¿Puede un sereno convertirse en ladrón? ¿Es posible que un policía investigado por narcotráfico quede libre de cargos? En Entre Ríos, la línea entre la ley y el delito se difumina en dos casos escandalosos que claman por respuestas. La **opacidad** se erige como el telón de fondo de estas historias, donde la sombra de la sospecha oscurece el accionar de funcionarios y empleados públicos. ¿Estamos ante simples manzanas podridas o frente a un sistema corrompido hasta la médula?
**Depósito Oficial:** ¿Quién Abre la Jaula al Zorro?
La Dirección de Automotores de Entre Ríos es el epicentro de un terremoto institucional. Antonio Rubén Vitasse, un empleado traicionero que juró proteger los bienes del Estado, fue filmado in fraganti robando ruedas de aleación de vehículos oficiales. ¿Cómo pudo este lobo disfrazado de cordero burlar la seguridad del depósito?
El subdirector del área no titubeó al denunciar el robo. Vitasse, en compañía de un cómplice, ingresó al depósito el 7 de septiembre de 2024 y despojó a una camioneta fuera de servicio de sus cuatro ruedas N° 16, reemplazándolas por otras de menor valor. Una maniobra descarada capturada por las implacables cámaras de seguridad.
Pero la ambición de Vitasse no se detuvo ahí. Las grabaciones revelaron sus repetidas incursiones en un colectivo estacionado en el predio, donde sus “actitudes sospechosas” culminaron con la desaparición de un estéreo. ¿Fue Vitasse un simple ratero de ruedas y radios, o un eslabón en una cadena de corrupción más extensa?
La Dirección de Asuntos Jurídicos actuó con celeridad, recomendando un sumario administrativo para desenmascarar la responsabilidad de Vitasse y castigar su traición. La investigación, liderada por la Dirección de Sumarios, promete arrojar luz sobre este oscuro episodio. Pero, ¿será suficiente para resarcir la confianza perdida?
¿Cómo pudo Vitasse operar con tanta impunidad? ¿Fallaron los controles internos? ¿Hubo cómplices silenciados por el miedo? ¿Es este un caso aislado o la punta del iceberg de una corrupción enquistada en la Dirección de Automotores? Estas preguntas laceran la credibilidad de la administración pública y exigen respuestas contundentes. ¿Quién vigila a los vigilantes?
Este incidente no solo expone la vileza de un empleado, sino que también obliga a una revisión exhaustiva de los protocolos de seguridad en todas las dependencias estatales. Es hora de blindar los depósitos oficiales contra la codicia y garantizar que los corruptos rindan cuentas ante la justicia. ¿Estamos dispuestos a tolerar que los bienes del Estado sean pasto de la delincuencia?
**Narcotráfico y Sobreseimiento:** ¿Blindaje Policial o Error Judicial?
Mientras la sociedad aún no digiere el caso del sereno ladrón, otra bomba estalla en el corazón de la administración pública: el jefe de la Policía de Entre Ríos, comisario general Claudio Omar González, blinda a un funcionario policial implicado en una investigación por narcotráfico. ¿Estamos ante un acto de justicia o ante un vergonzoso encubrimiento?
El caso, que desató una tormenta mediática en la capital provincial, sembró dudas sobre la transparencia de la fuerza policial. Sin embargo, tras un trámite administrativo defendido por el abogado José Raúl Francisco Barbagelata Xavier, el jefe de la Policía decide sobreseer al funcionario, argumentando que no se hallaron “conductas reprochables al Reglamento General de Policía”. ¿Acaso el narcotráfico es compatible con el reglamento?
¿Cómo puede un policía investigado por presunto narcotráfico ser absuelto sin pruebas irrefutables de su inocencia? ¿Es suficiente no haber sido imputado en la causa penal para borrar toda sospecha administrativa? ¿Qué mensaje enviamos a la sociedad cuando un funcionario policial bajo la sombra del narcotráfico es reintegrado a sus funciones sin explicaciones convincentes?
Según la resolución del jefe de la Policía, el 26 de septiembre de 2021 se realizó un análisis del sumario y se dictaminó la Falta de Mérito del funcionario, supeditando la investigación al fallo definitivo de la causa penal. Sin embargo, el Juzgado Federal Nº2 certificó el 20 de noviembre de 2024 que el policía no figura como imputado y que la causa fue archivada el 24 de julio de 2023. ¿Es esta información suficiente para cerrar el caso y limpiar el nombre de un funcionario bajo sospecha? ¿O es una cortina de humo para proteger a un eslabón valioso de la cadena del narcotráfico?
La decisión del jefe de la Policía ha desatado una ola de críticas y ha sido cuestionada por diversos sectores sociales, que exigen transparencia y rendición de cuentas a las fuerzas de seguridad. Las acusaciones de encubrimiento y obstrucción de la investigación judicial resuenan con fuerza. ¿Está la cúpula policial protegiendo a un presunto delincuente o defendiendo la presunción de inocencia?
Este caso revela la urgente necesidad de fortalecer los controles internos y los mecanismos de supervisión en la Policía de Entre Ríos. Los funcionarios policiales deben rendir cuentas por sus actos, tanto en el ámbito penal como en el administrativo. La impunidad no puede ser el escudo de quienes juraron proteger a la sociedad. ¿Estamos dispuestos a permitir que la corrupción se apodere de nuestras fuerzas de seguridad?
Es imperativo investigar a fondo todas las denuncias sobre irregularidades policiales y castigar a los responsables, sin importar su rango o jerarquía. Solo así podremos restaurar la confianza de la ciudadanía en las fuerzas de seguridad y construir una sociedad más justa y equitativa. ¿Qué precio estamos dispuestos a pagar por la impunidad?
**Entre Ríos Sangra:** Opacidad, Impunidad y Corrupción
Los casos del sereno ladrón y del policía sobreseído son apenas dos ejemplos de una realidad alarmante: la opacidad y la falta de transparencia corroen los cimientos de la administración pública en Entre Ríos. Cuando los ciudadanos perciben que los funcionarios y empleados públicos actúan al margen de la ley y que la corrupción se impone como norma, la confianza en las instituciones se derrumba y la legitimidad del sistema democrático se desvanece. ¿Estamos condenados a vivir en un estado fallido?
Es hora de exigir medidas urgentes para revertir esta situación y garantizar que la transparencia, la rendición de cuentas y la ética sean los pilares de la administración pública. Necesitamos fortalecer los mecanismos de control interno y externo, promover la participación ciudadana en la gestión de los asuntos públicos y castigar con severidad a quienes abusen de su poder o traicionen la confianza depositada en ellos. ¿Estamos dispuestos a ser cómplices silenciosos de la corrupción?
La sociedad clama por respuestas y no está dispuesta a tolerar más casos de corrupción e impunidad. Los gobernantes y funcionarios públicos deben estar a la altura de las circunstancias y demostrar con hechos concretos su compromiso con la transparencia, la ética y el servicio al bien común. ¿Serán capaces de escuchar el clamor popular?
Estos incidentes nos urgen a fortalecer la integridad en la función pública y a garantizar que quienes sirven al Estado lo hagan con honestidad y responsabilidad. Solo así podremos construir una sociedad más justa y confiable, donde la transparencia sea la norma y la corrupción la excepción. ¿Seremos capaces de construir un futuro libre de corrupción?
¿Qué podemos hacer? ¡Actuar! Denunciar la corrupción, exigir transparencia a nuestros representantes y apoyar a las organizaciones que luchan contra la impunidad. No podemos permitir que Entre Ríos se convierta en un refugio de corruptos. ¡El futuro de nuestra provincia está en nuestras manos!