Godoy Cruz, Mendoza, se ha convertido en un escenario de terror. Las balaceras, los videos que circulan por redes sociales mostrando el poderío armamentístico de las bandas y el miedo constante de los vecinos son la nueva realidad de un oeste en llamas. No se trata de un fin de semana aislado, sino de una guerra narco declarada que atemoriza a la población.
El Reinado del Terror: Dos Reinas y sus Ejércitos
En el ojo del huracán se encuentran dos mujeres: Patricia “Pato” Castro y Sandra Jaquelina Vargas, la “Yaqui”. Presas de una guerra territorial por el control del narcomenudeo, sus bandas se enfrentan en sangrientos tiroteos. Los barrios Campo Papa, Proyecto Joven, Covitedyc y San Vicente son los escenarios de este conflicto, un cuadrilátero de muerte ubicado entre las calles Salvador Arias y Salvador Civit, dividido por la avenida Presidente Arturo Illia. Acusaciones de robos, disputas menores y un asesinato canino alimentan esta feroz guerra.
La “Pato” y la “Yaqui” fueron socias en el pasado, pero un “negocio” las separó, convirtiéndolas en enemigas juradas. El hermano de la “Yaqui”, conocido como el “Pitu”, un ex convicto, lidera la lucha contra los aliados de la “Pato”. El armamento es aterrador: subfusiles FMK-3 y pistolas calibre 9 milímetros son las herramientas con las que se resuelven las disputas más insignificantes.
Incluso la muerte de un perro, mascota de “Pato” y vigilante de la casa, encendió la mecha de un nuevo enfrentamiento. El supuesto asesino, un joven conocido como “Walter”, tiene antecedentes por narcotráfico. El procedimiento que lo implicó en 2020 es memorable por la incautación de 1.800 dosis de cocaína en el interior de un osito de peluche. Un caso que refleja la dimensión del problema.
La impotencia de los vecinos y la resignación policial
Los vecinos, atemorizados, se encuentran en una situación de indefensión. “No podemos salir de nuestras casas. Somos rehenes”, denuncian. La impotencia se mezcla con el agotamiento, con el cansancio de una situación que se repite una y otra vez. Incluso la policía local muestra cierto grado de agotamiento y resignación. “Todos los días es lo mismo”, se lamentó un oficial que tuvo que resguardar un domicilio bajo ataque.
Los allanamientos, los operativos policiales nocturnos, las vainas servidas recogidas por la Policía Científica… son acciones insuficientes para frenar el conflicto. La magnitud del problema, y la profundidad del control territorial de las bandas, indican que se requieren acciones más contundentes y estrategias integrales de combate contra el narcotráfico, con la colaboración de la Justicia Federal.
Este fin de semana no fue una excepción, ya que se extendieron los tiroteos y las incursiones por varias horas en algunos barrios. En ese marco, la UAP, la Comisaría 40ª y la Policía Científica realizaron un amplio operativo policial. Durante horas de madrugada, estuvieron buscando pistas y recolectando evidencias en el lugar de los hechos. El análisis de las vainas servirá para establecer si los ataques están relacionados y si se tratan de los mismos atacantes.
Aun las investigaciones y allanamientos del Ministerio Público y la Policía de Mendoza llevados a cabo en marzo de este año, que arrojaron un resultado significativo en cuanto a detenciones e incautaciones de armas y drogas, no lograron poner fin a la escalada de violencia. Los asesinatos, heridos y las incautaciones posteriores demuestran la persistencia de las acciones criminales.
Como si fuera poco, la detención de Ana María Castro, hermana de “Pato”, con armas, drogas y dinero en efectivo mientras circulaba en un Renault Kangoo gris, da cuenta del alcance y la audacia de esta organización criminal. La situación se agrava con el escape de su pareja. Las respuestas de las fuerzas de seguridad y la investigación judicial se presentan como insuficientes frente a la persistencia del problema.
Una megainvestigación insuficiente y la amenaza latente
La megainvestigación de marzo dejó un saldo importante de detenidos y drogas secuestradas, pero los enfrentamientos no cesaron. Desde julio a la actualidad, la situación ha empeorado. Los tiroteos son constantes, confirmando que la lucha por la zona parece no tener fin. El resultado de los operativos parece simplemente contener el problema, pero la violencia continúa alimentándose de la impunidad y la debilidad del Estado.
La respuesta policial y la investigación judicial deben ser aún más enérgicas. Se necesitan estrategias que contemplen no sólo la represión, sino también la prevención social y el trabajo comunitario para generar una solución que alcance a erradicar la violencia narco en Godoy Cruz. No se trata solo de detenciones esporádicas, sino de atacar la raíz del problema. Los vecinos no pueden seguir siendo rehenes de la guerra entre narcotraficantes.
La situación de violencia en Godoy Cruz exige acciones urgentes y contundentes por parte de las autoridades. Más allanamientos, detenciones, y operativos. El foco debe ponerse en la desarticulación total de las bandas criminales involucradas, protegiendo a la población civil que se ve amenazada constantemente. Se necesita un trabajo mancomunado que incluya a las fuerzas policiales, la justicia y los organismos sociales, para construir una solución efectiva. Esta guerra entre narcos en las calles de Godoy Cruz no solo demanda una respuesta policial, sino una solución social integral para lograr la paz y seguridad que exigen los vecinos.