Evo Morales, expresidente de Bolivia, ha desafiado la prohibición legal que le impide postularse a la presidencia en las elecciones de 2025. A pesar del fallo del Tribunal Constitucional que ratifica su inhabilitación, Morales ha declarado públicamente su intención de mantenerse en la contienda electoral, intensificando la crisis política interna del país.
El desafío de Morales y la crisis del MAS
La decisión de Morales se produce en medio de una profunda fractura dentro del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido gobernante. El gobierno de Luis Arce, sucesor de Morales, ha cuestionado su liderazgo y ha buscado impedir su candidatura. Esta pugna interna ha generado tensiones significativas y ha dejado al MAS inmerso en su peor crisis en 18 años.
Morales, desde su bastión en el Chapare, ha denunciado una “persecución política” y ha afirmado que los intentos por “proscribirlo” son parte de una estrategia del gobierno de Arce para marginarlo del proceso electoral. A pesar de la decisión del Tribunal Constitucional, Morales asegura mantener su posición como líder del MAS y su derecho a participar en la contienda presidencial.
Acusaciones y controversias
La inhabilitación de Morales está ligada a una investigación por presunto abuso sexual a una menor de 15 años, ocurrida en 2016, cuando aún era presidente. Las protestas de los partidarios de Morales, que en ocasiones han bloqueado carreteras causando perjuicios económicos al país, buscaban impedir su detención. El hecho ha generado una escalada de tensiones entre los seguidores del expresidente y el gobierno actual.
Acusaciones de atentado contra Morales han incrementado el clima de confrontación. Morales asegura haber sido blanco de un intento de magnicidio, mientras que el gobierno presenta una versión diferente de los hechos, alegando resistencia a una requisa policial y disparos desde el vehículo del expresidente. Las discrepancias entre las versiones oficiales y las declaraciones de Morales intensifican la crisis política.
Las consecuencias de la división interna del MAS
La lucha de poder entre Morales y Arce ha generado una profunda división dentro del partido gobernante, lo cual tiene implicaciones significativas para la estabilidad política de Bolivia. El enfrentamiento ha generado fuertes divisiones y una creciente polarización, que comprometen el futuro político del partido y la unidad nacional.
La crisis política se refleja también en la economía. Los bloqueos de carreteras organizados por los simpatizantes de Morales han tenido un impacto negativo en la economía nacional, afectando la productividad, el comercio y, por ende, generando inestabilidad.
El futuro incierto de la política boliviana
La persistencia de Morales en su candidatura presidencial, a pesar de su inhabilitación legal, mantiene la incertidumbre política en Bolivia. Su decisión representa un desafío directo a las instituciones y añade un factor de impredecibilidad al proceso electoral de 2025.
Las próximas semanas y meses serán cruciales para determinar cómo se desarrollará esta crisis. Las reacciones del gobierno de Arce, del Tribunal Constitucional y de la oposición ante el desafío de Morales marcarán el rumbo de la política boliviana en el futuro. La resolución de este conflicto definirá las reglas del juego y las perspectivas de estabilidad del país.