¿Te imaginas un lugar donde Madonna celebró su cumpleaños y donde la movida under porteña se sentía como en casa? Yo tampoco hasta que me contaron la historia de El Living. Prepárense para un viaje en el tiempo a la Recoleta de los 90, donde la música, el arte y la buena onda crearon un espacio inolvidable.
El Living: Un crisol de culturas y tendencias
En la década de los 90, Buenos Aires vibraba con una energía única. La globalización comenzaba a sentirse con fuerza, y la ciudad se abría a nuevas influencias culturales y musicales. En este contexto, Jorge D’Agostini, un visionario con alma de artista, decidió crear un espacio que reuniera todas estas tendencias en un solo lugar: El Living.
¿Qué hacía tan especial a El Living? No era solo un boliche, ni un bar, ni una disquería, ni un restaurante. Era una mezcla de todo eso, un lugar donde podías tomar una copa de vino mientras escuchabas a Depeche Mode y te sentías como en el living de tu casa, pero con un toque de glamour y sofisticación.
“El Living era un lugar mágico, donde todo era posible. Era como estar en una película de Almodóvar, pero en Buenos Aires”, recuerda Ana, una asidua concurrente del lugar.
El sueño de Giorgi: De la disquería al boliche más cool de Buenos Aires
Antes de convertirse en el rey de la noche porteña, Jorge D’Agostini, conocido como Giorgi, tuvo una disquería en la calle Marcelo T. de Alvear. Allí vendía vinilos importados y se codeaba con lo más selecto de la movida under. Pero Jorge quería más: quería crear un espacio donde la gente pudiera vivir la música en su máxima expresión.
Tras un viaje a Italia en busca de sus raíces, Jorge regresó a Buenos Aires con una idea clara: abrir una disquería que también fuera un lugar de encuentro. Así nació El Living, en 1994, en una casa de 400 metros cuadrados en la calle Marcelo T. de Alvear y Paraná. El lugar era imponente, con una decoración que combinaba lo industrial con lo barroco, evocando la atmósfera del Louvre.
¿Por qué ‘El Living’?
El nombre del lugar surgió de una conversación casual con su madre. Jorge le estaba describiendo cómo era el espacio, y ella le dijo: “Imaginate que es como un living”. En ese instante, Jorge supo que ese sería el nombre perfecto: El Living, un lugar para sentirse como en casa, pero con la magia de la noche porteña.
Sergio De Loof: El padrino del Living
La conexión de Jorge con el mundo de la noche se produjo gracias a su madre, quien daba clases de yoga a la madre de Sergio De Loof, el rey del under porteño. Sergio y Jorge se hicieron amigos rápidamente, y Sergio le brindó a Jorge una valiosa lista de contactos y le animó a llamar de su parte. Así, Jorge comenzó a construir su propia red de relaciones, atrayendo a figuras destacadas de la cultura y el espectáculo.
El casamiento de Borensztein: La noche que consagró a El Living
El primer gran evento que albergó El Living fue el casamiento de Sebastián Borensztein con Paula Siero. Esa noche fue una verdadera locura, recuerda Jorge. El lugar recién había abierto sus puertas y aún no contaba con aire acondicionado, pero eso no impidió que la fiesta fuera un éxito. Entre los invitados se encontraban figuras como Fito Páez, Lerner y Tato Bores.
Para Jorge, esa noche significó mucho más que un evento exitoso. Tuvo la oportunidad de conocer a Tato Bores, uno de sus ídolos, gracias a la gestión de Sebastián. Jorge describe ese encuentro como un momento mágico, una experiencia que marcaría su vida para siempre.
Madonna en El Living: Un cumpleaños inolvidable
Pero si hubo una noche que marcó la historia de El Living, fue la del cumpleaños de Madonna en 1996. El equipo de filmación de la Reina del Pop había estado explorando diferentes locaciones en Buenos Aires, y los escenógrafos quedaron fascinados con la atmósfera del boliche. Al día siguiente, Jorge recibió una llamada en inglés informándole que Madonna quería celebrar su cumpleaños allí.
¿Te imaginas la escena? El Living repleto de gente que quería ver a Madonna, los vecinos alquilando balcones para espiarla, y la Reina del Pop sentada en un sillón del living, disfrutando de la música y el ambiente. ¡Una locura total!
Jorge recuerda con asombro el impacto que generó la presencia de Madonna en El Living. A pesar de no ser fanático, atesora ese momento como un recuerdo invaluable.
El legado de El Living: Un faro en la noche porteña
El Living fue mucho más que un boliche de moda. Fue un espacio de encuentro, de expresión artística y de conexión humana. Jorge D’Agostini creó un lugar donde la música, la cultura y la diversión se fusionaban en una experiencia única e inolvidable.
¿Qué nos queda de El Living? Nos queda la nostalgia de una época dorada, la memoria de un lugar donde la creatividad y la pasión se celebraban en cada rincón. Nos queda la certeza de que, a pesar de los cambios y las modas, siempre habrá lugar para aquellos espacios que nos hacen sentir como en casa.
- Música innovadora y ecléctica
- Atmósfera cálida y acogedora
- Público diverso y sofisticado
- Eventos únicos e irrepetibles
¿Cuál es tu lugar favorito? ¿Qué recuerdos atesoras de esos espacios que marcaron tu vida? ¡Comparte tus historias en los comentarios!