María Josefa Bonazza, la única sobreviviente del trágico derrumbe del Apart Hotel Dubrovnik en Villa Gesell ocurrido el 29 de octubre, falleció este jueves. Su deceso, confirmado por el Hospital Felipe A. Fossati de Balcarce, eleva a nueve el número de víctimas fatales de este siniestro que conmocionó al país. La noticia golpea nuevamente a una comunidad aún consternada por la tragedia y expectante por el desarrollo de la investigación judicial que busca determinar las causas del colapso y las responsabilidades penales correspondientes.
Un mes de lucha, un final inesperado
Tras el derrumbe, Bonazza, de 79 años, fue rescatada con vida luego de permanecer atrapada entre los escombros durante ocho angustiosas horas. Su historia de supervivencia, marcada por la resiliencia y el uso de técnicas de yoga para controlar su respiración, conmovió a la nación. Su marido, Federico César Ciocchini, de 84 años, lamentablemente falleció en el acto.
La recuperación de Bonazza fue inicialmente favorable. Tras ser atendida en el Hospital Interzonal de Mar del Plata, fue trasladada al hospital de Balcarce, su ciudad natal. Incluso llegó a ser dada de alta a principios de noviembre, pero una serie de descompensaciones la obligaron a reingresar al centro médico en dos ocasiones. La última recaída, ocurrida hace una semana, resultó fatal.
Las sombras de la tragedia: un caso sin resolver
El derrumbe del Dubrovnik no solo se cobró la vida de nueve personas, sino que también expuso una serie de irregularidades que la justicia aún intenta esclarecer. La fiscal Verónica Zamboni lleva adelante una causa por estrago culposo agravado con una docena de imputados. Entre las principales líneas de investigación se encuentra la posible falta de autorización para las obras que se realizaban en el hotel al momento del colapso. El edificio lindero, Alfio I, donde se encontraba el departamento de Bonazza y su esposo, también sufrió graves daños.
La muerte de Bonazza añade un nuevo elemento de complejidad al caso. Si bien su fallecimiento se atribuye a complicaciones derivadas de las heridas sufridas en el derrumbe, la investigación deberá determinar si existieron responsabilidades médicas o negligencias en su atención que pudieran haber contribuido al desenlace fatal. Este punto podría generar nuevas imputaciones o modificar las existentes.
El caso Dubrovnik se ha convertido en un símbolo de la precariedad y la falta de control en el sector de la construcción. La tragedia ha puesto en evidencia la necesidad de una mayor fiscalización por parte de las autoridades municipales y provinciales para garantizar el cumplimiento de las normas de seguridad y evitar futuros desastres.
Justicia y memoria: el reclamo de las víctimas
A un mes del derrumbe, familiares y amigos de las víctimas continúan reclamando justicia y el esclarecimiento total de los hechos. La muerte de Bonazza refuerza la necesidad de que la investigación avance con celeridad y transparencia para determinar las responsabilidades y aplicar las sanciones correspondientes. Más allá de las implicancias penales, el caso Dubrovnik plantea interrogantes sobre la responsabilidad política en la tragedia. La presunta falta de control sobre las obras en el hotel y la posible existencia de corrupción en la concesión de permisos son temas que la justicia deberá abordar.
El dolor por la pérdida de María Josefa Bonazza se suma a la tristeza y la indignación que aún persisten en Villa Gesell. Su fallecimiento no solo representa una nueva víctima de la tragedia, sino también un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de la justicia en la reparación del daño causado. La comunidad espera que el caso Dubrovnik no quede impune y que sirva como un llamado de atención para prevenir futuras tragedias.
La investigación judicial se encuentra en una etapa crucial. La fiscal Zamboni deberá analizar las pericias técnicas realizadas en el lugar del derrumbe para determinar las causas exactas del colapso. Estas pericias, que incluyen análisis de la estructura del edificio, los materiales utilizados y las obras en curso, son fundamentales para establecer las responsabilidades penales de los imputados. Se espera que en los próximos meses se presenten los resultados de estos estudios y se defina el curso de la causa.
En paralelo a la investigación judicial, se espera que se inicien investigaciones administrativas para determinar si existieron fallas en los controles municipales que permitieron la realización de obras sin la debida autorización. Estas investigaciones podrían derivar en sanciones para funcionarios públicos o empresas constructoras involucradas en el proyecto. El caso Dubrovnik ha generado un debate sobre la necesidad de fortalecer los mecanismos de control en el sector de la construcción y garantizar la seguridad de las edificaciones.
Asimismo, el fallecimiento de Bonazza renueva el debate sobre la atención médica a las víctimas de catástrofes. Se analizará si la atención recibida por la mujer en los diferentes hospitales fue adecuada y si existieron demoras o negligencias que pudieran haber agravado su estado de salud. Este análisis es crucial para determinar si se deben implementar mejoras en los protocolos de atención médica en situaciones de emergencia.
El caso Dubrovnik se encuentra en un punto de inflexión. Con la muerte de la única sobreviviente, la investigación judicial y las pesquisas administrativas adquieren una mayor relevancia. La comunidad y los familiares de las víctimas esperan que se haga justicia y que se tomen las medidas necesarias para prevenir futuras tragedias. El recuerdo de María Josefa Bonazza y de las demás víctimas del derrumbe debe servir como un llamado a la responsabilidad y a la necesidad de garantizar la seguridad de todos los ciudadanos.