El sistema de salud argentino siempre ha sido un tema complejo, incluso para aquellos que lo han transitado durante años. Entre obras sociales, prepagas, y una maraña de regulaciones, entender cómo funciona y cómo se financiaba era una tarea casi titánica. Pero una nueva resolución del Gobierno promete cambiar las reglas del juego y, según el Ministro de Salud, Mario Lugones, “terminar con un negocio histórico”.
Adiós a la Triangulación: Un Cambio Radical en el Sistema de Salud
Hasta ahora, muchos trabajadores que optaban por una prepaga debían hacerlo a través de una obra social. Esto implicaba una triangulación donde los aportes iban primero a la obra social, que luego transfería una parte a la prepaga, quedándose con una comisión por la intermediación. Este sistema, según fuentes oficiales, no solo encarecía las cuotas de las prepagas, sino que también permitía la existencia de “obras sociales fantasma”, entidades con mínima actividad que se beneficiaban de las comisiones sin brindar servicios de salud reales.
La nueva resolución elimina por completo esta triangulación. Los trabajadores que elijan una prepaga ahora deberán aportar directamente a ella, sin intermediarios. Esto significa un ahorro directo en las cuotas, ya que se elimina el porcentaje que se quedaba la obra social. Se estima que 1.380.000 trabajadores y sus familias se verán beneficiados por esta medida.
El Impacto en el Bolsillo de los Argentinos
El Gobierno calcula que la eliminación de la intermediación representa un ahorro de más de 30 mil millones de pesos por mes, equivalentes a 360 millones de dólares al año. Este dinero, que antes iba a parar a las obras sociales intermediarias, ahora quedará en el bolsillo de los trabajadores o se traducirá en una reducción en el costo de las cuotas de las prepagas. Aunque el impacto final en el precio de las cuotas dependerá de cada empresa, la expectativa es que se produzca una baja significativa en los próximos meses.
Más allá del ahorro económico, la medida también busca transparentar el sistema de salud. Al eliminar las intermediaciones, se facilita el control y la fiscalización de los fondos, lo que podría contribuir a una mejor gestión de los recursos y una mayor eficiencia en la prestación de servicios.
Un Período de Adaptación y la Posibilidad de Revertir la Decisión
La resolución establece un período de 60 días para que los trabajadores que actualmente derivan sus aportes a una prepaga a través de una obra social puedan revertir su decisión. Durante este plazo, podrán optar por regresar a una obra social, que deberá hacerse cargo de la totalidad de su cobertura de salud. Esta ventana de oportunidad permite a los trabajadores evaluar las nuevas condiciones y elegir la opción que mejor se adapte a sus necesidades.
Es importante destacar que esta medida no afecta a los trabajadores que ya aportan directamente a una prepaga. El cambio solo aplica a aquellos que utilizaban la intermediación de una obra social. Con esta nueva disposición, el Gobierno busca simplificar el sistema, hacerlo más transparente y, sobre todo, generar un ahorro significativo para los afiliados a prepagas.
Algunos analistas señalan que esta medida podría tener un impacto negativo en las obras sociales, especialmente en aquellas que dependían en gran medida de las comisiones por intermediación. Sin embargo, el Gobierno argumenta que la medida se centra en beneficiar a los trabajadores y transparentar el sistema, eliminando intermediarios innecesarios.
¿Obras Sociales Fantasma? La Transparencia Bajo la Lupa
La Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) ha identificado varias obras sociales con una cantidad desproporcionada de afiliados en relación con su estructura y actividad. Entidades como OSCNA (Comisarios Navales), con solo cuatro empleados para 161.000 afiliados, o OSSDEB (Serenos de Buques), con ocho trabajadores para 60.000 afiliados, levantan sospechas sobre su funcionamiento real. Estas “obras sociales fantasma” serían las principales afectadas por la nueva resolución, ya que su modelo de negocio se basaba en la intermediación y no en la prestación de servicios de salud.
La eliminación de la triangulación no solo impacta en el bolsillo de los trabajadores, sino que también obliga a una reestructuración del sistema de salud. Las obras sociales deberán adaptarse a un nuevo escenario donde la competencia se centra en la calidad de los servicios y no en la capacidad de captar afiliados para intermediar sus aportes. Este cambio podría impulsar una mayor eficiencia en la gestión de las obras sociales y una mejora en la atención médica que reciben sus afiliados.