El icónico Edificio Chrysler, símbolo de la arquitectura Art Déco de Nueva York, se encuentra en medio de una batalla legal que amenaza su legado. La disputa, entre los propietarios actuales y la Cooper Union, que posee el terreno sobre el que se erige el edificio, ha sacudido los cimientos de este emblemático rascacielos, generando incertidumbre entre sus inquilinos y poniendo en duda su futuro.
La disputa por el alquiler
En 2019, RFR Holding LLC y Signa Holding GmbH adquirieron el Edificio Chrysler por aproximadamente US$150 millones. Sin embargo, la compra no incluía el terreno en el que se encuentra el edificio, perteneciente a la Cooper Union, una universidad privada de Nueva York. El contrato de arrendamiento establece pagos anuales millonarios en concepto de alquiler por parte de RFR y Signa a Cooper Union.
La situación se agravó cuando Signa se declaró en quiebra el año pasado, dejando a RFR como único responsable del pago del alquiler. RFR ha incumplido con sus obligaciones de pago desde mayo, acumulando una deuda que supera los US$21 millones y que continúa aumentando. Este incumplimiento llevó a Cooper Union a demandar a RFR, solicitando su desalojo del edificio.
Las consecuencias de la pandemia y el trabajo remoto
Aby Rosen, cofundador de RFR, argumenta que el contrato de alquiler es “insostenible económicamente”, alegando que la pandemia y el auge del trabajo remoto han reducido drásticamente la demanda de espacios de oficinas en el edificio Chrysler. Afirma que la tasa de ocupación ha caído drásticamente, dejando el edificio casi medio vacío.
Esta situación no es excepcional. Muchos edificios de oficinas en Nueva York enfrentan dificultades similares debido al cambio en las dinámicas del trabajo, ocasionado por la pandemia. El aumento de los costes operativos, unido a la disminución de los ingresos por alquiler, está creando un cóctel explosivo para los propietarios.
El deterioro del edificio y las quejas de los inquilinos
Los problemas del Edificio Chrysler no se limitan a la cuestión financiera. En los últimos meses, los inquilinos han expresado su preocupación por el deterioro del estado del edificio, reportando problemas como infestaciones de roedores, agua turbia en los grifos, y mala señal de telefonía móvil.
La galería comercial se encuentra vacía, el techo del vestíbulo presenta grietas cubiertas con cinta adhesiva, y las puertas giratorias a menudo se atascan. Estas deficiencias se añaden al malestar generalizado por la inestabilidad jurídica que envuelve al edificio, creando un ambiente de incertidumbre e incomodidad para los residentes.
Las posturas de las partes en conflicto
Cooper Union sostiene que ha negociado de buena fe con RFR, llegando incluso a un acuerdo en 2023 que la empresa decidió no ratificar. La universidad argumenta que el incumplimiento de RFR es el único problema real y solicita el desalojo para proteger sus intereses.
Por su parte, RFR, además de alegar la inviabilidad económica del contrato de alquiler, culpa a Cooper Union por el manejo de las protestas estudiantiles en el edificio, argumentando que ello ha disuadido a algunos inquilinos. Cooper Union rechaza estas acusaciones, considerándolas “irrelevantes, escandalosas y perjudiciales”.
El futuro incierto del Edificio Chrysler y sus inquilinos
En medio de la disputa, la Cooper Union ha contratado a Cushman & Wakefield para gestionar una transición ordenada, asegurando a los inquilinos que podrán pagar el alquiler directamente a la universidad. Sin embargo, RFR ha emitido un aviso indicando que los inquilinos deben seguir pagando a la empresa. Esta contradicción ha generado confusión y estrés entre los inquilinos.
Los inquilinos, que incluyen tanto a grandes empresas como a pequeñas y medianas, se encuentran en una situación precaria, con contratos de alquiler vigentes y un futuro incierto. La reputación del edificio se ve manchada por esta disputa pública, lo que afectará su atractivo para potenciales inquilinos en el futuro.
La historia del Edificio Chrysler es un microcosmos de los desafíos que enfrenta el sector inmobiliario de oficinas en Nueva York en la era post-pandemia. El trabajo remoto y las nuevas prioridades en el mercado inmobiliario están obligando a repensar el uso y el futuro de los edificios de oficinas tradicionales.
Un futuro incierto para un ícono
El futuro del Edificio Chrysler permanece incierto. La batalla legal, el deterioro físico del edificio y la incertidumbre entre sus inquilinos amenazan el legado de este emblemático rascacielos. El desenlace de este conflicto podría sentar un precedente para otros edificios históricos que enfrentan desafíos similares en la cambiante realidad económica del siglo XXI.