En el corazón del bullicioso Microcentro porteño, entre el ir y venir de oficinistas y el ritmo frenético de la ciudad, se esconde un tesoro gastronómico que ha deleitado a generaciones: La Piedad. Esta confitería, fundada en 1940, es un oasis de sabores tradicionales que se ha mantenido firme en el tiempo, ofreciendo una experiencia culinaria simple pero inigualable: los sándwiches de miga más exquisitos del barrio.
Un legado de sabor que atraviesa generaciones
La historia de La Piedad se remonta a 1940, cuando Mario Sabatella, un panadero de oficio con una visión clara, decidió abrir sus puertas en la calle Florida, a pasos de la Plaza de Mayo. Su objetivo era simple: ofrecer sándwiches y almuerzos de calidad a los trabajadores de la zona. Ocho décadas después, el legado de Mario perdura no solo en la calidad de sus productos, sino también en la pasión que su familia, ahora al frente del negocio, imprime en cada detalle.
Diego y Natalia, hijos de Mario, han tomado la posta con la misma dedicación que su padre. Han sabido mantener la esencia de La Piedad, conservando los sabores clásicos que la hicieron famosa, pero también incorporando nuevas opciones que amplían la propuesta y deleitan a los paladares más exigentes.
La Piedad ha sido testigo silencioso de la historia argentina. Desde cambios de gobierno y crisis económicas hasta la reciente pandemia, la confitería ha permanecido como un símbolo de constancia y calidad, adaptándose a los tiempos sin perder su identidad.
Un festín para los sentidos: la variedad de La Piedad
La Piedad ofrece una impresionante variedad de sándwiches de miga, con cerca de cuarenta sabores que van desde los clásicos jamón y queso hasta creaciones gourmet que sorprenden por su originalidad. Los sándwiches, de generosas dimensiones, se caracterizan por la abundancia y calidad de sus rellenos, una característica que los ha convertido en los favoritos de los oficinistas de la zona.
Entre los sabores más solicitados, se destaca el vitel toné, un clásico navideño que se ha ganado un lugar permanente en la carta gracias a su popularidad. El peceto, cocinado a fuego lento durante horas con verduras, se deshace en la boca, ofreciendo una experiencia de sabor única. Otras opciones destacadas incluyen el sándwich de peceto con mostaza, tomate, queso Dambo y tomillo fresco; la mortadela con pistacho, queso Dambo y pesto casero; y el imperdible matambre casero con tomate.
Para los amantes de los quesos, La Piedad ofrece opciones irresistibles como el sándwich de queso brie, rúcula, miel y almendras tostadas, una combinación de sabores dulces y salados que deleita el paladar. Y para quienes buscan opciones más audaces, el sándwich de miga de milanesa completo, con jamón, queso, tomate, lechuga y una milanesa jugosa, es una verdadera explosión de sabor.
Los vegetarianos también encuentran su lugar en La Piedad, con opciones como el sándwich de berenjenas en escabeche y queso; el de queso y tomate en pan negro; y el de palta, tomates secos, cilantro y queso. La Piedad se asegura de que haya una opción para cada gusto, sin sacrificar la calidad ni la frescura de sus ingredientes.
Más allá de los sándwiches: una propuesta completa
Si bien los sándwiches de miga son la estrella indiscutible de La Piedad, la confitería ofrece una propuesta gastronómica que va más allá. Empanadas, tartas, baguettes y una selección de facturas, macarones y otros dulces completan la carta, ofreciendo opciones para todos los momentos del día.
La Piedad es mucho más que una simple confitería; es una institución en Microcentro. Un lugar donde la tradición y la calidad se unen para ofrecer una experiencia gastronómica que perdura en el tiempo. Un secreto a voces que se comparte entre generaciones de porteños y que sigue conquistando nuevos paladares con la simpleza y el sabor de sus exquisitos sándwiches de miga.
Visitar La Piedad es transportarse a una época donde la atención personalizada y la calidad de los productos eran los pilares fundamentales de cualquier negocio. Es un lugar donde el tiempo parece detenerse, permitiendo disfrutar de un almuerzo tranquilo y sabroso en medio del caos citadino.
La próxima vez que se encuentren en Microcentro, no duden en visitar este rincón emblemático de la gastronomía porteña. Descubran el secreto mejor guardado de la ciudad y deléitense con la experiencia única de saborear un auténtico sándwich de miga de La Piedad.