Desde el interior de la cárcel de máxima seguridad de Marcos Paz, donde cumple condena por una serie de delitos que incluyen homicidio, asociación ilícita y narcotráfico, Ariel “Guille” Cantero, líder de la temida banda criminal rosarina “Los Monos”, ha lanzado una amenaza directa contra la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y un agente del Servicio Penitenciario Federal (SPF) recientemente condecorado por el presidente Javier Milei. Las palabras de Cantero, cargadas de violencia y desafío a la autoridad, resuenan con fuerza en un país asolado por la inseguridad y la violencia narco, abriendo un nuevo capítulo en la guerra contra el crimen organizado.
La amenaza que estremece al país
“Cuando mis hijos no quieran venir y yo esté enojado, voy a ir a buscar al que le dieron el sable y lo voy a esperar en la puerta de su casa y lo voy a cagar matando”. Estas fueron las palabras textuales que Cantero pronunció ante agentes penitenciarios, según consta en un informe oficial del SPF remitido a la justicia federal de Rosario. La amenaza, proferida en el contexto de una audiencia solicitada por el propio Cantero, deja al descubierto la impunidad con la que opera el líder de “Los Monos”, incluso desde la cárcel.
La referencia al “sable” alude directamente a un acto oficial realizado a fines de noviembre en la Casa Rosada, donde el presidente Milei y la ministra Bullrich entregaron condecoraciones a oficiales de las fuerzas federales de seguridad. Este gesto simbólico, aparentemente inocuo, desató la furia de Cantero, quien lo interpretó como una provocación directa. ¿Qué hay detrás de esta reacción tan violenta? ¿Se trata simplemente de un arranque de ira, o hay algo más?
Un mensaje con múltiples destinatarios
La amenaza de Cantero no solo se dirige a Bullrich y al agente premiado, sino que también es un mensaje al gobierno de Milei y a la sociedad en su conjunto. El líder de “Los Monos” exhibe su poder y su capacidad de intimidación, dejando en claro que las medidas de seguridad implementadas por el gobierno no lo amedrentan. Desde su celda, Cantero intenta demostrar que sigue al mando de su organización criminal y que puede alcanzar a sus enemigos incluso estando tras las rejas.
Las autoridades penitenciarias, conscientes de la gravedad de la situación, han tomado medidas inmediatas. Bullrich sancionó a Cantero con 30 días de incomunicación, una medida que busca limitar su capacidad de comunicarse con el exterior y planificar posibles acciones violentas. Sin embargo, esta sanción parece insuficiente para contener la amenaza latente que representa “Guille” Cantero.
El episodio también pone en tela de juicio la seguridad en las cárceles argentinas y la capacidad del Estado para controlar a los líderes del crimen organizado. ¿Cómo es posible que un preso de alta peligrosidad como Cantero pueda acceder a información sobre los agentes penitenciarios y sus familias? ¿Qué medidas se están tomando para garantizar la seguridad de quienes trabajan en el sistema carcelario?
La situación se complejiza aún más si se considera el contexto político en el que se produce la amenaza. Milei, durante el acto de entrega de sables, anunció la prohibición de que los presos soliciten traslados a cárceles de mujeres basándose en cambios de género. Esta medida, que fue justificada por el presidente con el argumento de evitar manipulaciones del sistema, fue interpretada por algunos sectores como un ataque a los derechos de la comunidad LGBTQ+.
Cantero, en el pasado, se había declarado bisexual ante la justicia, una estrategia que buscaba ampliar sus posibilidades de visitas íntimas en la cárcel. Sin embargo, las autoridades judiciales descubrieron la falsedad de esta declaración y le negaron el beneficio. La mención de Milei a este episodio durante el acto en Casa Rosada pudo haber sido el detonante que desató la furia de Cantero, quien vio en ello una afrenta personal.
Un desafío a la seguridad y a la justicia
La amenaza de Cantero no es un hecho aislado, sino un síntoma de la profunda crisis de seguridad que atraviesa Argentina. El país enfrenta una escalada de violencia narco que pone en jaque a las instituciones y genera un clima de miedo e incertidumbre en la sociedad.
El caso de “Los Monos” es un ejemplo paradigmático de la complejidad del problema. La banda, que ha extendido sus tentáculos en Rosario y sus alrededores, controla el narcotráfico, la extorsión, el sicariato y otros delitos. Su poderío económico y su capacidad de corrupción le han permitido infiltrarse en las fuerzas de seguridad y en el sistema judicial, garantizando su impunidad.
Las declaraciones de Cantero desde la cárcel ponen de manifiesto la necesidad de reforzar la seguridad en los penales y de implementar medidas que impばidan que los líderes criminales continúen operando desde el interior de las prisiones.
Asimismo, es crucial que el sistema judicial actúe con celeridad y eficacia para desarticular las bandas criminales y llevar a sus responsables ante la justicia. La lucha contra el narcotráfico requiere una estrategia integral que abarque la prevención, la persecución del delito y la reinserción social de los delincuentes.
En este contexto, las amenazas de Ariel Cantero constituyen un desafío para el gobierno de Javier Milei y para la sociedad argentina en su conjunto. La respuesta a este desafío determinará el futuro de la seguridad y la justicia en el país.