La temporada de vacaciones se aproxima y con ella, una disyuntiva para los argentinos: ¿vacaciones dentro o fuera del país? El peso de la economía local y la creciente competitividad de destinos internacionales, particularmente Brasil, plantean un escenario complejo para el sector turístico nacional. La tendencia, según múltiples proyecciones, apunta a un significativo éxodo turístico hacia países vecinos, con Brasil posicionándose como el principal candidato.
El atractivo de Brasil: precios y cercanía
La principal razón detrás de la posible migración masiva hacia Brasil es el costo. La devaluación del real frente al peso argentino, sumado a los altos precios en servicios turísticos locales, hacen que el vecino país se presente como una alternativa más accesible para las familias argentinas. A ello se suma la cercanía geográfica, que facilita el viaje, tanto por vía terrestre como aérea, reduciendo costes en traslados que serían considerablemente mayores para destinos más lejanos.
Si bien Uruguay también representa un destino atractivo para los turistas argentinos, la mayor parte de su mercado vacacional ya está consolidado entre la población local. En este sentido, Brasil presenta una mayor capacidad de absorción para el flujo adicional de turistas que se prevé para esta temporada.
El impacto en la economía argentina: una caída en el turismo receptivo
El éxodo turístico no solo implica una disminución en los ingresos del sector turístico local, sino que también repercute en otros sectores de la economía. El turismo es una fuente importante de empleo, generando ingresos y movimiento económico en diversas regiones del país. La disminución del turismo receptivo, con una baja del 16% registrada en septiembre, refleja el impacto negativo del alto costo de vida en Argentina para turistas extranjeros.
El dólar planchado, la inflación y el aumento desmedido de los precios de los servicios turísticos y de la alimentación han hecho de Argentina un destino poco competitivo en comparación con otros países de la región. Esta situación se agrava con la eliminación de programas gubernamentales como Previaje, que incentivaban el consumo interno, y la reducción de feriados puente, factores que antes impulsaban la actividad turística.
La imagen refleja el impacto del éxodo turístico en las ciudades argentinas. Calles que antes bullían con la actividad turística ahora lucen vacías, impactando negativamente a las pequeñas y medianas empresas que dependen de este sector.
La mirada del sector turístico: reclamos y propuestas
La Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA) ha expresado su preocupación ante la situación, remarcando la diferencia de costos entre destinos argentinos y extranjeros. Según sus datos, los destinos turísticos argentinos son un 20% más caros que los del exterior, un diferencial atribuido en gran parte a la carga impositiva.
FEHGRA reclama reducciones impositivas para mejorar la competitividad del sector, comparando la carga tributaria de Argentina con la de Europa, donde el IVA en el sector turístico ronda el 10%, muy por debajo del 21% que se aplica en Argentina. A ello se suman impuestos como el a débitos y créditos bancarios, el PAIS e Ingresos Brutos, que incrementan la carga tributaria en aproximadamente un 9%.
Con respecto a Brasil, la diferencia en precios no se atribuye tanto a la carga impositiva (allí es incluso superior), sino a la devaluación del real frente al peso argentino. Esto hace que los destinos brasileños sean mucho más accesibles para los turistas argentinos.
La respuesta oficial: un llamado a la creatividad
La respuesta del Gobierno argentino, a través del Secretario de Turismo, Ambiente y Deporte, Daniel Scioli, y la subsecretaria de Turismo nacional, Yanina Martínez, ha sido en parte cuestionada por el sector. Mientras que las autoridades nacionales desestiman las afirmaciones sobre los altos costos en Argentina, argumentando que la competitividad debe medirse por la calidad de servicios y la diversidad de recursos, las autoridades provinciales manifiestan su preocupación.
Scioli ha propuesto un llamado a la creatividad y a la colaboración público-privada para encontrar soluciones. Sin embargo, la falta de medidas económicas concretas o una inyección de recursos para subsidiar el sector turístico deja en el aire la eficacia de su propuesta. Mientras tanto, la incertidumbre persiste, y las previsiones del sector no son optimistas.
La falta de una estrategia gubernamental integral para el sector turístico deja a las empresas locales en una situación vulnerable, expuestas a la competencia de destinos internacionales más competitivos. La ausencia de una solución definitiva podría tener consecuencias negativas en la actividad turística durante la temporada estival.
El futuro incierto: ¿un éxodo inevitable?
Si bien la perspectiva de un éxodo masivo de turistas argentinos hacia Brasil parece probable, existen factores que podrían atenuar el impacto. Los altos costes de traslados, especialmente para viajes en automóvil a largas distancias, o el coste de los billetes de avión para familias numerosas, podrían disuadir a parte de la población de viajar al exterior.
Córdoba, una provincia con una fuerte actividad turística, podría verse significativamente afectada. Sin embargo, la combinación de factores económicos y las dificultades de accesibilidad a Brasil podría hacer que la situación no sea tan dramática como prevén algunos analistas, aunque sin duda implicará una fuerte caída en el flujo turístico local.
La temporada 2024-2025 se presenta como un período crucial para el sector turístico argentino, el cual deberá adaptarse a las nuevas realidades económicas y lograr estrategias que recuperen su competitividad a nivel regional e internacional para evitar este tipo de situaciones en el futuro.