Beirut, 28 de noviembre de 2024 – La tregua entre Israel y Hezbolá, que entró en vigor el miércoles tras más de un año de intensos combates, se tambalea peligrosamente ante las acusaciones cruzadas de violación del alto al fuego. Ambas partes se responsabilizan mutuamente de incumplir el acuerdo, apenas dos días después de su implementación, lo que genera una profunda incertidumbre sobre la posibilidad de una paz duradera en la región. El frágil cese de hostilidades, que buscaba permitir el regreso de miles de desplazados y aliviar la tensión en la frontera, se ve amenazado por la escalada de violencia y la desconfianza mutua.
Acusaciones cruzadas y escalada de tensión
El Ejército libanés ha denunciado que las fuerzas israelíes han violado el acuerdo “en varias ocasiones” mediante incursiones aéreas y ataques con diversas armas en el sur del Líbano. Estas acciones, según las autoridades libanesas, contradicen el espíritu del alto al fuego y ponen en riesgo la seguridad de la población civil que intenta retornar a sus hogares.
Por su parte, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) acusan a Hezbolá de realizar “acciones sospechosas” que representan una amenaza para la seguridad del Estado de Israel. Según las FDI, se han identificado a agentes de Hezbolá cerca de una “infraestructura terrorista conocida” en el sur del Líbano, lo que justificó un ataque aéreo para “frustrar la amenaza”. Además, el ejército israelí afirma haber expulsado a milicianos de la zona y mantiene un fuerte despliegue en el sur del Líbano para “proteger al Estado de Israel y a sus ciudadanos”.
La amenaza de una nueva guerra
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha adoptado una postura inflexible ante las supuestas violaciones del alto al fuego. En una entrevista televisiva, Netanyahu advirtió que si Hezbolá continúa incumpliendo el acuerdo, Israel no dudará en retomar las hostilidades con una “guerra intensiva”. “Si hay una gran violación del acuerdo, ordené a las Fuerzas Armadas que se preparen para una guerra intensiva”, declaró el primer ministro.
Si hay una gran violación del acuerdo, ordené a las Fuerzas Armadas que se preparen para una guerra intensiva.
Estas declaraciones de Netanyahu, sumadas a las acciones militares en la zona fronteriza, aumentan la preocupación internacional sobre la posibilidad de un rebrote del conflicto. La comunidad internacional, a través de Francia y otros países, ha instado a ambas partes a respetar el alto al fuego y a retomar el diálogo para alcanzar una solución pacífica.
El impacto humanitario de la crisis
Más allá del intercambio de acusaciones, la situación humanitaria en la región sigue siendo crítica. El Ministerio de Salud Pública libanés ha informado que más de un año de hostilidades ha dejado un saldo devastador: 3.961 muertos y más de 16.500 heridos. Decenas de miles de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en el sur del Líbano, y ahora enfrentan dificultades para regresar debido a la inseguridad y las restricciones impuestas por Israel.
La restricción de movimiento de 14 horas impuesta por Israel al norte del río Litani dificulta el acceso de la ayuda humanitaria y el retorno de los desplazados. Organizaciones internacionales han expresado su preocupación por la situación y han solicitado a Israel que levante las restricciones para permitir la asistencia a la población afectada.
Un futuro incierto
El futuro del alto al fuego entre Israel y Líbano se presenta incierto. La desconfianza mutua, las acusaciones cruzadas y la amenaza de una nueva escalada de violencia dificultan la consolidación de la tregua. La comunidad internacional juega un papel crucial en la mediación y la presión a ambas partes para que respeten el acuerdo y se comprometan con una solución pacífica al conflicto. Sin embargo, la historia de la región y la complejidad de las tensiones hacen prever un camino difícil hacia la paz.
Mientras tanto, la población civil en ambos lados de la frontera continúa sufriendo las consecuencias de la violencia y la incertidumbre. El alto al fuego, aunque frágil, representa una oportunidad para aliviar el sufrimiento humano y avanzar hacia una solución política al conflicto. El cumplimiento del acuerdo y la voluntad de diálogo serán cruciales para evitar una nueva guerra en la región.