El anuncio de una potencial reducción de la devaluación del dólar del 2% al 1% mensual ha generado un debate intenso en Argentina, especialmente en el sector agropecuario. Esta medida, sugerida por el gobierno en respuesta a indicadores inflacionarios positivos, presenta implicaciones complejas que requieren un análisis profundo. Este artículo explorará el impacto de esta política en el campo, considerando las opiniones de expertos y las consecuencias financieras para los productores.
Impacto inmediato en el sector agropecuario
En el corto plazo, la mayoría de los especialistas coinciden en que una devaluación al 1% en convergencia con la inflación local no alterará drásticamente las condiciones del campo. Sin embargo, existen matices importantes que hay que considerar. Jorge Ingaramo, reconocido economista, argumenta que el actual ‘dólar blend’ ya resulta menos conveniente que el crawling peg al 2%, por lo que una reducción adicional solo empeoraría la situación. Esta opinión se fundamenta en el bajo crecimiento observado en otros tipos de cambio, como el CCL y el MEP.
Franco Artusso, investigador de IERAL, profundiza en la complejidad del escenario. Para él, los ingresos del agro dependen de variables internacionales (precios de los commodities), las retenciones y el tipo de cambio. Si bien, en principio, la devaluación al 1% en línea con la inflación evita un mayor atraso cambiario, Artusso destaca que el tipo de cambio real (TCR) se encuentra en niveles bajos, agravados por los bajos precios de los granos y la ausencia de modificaciones en las retenciones. Este contexto genera un panorama pesimista para los productores.
Implicancias financieras a largo plazo
Ramiro Farías, consultor especializado en el sector, resalta las consecuencias financieras para los productores. Una devaluación más lenta encarece los créditos en pesos tomados a tasas altas para financiar la campaña agrícola. Este incremento en los costos, al momento de cancelar las deudas en dólares, impactará significativamente en la rentabilidad de los productores. Esto podría impulsarlos a adoptar estrategias como la anticipación de la venta de granos y el uso de instrumentos financieros (LECAPS) para obtener mayores rendimientos en dólares oficiales.
La reducción de la devaluación podría afectar la rentabilidad de los diferentes rubros del agro. Según Farías, la ganadería y la lechería, que son más sensibles a las fluctuaciones del tipo de cambio, podrían verse beneficiadas, mientras que otros sectores podrían sufrir un mayor impacto. Esta heterogeneidad en las respuestas de los diferentes rubros requiere un seguimiento exhaustivo para evaluar el efecto integral de la política cambiaria.
El futuro del dólar y la salida del cepo
La disminución de la devaluación se presenta como un paso previo a una eventual liberación del mercado de cambios. Sin embargo, la complejidad de la situación económica argentina plantea varios desafíos. Jorge Ingaramo define tres condiciones necesarias para la implementación de un nuevo régimen cambiario: convergencia entre inflación local, crawling peg e inflación internacional; demanda positiva de saldos reales en pesos; y control sobre los US$9000 millones de LeLi que poseen los bancos, para prevenir una salida masiva de divisas.
Ingaramo destaca la importancia del control de la base monetaria, la cual está fijada en pesos, lo que limita la emisión y puede afectar las tasas de interés. La eliminación del impuesto PAIS en diciembre también generará incertidumbre, especialmente en el mercado del dólar tarjeta. Finalmente, afirma que la salida del cepo se dará mediante un régimen de flotación cambiaria, descartando la posibilidad de un tipo de cambio fijo para bienes.
Desafíos y expectativas
La potencial reducción de la devaluación al 1% genera una situación con incertidumbre para el campo. Si bien la medida, en principio, busca controlar la inflación y avanzar hacia una mayor estabilidad cambiaria, su impacto concreto en el sector agropecuario dependerá de factores internos (retenciones, costos de producción, acceso a crédito) e internacionales (precios de los commodities). El análisis de las opiniones de expertos pone en relieve la complejidad del tema y la necesidad de un monitoreo constante de la evolución de la situación.
En el mediano plazo, la eliminación gradual de las retenciones se presenta como un factor fundamental para la competitividad del sector. Sin este ajuste, la reducción de la devaluación podría generar un impacto negativo en las exportaciones y afectar la rentabilidad de los productores. El futuro del dólar argentino dependerá, por tanto, no solo del ritmo de devaluación, sino también de políticas complementarias que fortalezcan la economía nacional y fomenten un ambiente de inversión y crecimiento sostenible.