El mundo del fútbol está en shock. Pep Guardiola, el cerebro táctico detrás del imperio citizen, el gurú que ha revolucionado el juego, está en medio de la tormenta perfecta. Su Manchester City, antaño sinónimo de victoria aplastante, se tambalea al borde del colapso. Cinco derrotas consecutivas, una humillación tras otra, culminando en la inexplicable remontada del Feyenoord en Champions League: de un 3-0 a un 3-3 final, un desastre monumental que ha dejado al equipo en un mar de dudas.
El colapso del City: ¿Un imperio en ruinas?
La escena es escalofriante: Guardiola, en conferencia de prensa, con arañazos en la cara, en la cabeza, un pequeño corte en el tabique. Su confesión, impactante: “Me corté usando mis dedos, mis uñas. Quería hacerme daño.” ¿Desesperación? ¿Fracaso? ¿O un calculado show mediático para desviar la atención de la crisis que se cierne sobre el club?
El City, ese equipo de ensueño, implacable en su dominio, se ha convertido en una sombra de sí mismo. Su defensa, antaño inexpugnable, ahora es un queso gruyere, permitiendo goles a diestra y siniestra. La ausencia de figuras claves por lesión juega un papel, sí, pero la falta de solidez y confianza es palpable. La derrota ante el Tottenham, un 4-0 humillante, sólo dos días después de la renovación del contrato de Guardiola, añade más leña al fuego de la polémica.
La remontada del Feyenoord: una pesadilla citizen
El partido contra el Feyenoord es el paradigma de la debacle. Un 3-0 a favor al minuto 75, un resultado casi definitivo. Pero entonces, la catástrofe. Tres goles en 15 minutos, una pesadilla que Guardiola calificó como “difícil de digerir”. Errores defensivos garrafales, lagunas tácticas insólitas. El City, ese equipo implacable que siempre parecía tener un plan B, se ha quedado sin respuestas.
La remontada del Feyenoord no solo es una derrota, es un símbolo de la crisis, un claro reflejo de la falta de contundencia del City, que deja escapar ventajas colosales. Haaland, sí, ha marcado goles, pero su rendimiento, incluso el de De Bruyne, está muy por debajo del nivel esperado. Un equipo que dependía tanto de la magia individual de sus figuras ahora parece desorientado, perdido en el campo, y hasta podría ser definido como ‘indefenso’.
El futuro del City: ¿El fin de una era?
El City se enfrenta a un momento decisivo. El partido contra el Liverpool se presenta como una prueba de fuego, una final anticipada en la Premier League, un encuentro crucial para medir la capacidad de reacción del equipo. La derrota dejaría a los citizens a ocho puntos de la cima, un abismo en la lucha por la Premier League.
Guardiola, pese a su desazón, asegura que se queda: “Estaré aquí, aunque descendamos. Subiremos, subiremos y volveremos”. Pero sus arañazos, su confesión de autolesión, apuntan a una presión inmensa, un desgaste evidente. ¿Podrá el mago de Santpedor resucitar a su monstruo? ¿O estamos asistiendo al ocaso del imperio citizen?
El tiempo dirá si esta crisis es temporal, una etapa difícil en la trayectoria imparable de un gigante, o el comienzo del fin de una era. Un fin anunciado por las laceraciones en la imagen de Guardiola y los errores catastróficos del City en el campo de juego. Pero si existe alguna posibilidad de reacción, la esperanza está en la leyenda misma: en Pep Guardiola, el hombre que ha escrito la historia del City, capaz quizás de dirigir la épica de su renacimiento, pero ¿tendrá el poder, para llevar al City de vuelta a la cima? Sólo el tiempo lo dirá.
Las imágenes del sufrimiento
Las fotos que han recorrido el mundo muestran a un Guardiola golpeado. No sólo por la derrota, sino por la impotencia, por el desenlace inesperado del encuentro, y de la forma en la que se dio. El entrenador, reconocido por su impasibilidad y frialdad táctica, ha dejado entrever una fragilidad humana que conmueve, incluso a sus detractores.