¡Ay, Dios mío! ¡Se armó la gorda en Hollywood Hills versión criolla! Victoria Vanucci y Matías Garfunkel, la parejita que supo vendernos glamour y excentricidad, ahora nos entregan un culebrón digno de horario estelar. Acusaciones cruzadas de violencia doméstica, videos escandalosos, internaciones de urgencia… ¡y hasta la policía de Utah metida en el baile! Prepárense, mis queridos lectores, porque este novelón tiene todos los ingredientes para volverse un clásico instantáneo.
De la pasarela al ring: la historia de nunca acabar
Todo comenzó, como no podía ser de otra manera, en las redes sociales. Garfunkel, el empresario devenido en influencer tuitero, lanzó una bomba atómica contra Vanucci: la acusó de golpear a sus hijos, Indiana y Napoleón. ¡Paren las rotativas! ¿La tierna mamá que nos mostraba sus recetas veganas en Instagram capaz de semejante atrocidad? La respuesta de Vicky no se hizo esperar: un contraataque furioso con videos de Garfunkel en pleno brote psicótico, gritando como energúmeno y aporreando puertas. ¡Un papelón internacional!
Pero la cosa no termina ahí. Vanucci no se contentó con mostrar a su ex enajenado: también lo acusó de violencia física y psicológica. “Embarazada, me pegabas porque te quitaron la medicación”, disparó sin anestesia, y hasta habló de golpes por negarse a tener sexo. ¡Chan! ¡La olla a presión explotó y salpicó para todos lados!
¿Víctima o victimaria? El dilema de Vanucci
Ahora bien, ¿a quién le creemos en este cruce de acusaciones? ¿Es Vanucci una víctima de violencia de género o una manipuladora que busca ensuciar la imagen de su ex? La opinión pública, como siempre, está dividida. Hay quienes la defienden a capa y espada, argumentando que las mujeres no suelen mentir sobre estas cosas. Y hay quienes la tildan de oportunista, señalando que busca rédito económico con este escándalo. ¡El misterio sigue sin resolverse!
Lo cierto es que Vanucci terminó internada de urgencia tras la pelea. ¿Golpes de Garfunkel o estrés postraumático? ¡Que lo decidan los médicos! Lo que sí sabemos es que la cosa se puso fea, muy fea. Y que los únicos que pierden en esta historia son los hijos de la pareja, expuestos a un circo mediático que seguramente les dejará secuelas.
Garfunkel: ¿Loco de remate o víctima de una trampa?
Del otro lado del cuadrilátero tenemos a Garfunkel, el empresario que supo codearse con la crema y nata de la sociedad porteña. Ahora, desquiciado y con la reputación por los suelos, se defiende como gato panza arriba. Asegura que jamás le levantó la mano a sus hijos, que Vanucci es una mentirosa compulsiva y que todo esto es una farsa para perjudicarlo.
Para colmo, el tipo terminó preso en Utah y luego derivado a un psiquiátrico. ¡Un final digno de película de terror! ¿Será verdad que está enfermo o es una estrategia para victimizarse? ¡Las apuestas están abiertas!
En fin, mis queridos lectores, este escándalo recién empieza. Prepárense para más capítulos de esta historia de amor, odio, locura y… ¡quién sabe qué más! Mientras tanto, yo me despido con una pregunta que me carcome el alma: ¿habrá reconciliación o esto terminará como la guerra de los Roses… pero con custodia policial?