El asfalto aún guarda el eco de la tragedia. Dos jóvenes vidas truncadas en un instante, dos familias destrozadas, y una ciudad conmocionada. La Avenida Circunvalación de Córdoba fue escenario de un brutal accidente de tránsito que dejó un saldo de dos muertos y dos heridos graves. El exceso de velocidad, una vez más, se cobra víctimas inocentes.
Una madrugada fatal
Eran las 5:20 AM del domingo cuando un Ford Ka blanco, a una velocidad estimada en más de 160 km/h, perdió el control en una curva del kilómetro 44. El vehículo, con cuatro jóvenes a bordo, impactó contra un poste de luz, luego contra el guardarraíl y finalmente volcó varias veces antes de quedar destrozado en la banquina. La violencia del impacto fue tal que el conductor, Agustín Varela de 19 años, salió despedido del vehículo, perdiendo la vida en el acto. Su cuerpo fue encontrado a varios metros del coche, sobre el césped.
Tomás Álvarez, también de 19 años, viajaba en el asiento trasero y corrió la misma suerte. Los médicos constataron su fallecimiento dentro del vehículo. Matías Sequeira y Abraham Caleb, ambos de 18 años, sobrevivieron al accidente pero sufrieron heridas graves y fueron trasladados de urgencia al Hospital de Urgencias de Córdoba.
El testimonio que estremece
Un grupo de jóvenes que circulaba detrás del Ford Ka presenció la tragedia. “Nos pasó muy rápido, calculamos que iban a más de 160 km/h. Cuando agarraron la curva, no bajaron la velocidad”, relató uno de ellos, aún conmocionado. “Hizo un trompo y volcó cuando golpeó el guardarraíl”, agregó, describiendo la escena con una crudeza que helaba la sangre. “Cuando el auto nos pasó vimos que no tenía estabilidad, rebotaba mucho…si estábamos más adelante seguro nos agarraba
Cuando el auto nos pasó vimos que no tenía estabilidad, rebotaba mucho…si estábamos más adelante seguro nos agarraba
El testigo cuestionó la falta de controles viales en la zona, especialmente a la salida de boliches nocturnos, donde es común que los jóvenes conduzcan a altas velocidades. “Desde el boliche hasta la Avenida Alem no vimos ningún control de Caminera”, afirmó.
La investigación en curso
Las autoridades locales investigan las causas del accidente. Si bien la velocidad excesiva se perfila como la principal hipótesis, se realizarán pericias para determinar si hubo otros factores que contribuyeron a la tragedia. Se analizarán las cámaras de seguridad de la zona y se esperan los resultados de los exámenes toxicológicos realizados a las víctimas.
El Ford Ka quedó completamente destruido, una masa informe de metal retorcido. Tres de sus puertas quedaron bloqueadas por los impactos, mientras que la del conductor fue arrancada. La parte trasera del vehículo quedó sin luneta ni paragolpes. A pesar de que los airbags se activaron, no pudieron evitar el fatal desenlace para dos de los jóvenes.
Más allá de las estadísticas
Este accidente no es un número más en las estadísticas de tránsito. Es un recordatorio doloroso de las consecuencias del exceso de velocidad. Dos jóvenes con toda una vida por delante, sus sueños y proyectos, se apagaron en un instante por una decisión imprudente.
¿Cuántas vidas más se deben perder para que tomemos conciencia? La velocidad mata. No es un juego, no es una demostración de habilidad, es una ruleta rusa que puede tener consecuencias devastadoras.
Es hora de reflexionar sobre nuestra responsabilidad al volante. Respetar las normas de tránsito, mantener una velocidad prudente y evitar distracciones al conducir no son opciones, son obligaciones que pueden salvar vidas.
Agustín y Tomás ya no están. Sus familias y amigos lloran su partida. Que su tragedia sirva como un llamado de atención para que todos asumamos un compromiso con la seguridad vial, para que no haya más víctimas inocentes en nuestras calles.
La concientización, la educación vial y un mayor control en las rutas son cruciales para prevenir futuras tragedias. No basta con lamentarnos después del accidente, debemos actuar antes.
Que el dolor de esta pérdida impulse un cambio real en nuestra sociedad. Que la memoria de Agustín y Tomás nos recuerde que la vida es un regalo precioso que no debemos poner en riesgo por una imprudencia al volante.