El domingo, una nueva escalada del conflicto entre Israel y Hezbolá sacudió la región. En un ataque sin precedentes en meses, el grupo chiíta libanés lanzó alrededor de 250 cohetes y proyectiles hacia territorio israelí, alcanzando zonas tan centrales como Tel Aviv. Este evento marcó una significativa intensificación de las hostilidades, generando temores de una escalada a una guerra a gran escala.
El Ataque de Hezbolá y sus Consecuencias
El ataque, que hirió a por lo menos siete personas en Israel, según reportes del Magen David Adom (la versión israelí de la Cruz Roja), incluyó impactos en el norte del país y hasta cerca de Tel Aviv. Un edificio residencial en Haifa sufrió daños severos, mientras que en Petah Tikva se registraron heridos leves por la onda expansiva de una explosión. La respuesta de Israel fue inmediata y contundente, realizando ataques aéreos contra presuntos centros de comando de Hezbolá en Beirut.
Los ataques aéreos israelíes en Beirut, que ocurrieron días antes, ya habían causado al menos 29 muertes y 67 heridos, según el Ministerio de Salud del Líbano. Este evento actuó como catalizador del ataque masivo de Hezbolá. La violencia afectó varias ciudades libanesas, incluyendo el Aeropuerto Internacional Rafic Hariri de Beirut, que fue envuelto en humo tras los bombardeos.
Las represalias israelíes causaron víctimas entre los soldados libaneses; se reportó un soldado muerto y 18 heridos después de un ataque contra un centro del ejército libanés en el suroeste del país. Sin embargo, el ejército israelí insistió en que los ataques fueron dirigidos exclusivamente contra los milicianos de Hezbolá. No se ha aclarado la cifra total de víctimas en el lado libanés. Esta situación revela el riesgo de que la escalada del conflicto extienda su impacto más allá del enfrentamiento entre Israel y el grupo guerrillero.
El Contexto Regional y la Imposibilidad de una Tregua
Este reciente intercambio de fuego se inserta en el contexto de la guerra más amplia iniciada por el ataque de Hamás en Gaza el 7 de octubre. Hezbolá, grupo respaldado por Irán, justificó sus acciones como una muestra de solidaridad con el grupo palestino. La situación se ha complicado aún más, pues Israel ha respondido a los ataques con bombardeos a gran escala sobre el Líbano. La ofensiva, que mató al líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah y varios comandantes de la organización, desencadenó una respuesta más agresiva de este grupo
Mientras los esfuerzos diplomáticos para lograr un alto el fuego continúan, la violencia persistente hace difícil lograr una tregua. A pesar de los intentos de mediación por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, las partes del conflicto parecen mantener su postura beligerante. El enviado estadounidense Amos Hochstein regresó a la región, pero las negociaciones no han logrado un acuerdo.
El principal diplomático de la Unión Europea, Josep Borrell, ha instado a una mayor presión sobre Israel y Hezbolá para lograr un acuerdo. La UE se ha comprometido a ayudar al ejército libanés con 200 millones de euros (208 millones de dólares), para desplegar fuerzas adicionales en el sur, pero aún es necesaria la voluntad política de los beligerantes.
Un acuerdo para un alto el fuego tendría que incluir la retirada de las fuerzas israelíes y los milicianos de Hezbolá del sur del Líbano, así como el establecimiento de una zona de patrullaje por parte de las tropas libanesas con la presencia de las fuerzas de la ONU. Este es un objetivo complejo en medio de la escalada actual.
Las víctimas y el impacto humanitario
La violencia ha causado un enorme sufrimiento humano. El Ministerio de Salud del Líbano reporta más de 3700 víctimas mortales, mientras que en Israel, se estima en alrededor de 140 entre militares y civiles. El desplazamiento de la población también ha sido masivo: se estima que un cuarto de la población de Líbano, alrededor de 1,2 millones de personas, ha sido desplazada por los combates. Por su parte, cerca de 60.000 israelíes tuvieron que abandonar sus hogares en el norte del país.
Los daños a infraestructuras e instituciones, en particular los ocurridos en Beirut con los ataques aéreos, también son considerables. La situación humanitaria de ambos países es crítica, ya que requiere un esfuerzo importante de ayuda internacional y una solución rápida del conflicto.
El estancamiento en la liberación de rehenes
La situación de los rehenes capturados en Gaza sigue siendo un punto de fuerte fricción entre las partes. Las negociaciones para su liberación se han estancado, incluso después del intercambio logrado hace un año. Hamas exige la retirada total de las tropas israelíes de Gaza, condición que Israel no acepta. Este estancamiento dificulta las posibilidades de llegar a un acuerdo de cese al fuego. Esta situación pone a prueba la capacidad negociadora internacional y la voluntad de las partes involucradas en solucionar el conflicto.
En resumen, la escalada del conflicto entre Israel y Hezbolá plantea un serio riesgo para la estabilidad regional. La magnitud de los recientes ataques y el fracaso de las negociaciones para lograr un cese al fuego auguran un panorama incierto y amenazante, donde la urgencia de buscar una solución política pacífica se hace cada vez más evidente.