajan en la lucha contra la violencia de género y ofrece tu tiempo como voluntario.
Si sos víctima de violencia de género o conocés a alguien que lo sea, no te calles. Denunciá. Llamá al 144, una línea gratuita que funciona las 24 horas, los 365 días del año. No estás sola.
Dónde buscar ayuda:
- Línea 144: Asesoramiento y contención para víctimas de violencia de género.
- Comisarías de la Mujer y la Familia: Atención especializada para denuncias de violencia de género.
- Centros de Atención a Víctimas de Violencia: Asistencia psicológica, social y legal para víctimas de violencia de género.