El reciente default de la empresa agropecuaria Surcos, que involucra una suma millonaria en dólares y pesos, ha generado un terremoto en el mercado financiero argentino y ha despertado serias dudas sobre la salud del sector agropecuario en general. Más allá del caso específico, este evento nos obliga a plantearnos preguntas incómodas sobre la fiabilidad de los pagarés bursátiles como instrumento de financiación, la capacidad de las calificadoras de riesgo para prever estas situaciones y, fundamentalmente, la estabilidad del sector que es el motor de la economía argentina.
Surcos: la historia de una caída anunciada
Surcos, una empresa con una larga trayectoria en el mercado de fitosanitarios, no es ajena a las crisis. Hace una década, ya enfrentó problemas financieros que logró sortear con la entrega de campos. Sin embargo, esta vez la situación parece más compleja. La empresa anunció que no podrá afrontar el pago de pagarés bursátiles que vencen hasta julio de 2025, por un total de US$3.5 millones y más de $9.300 millones de pesos. Este incumplimiento no solo afecta a los inversores que confiaron en la empresa, sino que también siembra incertidumbre en todo el mercado.
Según la información disponible, el default se debe a una combinación de factores, entre los que destacan: una ambiciosa estrategia de expansión internacional que no dio los resultados esperados, la caída generalizada en el mercado de fitosanitarios (con una baja del 30% anual), y las dificultades para obtener nuevo financiamiento en un contexto económico adverso. La empresa argumenta que la inversión realizada en el plan de expansión, que superó los US$36 millones en cinco años, la dejó en una posición vulnerable frente a la disminución de las ventas.
Pagarés Bursátiles: ¿un riesgo invisible?
El caso Surcos pone en evidencia la fragilidad de los pagarés bursátiles como instrumento de inversión. Si bien ofrecen una operatoria sencilla y se han convertido en una alternativa popular para el financiamiento de las PyMEs, su naturaleza no garantizada los convierte en un producto de alto riesgo. A diferencia de otros instrumentos financieros, los pagarés bursátiles no cuentan con un respaldo que asegure su cobro en caso de incumplimiento del emisor.
En este sentido, la responsabilidad del agente de Bolsa es crucial. Debe brindar un asesoramiento adecuado al inversor, informándole sobre los riesgos inherentes a la operación y la situación financiera de la empresa emisora. La confianza no puede ser el único factor a la hora de invertir en un pagaré bursátil; es fundamental un análisis exhaustivo de la empresa y sus posibilidades de pago.
Calificadoras de Riesgo: ¿fallas en el sistema?
Otro actor que queda bajo la lupa tras el default de Surcos es la calificadora de riesgo FIX SCR SA (afiliada de Fitch Ratings). En noviembre, FIX otorgó una calificación de “+A” a una Obligación Negociable (ON) emitida por Surcos, lo que indicaba un bajo riesgo de incumplimiento. Sin embargo, pocas semanas después, la empresa se declaró en default. Esta contradicción genera interrogantes sobre la eficacia de los métodos de evaluación utilizados por las calificadoras y su capacidad para prever situaciones de crisis.
Algunos analistas señalan que las calificadoras internacionales aplican modelos estandarizados que no siempre se ajustan a la realidad volátil de la economía argentina. Factores como la inflación, las devaluaciones y la inestabilidad política pueden tener un impacto significativo en las finanzas de las empresas, y estos elementos no siempre son considerados adecuadamente en las evaluaciones de riesgo. Si bien las calificaciones son una “foto” de un momento específico, el caso Surcos demuestra que esa foto puede volverse obsoleta rápidamente.
¿Crisis en el Sector Agropecuario?
El default de Surcos no es un caso aislado. Otras empresas del sector agropecuario, como Simiente y Logística y Negocios, también se han declarado en concurso de acreedores en los últimos meses. Estos eventos, sumados a la caída generalizada en las ventas de fitosanitarios, plantean la pregunta: ¿estamos ante una crisis profunda en el sector agropecuario argentino?
La situación es compleja y multifactorial. Las distorsiones cambiarias del gobierno anterior, las fuertes sequías que afectaron las cosechas, y la incertidumbre económica actual han generado un cóctel explosivo para las empresas del sector. Muchas de ellas, altamente apalancadas, se encuentran con dificultades para afrontar sus deudas y mantener su operatividad. La inflación y las devaluaciones, que antes permitían “tapar” los problemas de eficiencia y costos, ya no funcionan como amortiguador, exponiendo la fragilidad de muchas empresas.
El futuro del sector dependerá de la capacidad de las empresas para adaptarse a este nuevo escenario. La eficiencia, la innovación y la búsqueda de nuevos mercados serán claves para la supervivencia. El Estado también tiene un rol fundamental que jugar, promoviendo políticas que fomenten la inversión, la competitividad y la estabilidad del sector agropecuario, que es vital para el desarrollo económico del país.