El Papa Francisco celebró el 40 aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile en una ceremonia en el Vaticano. El evento, cargado de simbolismo, tuvo lugar en la Sala Regia del Palacio Apostólico, el mismo espacio donde se firmó el tratado en 1984, con la presencia de Juan Pablo II. La ausencia del canciller argentino, Gerardo Werthein, sin embargo, marcó un capítulo inesperado en esta conmemoración.
El elogio papal al diálogo y la paz
El Sumo Pontífice, en su discurso, resaltó la importancia histórica del tratado, describiéndolo como “un ejemplo a imitar más actual que nunca”. Francisco hizo hincapié en la necesidad del diálogo como pilar fundamental de la comunidad internacional, una necesidad particularmente relevante en el contexto geopolítico actual, marcado por conflictos armados y tensiones globales.
Su Santidad recordó la participación de las presidentas Cristina Fernández de Kirchner y Michelle Bachelet en el 25 aniversario del tratado en 2009. Señaló cómo el acuerdo de paz entre Argentina y Chile no sólo representa la unión de dos países vecinos, sino también la hermandad entre dos pueblos unidos por lazos históricos y culturales profundos. Esta referencia al pasado reciente sirve como contrapunto a la notable ausencia de la representación oficial argentina en esta ocasión.
Francisco destacó el Tratado de Paz y Amistad como un ejemplo luminoso de la capacidad humana para priorizar la paz por sobre la violencia y la confrontación. Su mensaje fue una llamada a la comunidad internacional a perseverar en el diálogo y en las negociaciones pacíficas para la resolución de controversias, destacando la necesidad de considerar los intereses legítimos de todas las partes involucradas.
El Papa se refirió directamente a los conflictos bélicos actuales en Ucrania y Palestina como ejemplos del fracaso de la humanidad en la búsqueda de la paz a través del diálogo, lamentando la prevalencia de la “prepotencia del invasor” sobre el consenso pacífico. Condeno, también, la hipocresía de aquellos que proclaman la paz mientras se benefician de la industria armamentística.
La ausencia de Werthein: un vacío diplomático
La ausencia del canciller Werthein generó un vacío diplomático considerable. Si bien el embajador argentino ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino, representó al país, su presencia no logró compensar la falta de un alto funcionario del gobierno argentino en un acto de semejante importancia. Esta ausencia contrasta con la participación plena del canciller chileno, Alberto van Klaveren, quien estuvo presente para representar al gobierno del presidente Gabriel Boric.
Werthein justificó su ausencia en “un desencuentro” con las autoridades chilenas durante la cumbre del G20 en Brasil. Sin embargo, esta explicación ha generado especulaciones y críticas en el ámbito político argentino. La falta de una comunicación clara y contundente del gobierno argentino sobre el asunto ha avivado las dudas e interpretacione.
Diversos ex cancilleres argentinos, de diferentes extracciones políticas, han expresado su malestar por la ausencia del canciller argentino en el acto. Se han pronunciado en contra de lo que consideran una falta de respeto a la importancia del tratado, y una representación inadecuada ante la Santa Sede.
El incidente resalta la tensión entre las relaciones bilaterales y las políticas internas de ambos gobiernos. La ausencia del canciller plantea una serie de interrogantes sobre la importancia que el gobierno argentino le otorga a la diplomacia regional y las relaciones con Chile.
Un tratado histórico y un futuro incierto
El Tratado de Paz y Amistad de 1984 es un hito en la historia de las relaciones argentino-chilenas. Significa la culminación de un proceso de diálogo y negociación que evitó un posible conflicto bélico por la soberanía del Canal de Beagle. La decisión del gobierno argentino de no asistir a la ceremonia de su 40° aniversario plantea serias dudas sobre el compromiso con este legado.
La ausencia de Werthein, más allá de su explicación oficial, podría ser interpretada como una señal de las tensiones y de los desafíos que se presentan en el escenario político regional. Las repercusiones diplomáticas de esta decisión se irán manifestando en los próximos meses. La reacción tanto de Chile como de otros gobiernos y organismos internacionales va a generar una ola de especulaciones sobre la alineación regional del nuevo gobierno argentino en la escena internacional.
El contexto de la ausencia de Werthein es complejo. Por un lado, la celebración del tratado como símbolo de paz y diálogo a nivel mundial. Por otro lado, los desafíos políticos internos y regionales del nuevo gobierno argentino que aún se encuentran en una etapa de configuración en la escena internacional. La ausencia de Argentina pone en tela de juicio el consenso social y el compromiso del nuevo gobierno con las relaciones bilaterales con Chile, lo cual podría tener impactos futuros en los tratados bilaterales entre ambos países.