El dólar MEP experimentó una nueva caída, alcanzando niveles mínimos en los últimos cinco años y estrechando la brecha con el tipo de cambio oficial. Esta situación ha generado un intenso debate sobre los riesgos y oportunidades que conlleva una posible devaluación más lenta, tema central de este análisis.
El contexto: Caída del dólar MEP y estrechamiento de la brecha
En la última semana, el dólar MEP cerró en $1.075, una baja de $20 (-1,9%). Simultáneamente, el dólar contado con liquidación se ubicó en $1.109 (-2,2%), mientras que el dólar blue se contrajo a $1.135. Esto provocó que la brecha entre el dólar MEP y el mayorista se redujera al 7%, un mínimo desde el regreso del cepo cambiario en 2019.
Esta situación ha sido impulsada por una inflación menor a la esperada en octubre (2,7%), generando expectativas de que el gobierno ajuste su política cambiaria, posiblemente reduciendo el ritmo del ‘crawling peg’ a un 1% mensual. Esta medida, aún sin confirmar, representaría un cambio significativo en la estrategia de control de la inflación.
Análisis de la situación: ¿Devaluación más lenta, riesgos y oportunidades?
La reducción del ‘crawling peg’ podría, según algunos analistas, impulsar el ‘carry trade’ en dólares, aumentando la liquidez en pesos y atrayendo inversores. Una brecha cambiaria reducida, combinada con tasas de interés reales positivas, podría incentivar el flujo de capital en moneda extranjera, estabilizando la presión sobre el tipo de cambio oficial. Sin embargo, estas ventajas podrían ser efímeras si no se implementan reformas estructurales en las áreas fiscal, laboral y regulatoria.
Por otro lado, la persistencia del atraso cambiario, un rezago del tipo de cambio real respecto a su equilibrio histórico, se presenta como un riesgo. Los niveles actuales son comparables a los de 1998 y 2015, generando preocupación por la sostenibilidad de la política en un escenario de apertura comercial. Además, la volatilidad de las monedas de mercados emergentes y la relación con Brasil, principal socio comercial, incrementan la incertidumbre.
Posibles Riesgos
Entre los riesgos de una devaluación más lenta, se destaca el posible ensanchamiento del déficit en servicios, especialmente el turismo. La eliminación del Impuesto PAIS para las importaciones de bienes, que vence en diciembre, podría ejercer presión sobre las reservas del Banco Central. Para mitigar esto, se baraja la posibilidad de eliminar el dólar ‘blend’, lo cual incrementaría la oferta en el mercado cambiario oficial, aunque reduciría la oferta para el mercado financiero.
Un mayor atraso cambiario podría también perjudicar a los exportadores, al dificultar la conversión de sus divisas y perdiendo rentabilidad. La competitividad del sector productivo argentino frente a otras economías también se verá afectada si el atraso se agrava.
Opiniones de expertos
Economistas de Ecolatina consideran que la reducción del ‘crawling peg’ responde a la caída en la inflación. Aseguran que, con la menor inflación, la devaluación dejaría de ser un ancla y pasaría a ser un componente inercial que podría dificultar la continuidad en la reducción de la inflación si no se modera la devaluación oficial. También analizaron la reacción en los contratos de futuros del dólar, que se desplomaron tras los anuncios gubernamentales.
En contraposición, el economista Carlos Rodríguez considera que el atraso cambiario es el principal obstáculo para cualquier ajuste económico. Propone una estrategia que priorice la flotación cambiaria, la reducción de la emisión monetaria y la implementación de reformas estructurales en los ámbitos fiscal, laboral y regulatorio. Critica la priorización de la baja de la inflación mediante la política cambiaria sin antes implementar las reformas necesarias.
Un juego de equilibrios
La decisión de moderar el ‘crawling peg’ presenta tanto riesgos como oportunidades. Una devaluación más lenta podría contribuir a reducir la inflación y fomentar la estabilidad, pero requiere una gestión cuidadosa de las tensiones entre la estabilidad macroeconómica y las expectativas del mercado. La clave del éxito de la estrategia radica en la simultánea implementación de reformas estructurales para crear un entorno económico más sólido y sostenible en el largo plazo.
La sostenibilidad de la política cambiaria actual dependerá en gran medida del desempeño de la inflación y la capacidad del gobierno para controlar variables como las reservas internacionales y la presión en el mercado de cambios. Los próximos meses serán cruciales para observar la efectividad de esta política y evaluar su impacto a largo plazo.
Es fundamental un seguimiento cercano de la evolución de los indicadores económicos, así como un análisis riguroso de la reacción del mercado en respuesta a las decisiones gubernamentales para entender el verdadero impacto de esta política de devaluación más lenta.