¿Se puede edificar un futuro próspero sobre cimientos de desigualdad e información distorsionada? En Santiago del Estero, el clamor de los productores sedientos de agua se ahoga en el rugido de los motores del Moto GP. A nivel nacional, la ‘realidad editada’ del gobierno de Milei se impone como un relato hegemónico. ¿Son estos casos aislados o síntomas de un problema mayor? Acompáñenos a desentrañar las estrategias y consecuencias del abuso de poder en la Argentina contemporánea.
Santiago del Estero: Cuando el Agua del Pueblo Riega el Espectáculo
En el corazón de Santiago del Estero, la proximidad del Moto GP ha generado una indignante controversia: ¿Es justo priorizar el entretenimiento de multitudes sobre la subsistencia de cientos de familias? Mientras los productores locales alzan sus voces, como un grito desesperado, exigiendo el agua del río Dulce para salvar sus cosechas, el gobierno provincial, liderado por Gerardo Zamora, ha decidido redirigir ese recurso vital para elevar el nivel del lago que rodea el circuito. Una metáfora cruel: la sed de un pueblo frente a la opulencia de un evento internacional.
Las denuncias de los productores, recogidas por medios locales como “El Liberal” y “Nuevo Diario”, son un testimonio desgarrador de la situación. No es la primera vez, aseguran, que se corta el suministro de agua en épocas de la carrera de motociclismo. ¿Cuántas cosechas se perderán este año? ¿Cuántas familias se verán obligadas a abandonar sus tierras? La respuesta del gobierno provincial, lejos de ser una solución, se diluye en promesas vacías: el suministro se restablecerá una vez finalizado el evento. ¿Y mientras tanto?
¿Qué oculta la falta de transparencia? La página web de la Unidad Ejecutora del Servicio de Riego del Río Dulce, la entidad encargada de informar sobre los niveles de abastecimiento, permanece inexplicablemente fuera de servicio. ¿Un simple error técnico o una estrategia deliberada para silenciar las voces críticas? Esta opacidad alimenta las sospechas y la desconfianza, sumiendo a los productores en un mar de incertidumbre y frustración.
Ante la falta de respuestas, el productor Juan Pérez, en diálogo con Radio Panorama, sentenció: “Si no nos escuchan, cortaremos la ruta”. Una medida desesperada, que fue desactivada tras la promesa de las autoridades de restablecer el suministro. ¿Pero cuánto valen las promesas en tiempos de sequía y manipulación? La angustia y la desesperación de quienes ven cómo sus medios de vida se desvanecen son elocuentes.
Cada año, la realización del Moto GP genera interrogantes sobre el balance costo-beneficio para la provincia. Los elevados costos de la logística y los derechos de organización, que superan los 30 millones de dólares, contrastan con los beneficios reales para la población local. ¿Quién se beneficia realmente de este espectáculo? ¿Acaso el brillo de los reflectores puede ocultar la realidad de un pueblo sediento?
¿Por qué el silencio? El gobierno provincial se mantiene en silencio, rehuyendo las preguntas sobre las acusaciones de priorizar el espectáculo por encima de las necesidades básicas de su pueblo. Este silencio, cómplice de la injusticia, no hace más que alimentar la indignación y la desconfianza. ¿Acaso el poder prefiere el eco de los aplausos al clamor de un pueblo?
La ‘Realidad Editada’ Mileísta: Cuando la Manipulación Se Convierte en Ley
A nivel nacional, el gobierno de Javier Milei parece haber perfeccionado el arte de la manipulación informativa. ¿Estamos ante una nueva forma de autoritarismo? Personajes borrados de fotos oficiales, silenciamiento de voces críticas, argucias narrativas para ocultar compromisos económicos y manipulación de datos son solo algunas de las tácticas utilizadas para construir una realidad paralela que favorezca sus intereses. ¿Pero a qué precio?
El caso de Victoria Villarruel, literalmente ‘guillotinada’ de las imágenes oficiales de la asamblea legislativa, es un ejemplo elocuente de esta estrategia. La eliminación de la vicepresidenta, así como la ausencia de Axel Kicillof en las fotos de la visita de funcionarios nacionales a Bahía Blanca tras la catástrofe climática, revelan una obsesión por controlar la narrativa y castigar a los adversarios. ¿Es esta la imagen de una república democrática?
Esta práctica, que evoca los regímenes totalitarios del siglo XX, se combina con el silenciamiento de las críticas y el ocultamiento de las situaciones incómodas. Durante la apertura del período de sesiones ordinarias, la transmisión oficial evitó mostrar los asientos vacíos de la Cámara de Diputados y el gesto amenazante del ‘gurú’ presidencial Santiago Caputo hacia el diputado Facundo Manes, empeñado en interrumpir al Presidente con un ejemplar de la Constitución Nacional. ¿Acaso la disidencia es un delito?
En la misma línea, el gobierno de Milei ha recurrido a interpretaciones forzadas de la Constitución para eludir el tratamiento en el Congreso del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), evitando así la difusión de detalles que podrían alterar los planes oficiales. ¿Es justificable la falta de transparencia en nombre de la gobernabilidad? Esta estrategia, según el abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez, “atenta contra los principios básicos de la democracia y la división de poderes”.
¿Está el gobierno alimentando una paranoia colectiva? Ante esta recurrente obsesión por el control de la comunicación, surge la pregunta de si el gobierno de Milei no estará alimentando la percepción de una conspiración en marcha, impulsada por actores económicos, políticos y mediáticos para desestabilizar su gestión. Esta narrativa, que es amplificada por la ‘milicia digital’ y los comunicadores afines al oficialismo, busca abroquelar a los seguidores del Presidente y justificar las medidas autoritarias. ¿Pero no es acaso la diversidad de opiniones la esencia de una sociedad libre?
Sin embargo, esta táctica, que recuerda a la estrategia de ‘inundar la zona’ utilizada por Steve Bannon durante la campaña de Donald Trump, podría tener un efecto bumerán. La manipulación constante de la información, la dilación en la concreción de las promesas y los errores no forzados podrían erosionar la credibilidad del gobierno y alimentar el descontento social. ¿Cuánto tiempo podrá sostenerse esta ‘realidad editada’?
En este contexto, el gobierno de Milei se enfrenta a desafíos inminentes, como la judicialización del DNU por el acuerdo con el FMI y el conflicto de poderes que podría abrirse por la designación en comisión de jueces para la Corte Suprema. Estos obstáculos, sumados a las protestas sociales y las investigaciones sobre el ‘Criptogate’, ponen a prueba la capacidad del gobierno para ‘editar’ la realidad y mantener el control de la agenda pública. ¿Podrá la ‘realidad editada’ resistir el embate de la verdad?
“Cuando el poder prefiere el espectáculo a las soluciones, el pueblo sufre las consecuencias.” – Lucía Paredes
¿Qué podemos hacer?
¿Cómo romper el cerco de la manipulación? La sequía santiagueña y la ‘realidad editada’ mileísta son dos caras de una misma moneda: el abuso de poder. En ambos casos, se priorizan los intereses particulares por encima del bienestar general, sacrificando el futuro de los más vulnerables. Pero, ¿qué podemos hacer para revertir esta situación?
- Informarnos: Buscar fuentes de información confiables y contrastar diferentes perspectivas.
- Debatir: Participar en conversaciones constructivas y expresar nuestras opiniones con respeto.
- Cuestionar: No aceptar la información de forma pasiva y analizar críticamente los discursos oficiales.
- Movilizarnos: Apoyar iniciativas ciudadanas y participar en acciones colectivas para defender nuestros derechos.
¿Te animás a ser parte del cambio? La lucha por la verdad y la justicia es una tarea de todos. No podemos delegar esta responsabilidad en manos de otros. Debemos informarnos, debatir, cuestionar y movilizarnos para defender nuestros derechos y construir un futuro mejor para todos. ¿Estás listo para despertar?