Josep Borrell, el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, concluyó su mandato con una advertencia contundente: “Europa está en peligro”. Este mensaje, repetido al inicio y al final de su gestión, resume la preocupación central de Borrell: la necesidad de que la UE fortalezca su posición geopolítica en un mundo cada vez más complejo e inestable. Su mandato, de cinco años, estuvo marcado por múltiples crisis, desde la pandemia de COVID-19 hasta las guerras en Ucrania y Oriente Medio, que pusieron a prueba la capacidad de respuesta de la Unión y expusieron sus vulnerabilidades.
Un legado de luces y sombras
Objetivo: Analizar los éxitos y fracasos de la gestión de Borrell, destacando la complejidad del cargo y la necesidad de unidad entre los estados miembros.
La gestión de Borrell al frente de la diplomacia europea estuvo marcada por la dificultad de conciliar los intereses divergentes de los 27 Estados miembros. Su mayor logro, sin duda, fue mantener la unidad europea en la respuesta a la invasión rusa de Ucrania. Borrell lideró la imposición de sanciones económicas sin precedentes contra Rusia y promovió la entrega de ayuda militar a Ucrania, rompiendo con el tradicional pacifismo de la UE. Sin embargo, su actuación en otras crisis, como la guerra de Gaza o la retirada de Afganistán, fue criticada por su falta de contundencia y la incapacidad de la UE para actuar con rapidez y decisión.
Uno de los episodios más controvertidos de su mandato fue la visita a Moscú en 2021, donde fue confrontado por el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, quien lo acusó de hipocresía en relación con el trato a los líderes independentistas catalanes. Este incidente evidenció la vulnerabilidad de la UE frente a la asertividad rusa y la dificultad de Borrell para defender los intereses europeos en un escenario hostil. Asimismo, la caótica retirada de Afganistán en 2021 expuso la dependencia de la UE de Estados Unidos en materia de seguridad y la falta de una capacidad militar autónoma para actuar en escenarios de crisis.
El lenguaje del poder: ¿una asignatura pendiente?
Objetivo: Examinar la visión de Borrell sobre el poder y la necesidad de que la UE lo ejerza con mayor eficacia en el escenario internacional.
La frase “Europa debe aprender a hablar el lenguaje del poder”, repetida por Borrell en numerosas ocasiones, se convirtió en el leitmotiv de su mandato. Para Borrell, la UE debe ser capaz de defender sus intereses y valores con mayor firmeza, utilizando todos los instrumentos a su disposición, incluyendo la diplomacia, la economía y la fuerza militar. Sin embargo, la realidad es que la UE sigue enfrentando importantes obstáculos para actuar como un actor geopolítico de primer orden. La falta de unidad entre los Estados miembros, la dependencia de Estados Unidos en materia de seguridad y la reticencia a invertir en defensa son algunos de los factores que limitan la capacidad de la UE para proyectar poder en el escenario internacional.
Kaja Kallas: ¿continuidad o ruptura?
Objetivo: Comparar la visión de Borrell con la de su sucesora, Kaja Kallas, y analizar los posibles cambios en la política exterior de la UE.
La llegada de Kaja Kallas, ex primera ministra de Estonia, al cargo de Alta Representante plantea interrogantes sobre la futura dirección de la política exterior de la UE. Kallas, conocida por su línea dura contra Rusia, ha señalado las guerras en Ucrania y Oriente Medio como prioridades urgentes. Si bien se espera una continuidad en el apoyo a Ucrania, la postura de Kallas frente a otras potencias como China o Irán podría ser más confrontativa que la de Borrell. Además, su experiencia como líder de un pequeño país fronterizo con Rusia podría influir en su enfoque hacia la seguridad europea, impulsando una mayor cooperación en defensa y una menor dependencia de Estados Unidos.
En definitiva, el legado de Josep Borrell es complejo y multifacético. Su mandato estuvo marcado por la crisis y la incertidumbre, pero también por la voluntad de fortalecer la posición de Europa en el mundo. La tarea de Kaja Kallas será dar continuidad a este esfuerzo, superando las divisiones internas y construyendo una UE más unida y capaz de afrontar los desafíos del siglo XXI.