Con la inminente eliminación del impuesto PAÍS al 30% sobre las compras con tarjeta de crédito en dólares, prevista para el 23 de diciembre, el Gobierno argentino se encuentra ante un dilema crucial: ¿dejar que el dólar tarjeta se abarate considerablemente o implementar nuevas medidas para compensar la pérdida de recaudación y el posible impacto en las reservas del Banco Central?
El escenario actual: una baja significativa del dólar tarjeta
Actualmente, el dólar turista o dólar tarjeta se compone del 30% del impuesto PAÍS más una percepción del 30% a cuenta del impuesto a las Ganancias. Sin el impuesto PAÍS, la cotización descendería significativamente, pasando de aproximadamente $1635 a $1328. Esta reducción representaría un alivio para los consumidores, facilitando las compras internacionales y, fundamentalmente, los viajes al exterior.
No obstante, la eliminación del impuesto PAÍS abre la posibilidad de un aumento en la demanda de dólares para turismo y otros gastos con tarjeta en moneda extranjera, lo que podría ejercer presión sobre las reservas del Banco Central.
La disyuntiva del Gobierno: entre estabilidad económica y discurso político
El Gobierno argentino se enfrenta a una difícil disyuntiva. Por un lado, existe la posibilidad de incrementar los recargos sobre el dólar tarjeta para mantener un tipo de cambio alto y así evitar una mayor presión sobre las reservas. Esta opción, si bien considerada por el Ministerio de Economía y el Banco Central en semanas previas, es vista con reticencias debido a la percepción negativa que podría generar en la opinión pública.
Por otro lado, permitir que el precio del dólar tarjeta se reduzca de forma significativa podría generar un estímulo positivo en el mercado, impulsando el turismo y el consumo, pero también un fuerte impacto en la capacidad del Banco Central de administrar sus reservas. En resumen, la decisión implica equilibrar las necesidades económicas con el discurso político.
Perspectivas de analistas y expertos
La consultora FMyA prevé un posible aumento significativo en el turismo argentino para el verano de 2025, en caso de que el dólar se abarate como se estima, pasando de 600 mil turistas mensuales a cifras cercanas al pico de 2 millones de turistas en 2018. En contraposición, la consultora 1816 resalta el limitado aumento en los ingresos de la población, la cautela en el gasto por la incertidumbre laboral, y el menor salario promedio en términos de dólares, como factores que atenuarían este aumento en la demanda.
En el análisis de las consultoras coinciden en destacar que el uso del dólar MEP para gastos en el exterior ha crecido, siendo la vía principal de pago para el turismo en la actualidad, sin impacto directo en las reservas del Banco Central. Estas alternativas de compra de dólares pueden contrarrestar la presión sobre las reservas del país, si el gobierno utiliza una oferta indirecta como el “dólar blend” para facilitar el acceso a divisas para el turismo.
El dilema del dólar MEP y el futuro del dólar oficial
La reciente caída del dólar MEP a niveles cercanos a los $1100 ha generado en el Gobierno la expectativa de una mayor convergencia entre los dólares oficial y paralelo. Algunos en el mercado interpretan esta cifra como una cotización que el Gobierno buscará defender, lo que llevaría a una potencial unificación cambiaria cercana a marzo, coincidiendo con la fecha esperada por el Presidente Milei para levantar el cepo cambiario.
Si el dólar MEP se mantuviera en torno a esos valores, la baja del dólar tarjeta se vería como una estrategia viable. Sin embargo, si el tipo de cambio paralelo se recupera y vuelve a valores por encima de los $1300, el escenario cambiaría. El gobierno quedaría con la dificultad de controlar las reservas con esta nueva fluctuación del mercado.
Impacto en la balanza turística y las reservas
El saldo de la balanza turística argentina ha sido históricamente deficitario, y en lo que va del año las cifras alcanzaron niveles récord. Si bien parte del gasto en el exterior se realiza con dólares ahorrados, los consumos con tarjeta suponen una parte considerable, y su efecto se observa como algo que genera una “luz amarilla” en el sistema económico argentino. A pesar del déficit turístico existente, diversos analistas estiman que se mantienen todavía por debajo de los niveles promedio de los años anteriores, antes de la pandemia de COVID-19.
La eliminación del impuesto PAÍS, sin medidas compensatorias, podría agudizar este déficit si la demanda turística aumenta significativamente. Por lo tanto, la decisión del Gobierno en relación con el dólar tarjeta tendrá implicaciones directas en la administración de las reservas del Banco Central, que tendrá que tener en cuenta la dinámica del mercado a corto plazo. El gobierno está consciente de la necesidad de controlar el impacto de la medida y buscará una solución acorde a este desafío.
Una decisión con múltiples consecuencias
La decisión del Gobierno argentino sobre el futuro del dólar tarjeta tras la eliminación del impuesto PAÍS es compleja y de gran envergadura. No se trata solo de una cuestión económica, sino también política, que podría influir en las perspectivas de crecimiento económico y en las expectativas de los inversores. Es crucial observar de cerca la evolución de los tipos de cambio en los mercados paralelos y el comportamiento de los argentinos en materia turística en las semanas y meses venideros para determinar en todo su alcance el resultado de esta decisión.
El monitoreo constante del mercado cambiario será esencial para evaluar el impacto de esta medida y para determinar si se requieren ajustes adicionales. Es necesario considerar los diferentes ángulos del dilema planteado, equilibrando la necesidad de controlar las reservas con el estímulo económico y el impacto político. Lo cierto es que las decisiones que se tomen tendrán consecuencias significativas para la economía argentina en el corto y mediano plazo.