El femicidio de Catalina Gutiérrez, ocurrido en julio de 2023 en Córdoba, Argentina, ha conmocionado al país. La joven influencer, de 21 años, fue asesinada por Néstor Soto, un amigo suyo de la facultad de Arquitectura. Este caso, que aún se encuentra en proceso judicial, ha generado diversas reacciones y debates en torno a los celos, la violencia de género y la salud mental del acusado.
El Homenaje de las Amigas
A casi cuatro meses del crimen, las amigas de Catalina, Agustina Elías y Aylén Fernández, quienes compartían un círculo cercano con la víctima y el acusado, le rindieron un sentido homenaje. Junto a los padres de Catalina, presentaron en la Facultad de Arquitectura una maqueta que habían comenzado a construir junto a ella, un emotivo gesto que refleja el dolor por su pérdida y la búsqueda de justicia.
En declaraciones a medios locales, las amigas relataron su experiencia, señalando que compartían mucho tiempo con Soto, incluso llegando a vivir en su departamento. Si bien no percibieron una obsesión manifiesta por parte de Soto hacia Catalina, admiten que éste mostraba celos por la nueva relación sentimental de la joven.
Celos y Confesiones
Según el relato de las amigas, Soto expresaba sus celos a ellas, buscando comprensión y minimizando sus sentimientos como una mera reacción a una nueva relación. Ellas intentaron razonar con él, enfatizando que la relación de Catalina era reciente y que, naturalmente, la novia tendría mayor prioridad. Esta conversación, sin embargo, no logró impedir la tragedia.
Las jóvenes expresaron su sorpresa e incredulidad al enterarse de que Soto era el responsable. El shock de la pérdida de su amiga se combinó con el impacto de descubrir que el presunto asesino era alguien tan cercano a ellas, un amigo de confianza a quien le confiaban sus secretos.
La Defensa del Femicida
La madre de Néstor Soto, Jeannette Soto, ha ofrecido su versión de los hechos a los medios, alegando que su hijo padecía estrés y problemas de salud mental en los meses previos al asesinato. Ella argumenta que este estado mental lo llevó a cometer el acto fatal, justificando su conducta en un aparente fallo de su mente y no en una premeditación o un patrón de violencia.
Jeannette Soto se mostró arrepentida por lo ocurrido, expresando su dolor y pidiendo perdón a la familia de Catalina Gutiérrez. También aseguró que su hijo no tenía una obsesión por Catalina ni la odiaba, afirmando que era una amiga más del grupo. Niega la existencia de una relación tóxica o un enamoramiento obsesivo por parte de Néstor.
La madre insiste en que su hijo estaba pasando por un momento difícil, un estrés exacerbado por sus estudios en la facultad de Arquitectura. Ella plantea que esta situación excepcional, más allá de las presiones académicas, podría haber contribuido a un quebranto mental que derivó en el crimen. Sugiere que este quiebre mental es algo que podría ocurrirle a cualquier persona y que, de hecho, podría haber afectado al mismo Néstor, planteando la posibilidad de un suicidio como alternativa.
Detalles del Crimen
La investigación fiscal ha determinado que el crimen se produjo en el departamento de Soto, donde se encontraron evidencias que vinculan a Catalina con el lugar: un anillo, cabellos rubios y ropa mojada en el lavarropas. Las cámaras de seguridad registraron a Soto trasladando el cuerpo de Catalina hasta su vehículo, corroborando su participación en el hecho.
La autopsia confirmó que Catalina Gutiérrez murió estrangulada luego de recibir una golpiza brutal. Su cuerpo también presentaba quemaduras post mortem, supuestamente infligidas por Soto para intentar borrar evidencias mediante el incendio del vehículo en un descampado del barrio Ampliación Kennedy.
Inicialmente, el caso fue catalogado como homicidio simple, considerando la confesión de Soto en la cual afirmaba que la víctima era “el amor de su vida”. Sin embargo, la gravedad del acto, las circunstancias del crimen y las pruebas reunidas llevaron a la fiscalía a reclasificar el delito como femicidio, con la correspondiente imputación por homicidio calificado por alevosía y violencia de género. La pena para este delito es cadena perpetua.
Un Caso Complejo
El caso del femicidio de Catalina Gutiérrez presenta una complejidad que trasciende el mero relato de un crimen. Si bien la declaración de la madre de Soto genera interrogantes en torno a su salud mental, esto no desliga la responsabilidad del autor en el crimen ni disminuye la gravedad del femicidio. Es vital recordar que el sufrimiento y las pérdidas de las víctimas son las prioridades en este caso.
Este evento destaca la importancia de abordar la violencia de género desde diferentes ángulos, incluyendo la prevención a través de la educación y la atención a las víctimas. Además, el debate en torno a la salud mental de Soto revela la necesidad de una mejor comprensión y acceso a recursos de apoyo psicológico y psiquiátrico, fundamentales en la prevención de futuros actos violentos.