En los pliegues de la vida, donde las experiencias se entrelazan como hilos de un tapiz, encontramos historias que nos conmueven y nos inspiran. En Córdoba, Argentina, una mujer de 72 años llamada Cristina ha tejido su propio tapiz de resiliencia y perseverancia, demostrando que la edad es solo un número cuando se trata de alcanzar los sueños. A las puertas de finalizar sus estudios secundarios, Cristina se convierte en un faro de esperanza para aquellos que buscan un nuevo comienzo en la ‘edad dorada’.
El eco de los sueños postergados
La vida de Cristina, como la de muchas mujeres de su generación, estuvo marcada por las responsabilidades familiares y la necesidad de postergar sus aspiraciones personales. La crianza de sus hijos y las tareas del hogar ocuparon un lugar central en su vida, dejando en un segundo plano su deseo de completar sus estudios secundarios. Sin embargo, con el paso del tiempo y el apoyo incondicional de su familia, Cristina decidió retomar su sueño y demostrar que nunca es tarde para aprender.
En el Cenma Asimira Anexo J.W. Abalos de barrio Guiñazú, Cristina encontró un espacio donde sus sueños postergados podían florecer. Rodeada de compañeros de diferentes edades y con el apoyo de docentes comprometidos, se sumergió en el mundo del conocimiento con una pasión contagiosa. Su historia, que se hizo viral gracias a un video compartido por una vecina, no solo conmovió a la comunidad local, sino que se convirtió en un símbolo de superación personal para personas de todo el país.
«Tenía una familia, tuve que criar a mis hijos, llevar una casa adelante. Ellos ya hicieron su vida, entonces decidí terminar el secundario. Me siento feliz», compartió Cristina en el video, con una sonrisa que iluminaba su rostro.
Sus palabras resonaron con fuerza en aquellos que alguna vez abandonaron sus estudios por diferentes motivos: la falta de recursos económicos, las responsabilidades laborales o familiares. Cristina se ha convertido en un ejemplo para todos, demostrando que con perseverancia y apoyo es posible sobrepasar cualquier obstáculo.
Más allá de los libros: una red de apoyo para el adulto mayor
La historia de Cristina no es un caso aislado en Córdoba. La provincia cuenta con una amplia red de centros educativos de primaria y secundaria para adultos (CENPAs, Escuelas Nocturnas y CENMAs), que ofrecen una segunda oportunidad a quienes desean completar sus estudios. Estos centros no solo brindan formación académica, sino que también se convierten en espacios de encuentro y contención social para los adultos mayores.
En la parroquia Cristo Rey de Córdoba, por ejemplo, se lleva a cabo un programa de apoyo para adultos mayores y sus cuidadores. La iniciativa, liderada por la Licenciada en Enfermería Elsa Robledo, ofrece herramientas legales, de cuidado, relajación y autocuidado para quienes se enfrentan a los desafíos de la vejez. Estas actividades, que se realizan todos los viernes de agosto, buscan promover el bienestar integral de los adultos mayores y fortalecer sus lazos con la comunidad. El programa es un ejemplo del creciente compromiso de la sociedad cordobesa con el bienestar de sus adultos mayores.
La importancia de estos espacios radica en su capacidad para brindar contención, apoyo y herramientas para el desarrollo personal y social de los adultos mayores. En estos centros, se promueve el aprendizaje continuo, la participación activa en la comunidad y el acceso a servicios esenciales.
El empoderamiento en la edad dorada: un camino hacia la plenitud
La historia de Cristina nos invita a reflexionar sobre el verdadero significado del empoderamiento en la edad dorada. No se trata solo de adquirir conocimientos académicos, sino de descubrir nuevas pasiones, fortalecer la autoestima y participar activamente en la sociedad. La educación continua se convierte en una herramienta fundamental para el desarrollo personal y social de los adultos mayores, permitiéndoles mantenerse activos, conectados con su entorno y con un propósito en la vida.
El envejecimiento activo y la participación plena en la sociedad son pilares fundamentales para promover un envejecimiento saludable y una mejor calidad de vida en la edad adulta. La educación, el apoyo social y el acceso a servicios de calidad son cruciales para garantizar que los adultos mayores puedan vivir con dignidad, autonomía y bienestar.
Cristina, con su determinación y su espíritu indomable, nos recuerda que la edad no es un impedimento para alcanzar nuestros sueños. Su historia es una inspiración para todos, una invitación a desafiar los estereotipos y a construir una sociedad más inclusiva y equitativa para los adultos mayores. En Córdoba, la edad dorada se tiñe de empoderamiento, educación y un futuro lleno de posibilidades.
Programas como el de la parroquia Cristo Rey, junto con la amplia red de centros educativos para adultos, son ejemplos concretos de cómo la sociedad cordobesa se está adaptando a las necesidades de una población que envejece. Estos programas no solo benefician a los adultos mayores, sino que también enriquecen a la comunidad en su conjunto al promover la solidaridad intergeneracional y el intercambio de saberes.
En un mundo que a menudo margina a los adultos mayores, historias como la de Cristina nos recuerdan la importancia de valorar la experiencia, la sabiduría y la resiliencia que acompañan el paso del tiempo. Su ejemplo nos inspira a construir una sociedad donde la edad dorada sea sinónimo de oportunidades, crecimiento y plenitud.