En el complejo panorama económico argentino, la política cambiaria juega un papel crucial. Recientemente, el vicepresidente del Banco Central (BCRA), Vladimir Werning, realizó declaraciones que han generado un intenso debate sobre el funcionamiento del crawling peg, el régimen de devaluación gradual implementado por el Gobierno. Werning describió la evolución de esta política cambiaria, pasando de ser un ancla contra la inflación a un factor de inercia inflacionaria. Este artículo analiza las implicaciones de este cambio y explora el contexto económico actual de Argentina.
El Crawling Peg: De Ancla a Inercia
El crawling peg, un sistema que ajusta la tasa de devaluación del peso argentino de manera gradual, se implementó inicialmente con el objetivo de controlar la inflación. La idea era proporcionar una cierta previsibilidad al mercado cambiario y evitar saltos bruscos en el tipo de cambio, los cuales podrían agravar los problemas inflacionarios. Durante su fase inicial, el crawling peg funcionó como un ancla, limitando las expectativas de inflación y contribuyendo a la estabilidad macroeconómica.
Sin embargo, según Werning, el crawling peg ha perdido su efecto inicial y ahora se comporta como un factor inercial. Es decir, el ritmo de devaluación, lejos de frenar la inflación, podría estar contribuyendo a perpetuarse y a generar expectativas inflacionarias en el mercado.
Declaraciones de Werning y el Contexto Económico
En un discurso reciente ante ejecutivos financieros, Werning expuso que los “pisos imaginarios” de inflación que algunos esperaban (10%, 8%, 6%, etc.) no han sido una realidad. La inflación se ha reducido gradualmente pero de manera aún inestable. La afirmación del vice presidente del BCRA de que el crawling peg es ahora una inercia y no un ancla implica una considerable y preocupante transformación en el comportamiento de este instrumento.
Además, Werning destacó mejoras en otros indicadores macroeconómicos. Mencionó la caída del riesgo país, la reducción de las tasas de interés, y la disminución en la brecha cambiaria. También resaltó el aumento de reservas del BCRA y el crecimiento en el índice de confianza del Gobierno. Todos estos son puntos positivos pero no suficientes, de acuerdo con Werning, quien destacó que, aún la prima de riesgo que paga Argentina no refleja los cambios positivos que se han dado en los fundamentos económicos del país. El catch up del mercado, según sus palabras, está en proceso pero no se ha completado.
Implicaciones y Perspectivas Futuras
La evolución del crawling peg de ancla antiinflacionaria a factor inercial plantea importantes interrogantes sobre el futuro de la política cambiaria en Argentina. Si la devaluación gradual contribuye a la inflación, el gobierno debe considerar ajustes en la estrategia. Posibles soluciones incluyen una disminución del ritmo de devaluación o la implementación de otras medidas para contener la inflación.
Es esencial una política monetaria más contundente, independiente de la política cambiaria. Una mayor credibilidad del gobierno, en temas fiscales y monetarios, es vital para estabilizar la economía. Reducir el gasto público, sin aumentar la presión impositiva sobre los sectores productivos, y mantener políticas monetarias consistentes y ajustadas al objetivo son claves para consolidar la credibilidad. Recordemos que Argentina ha probado una gran variedad de políticas económicas cambiarias, siendo la mayoría con resultados poco exitosos. La falta de confianza en las instituciones y la falta de control del gasto público son las principales trabas para lograr la estabilidad.
El análisis de las declaraciones de Werning revela una situación económica compleja en Argentina. Si bien se observan mejoras en algunos indicadores, la transición del crawling peg de ancla a factor inercial plantea un desafío significativo para el gobierno. La estabilidad económica requiere un abordaje integral que incluya el control de la inflación, una política cambiaria consistente y la recuperación de la confianza en las instituciones.
El Peso de las Impuestos Provinciales
Un punto que no debe subestimarse es el impacto de los impuestos provinciales, particularmente los Ingresos Brutos, en el sistema financiero argentino. Werning hizo hincapié en que estos impuestos, particularmente altos en el sector financiero, afectan la tasa de interés tanto para los depositantes como para los que solicitan crédito. Este costo se traslada directamente a los consumidores, generando una presión inflacionaria enmascarada.
La disparidad en los impuestos provinciales genera una inequidad significativa para las empresas, en el financiamiento y en los costos de operación. En este sentido, una armonización de estos impuestos sería necesaria para reducir la presión inflacionaria, así como para facilitar una mayor y equitativa competencia entre empresas de diferentes jurisdicciones.
Un futuro incierto
En definitiva, la situación económica argentina continúa siendo incierta. La evolución del crawling peg y su impacto en la inflación son solo una pieza del complejo rompecabezas. La falta de políticas económicas estables, consistentes y de largo plazo, la falta de control del gasto público y la alta presión impositiva provincial dificultan la recuperación económica y la credibilidad en las políticas gubernamentales. Las mejoras observadas son un buen comienzo, pero todavía es largo el camino para una verdadera estabilidad.