Una tragedia desgarradora sacudi
ote a Villa In
eas, en C
rdoba. Un techo se derrumb
, dejando atr
as un ni
o de 13 a
os muerto y a sus hermanos menores luchando por sus vidas. Esta no es solo otra estad
stica m
as en la lista de tragedias que parecen nunca terminar; es el reflejo crudo de la desigualdad, el abandono y la falta de pol
ticas p
licas que condena a miles de familias a vivir en condiciones infrahumanas.
El Derrumbe: Una Noche que lo Cambio Todo
Era la medianoche del lunes. Una tormenta feroz azotaba la ciudad de C
rdoba. En una casa precaria de Villa In
eas, tres ni
os -Rub
en (13), Santino (10) e Isa
as (2)- miraban televisi
on. Su madre, Noem
i Farnochi, compart
a el momento con ellos. De repente, un estruendo ensordecedor. El techo de losa de la casa se derrumb
sobre ellos, sepult
doles en un mar de escombros y polvo. El horror estaba desatado.
Los gritos desesperados de Noem
i alertaron a los vecinos. En una escena ca
tica, hombres y mujeres, movidos por un instinto de supervivencia, se lanzaron al rescate, retirando los pesados escombros con manos desnudas, desafiando los riesgos que amenazaban con causar una tragedia de mayores dimensiones. Noem
i, con las piernas aplastadas, intentaba proteger a sus hijos. Una escena de terror que se repetira en cientos de barrios de todo el pa
s.
Rub
en, el mayor, muri
en el acto debido a los severos traumatismos en el pecho y el abdomen. Santino, con lesiones craneales y en la espalda, e Isa
as, con traumas craneales, en el hombro y una posible fractura de f
, fueron trasladados al hospital de ni
os. Noem
i, herida pero con una fuerza sobrenatural, se aferraba a la esperanza. La realidad fue impactante y muestra a la luz los problemas de fondo que provocan las tragedias sociales en el pa
s.
El eco desolador de una tragedia anunciada
Esta tragedia no es un hecho aislado. Villa In
eas, como muchos barrios precarios en Argentina, es un testimonio del fracaso de las pol
ticas de vivienda. Miles de familias viven bajo el constante temor de un derrumbe, de una inundaci
on, o de cualquier calamidad que se pueda producir por las deficiencias en infraestructura. Y los ejemplos abundan en todo el pa
s; C
rdoba es tan solo uno de estos.
Las casas de material endeble, con conexiones el
ctricas precarias, son la norma en estas zonas. En este contexto, la muerte de Rub
en es una advertencia, un grito de alerta de que necesitamos un cambio radical en c
omo enfrentamos el problema de la vivienda social en el pa
s.
Pero la desgracia no empieza ni termina con el derrumbe. El padre de los ni
os, Rub
en Torres, fue asesinado en junio de 2023 en un enfrentamiento relacionado con el narcotr
fico en Campo de la Ribera. Para la familia, este nuevo golpe llega como la
tima gota que rebalsa el vaso. El drama tras el drama. El pa
s en crisis golpea de forma indiscriminada
El Estado Ausente: La pregunta de siempre.
Los vecinos de Villa In
eas sacaron a la familia de entre los escombros. Noem
i, devastada por la p
rdida, agradeci
a los vecinos quienes con ayuda del sistema de salud lograron rescatarlos, pese a todo lo sucedido; dejando expuesto a la vista del pa
s la falta de asistencia en las zonas m
as vulnerables.
La imagen de estos vecinos actuando como primeros respondientes, mientras el Estado pareciera estar ausente, es un reflejo preocupante del rumbo que toma la ayuda social. El desamparo de Noem
i y sus hijos es un ejemplo extremo, pero lamentablemente, no es excepcional. Son millones quienes padecen la misma situaci
on en el pa
s, sin ayuda del Estado.
Las promesas de pol
ticas habitacionales dignas suenan a vac
o de esperanza ante esta realidad. Las organizaciones sociales denuncian que, en vez de soluciones reales, muchas veces se ofrecen parches moment
eos que no atacan la ra
z del problema. Los ni
os sufren en silencio, sus vidas se ven alteradas hasta una realidad inalcanzable, y solo las tragedias nos recuerdan el enorme dolor
El llamado a la acci
El caso de Rub
en, Santino e Isa
as debe sacudir nuestras conciencias. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras la tragedia golpea repetidamente a las familias m
as vulnerables. Necesitamos soluciones reales y contundentes. Pol
ticas de vivienda que no sean solo promesas, sino que se traduzcan en casas seguras y dignas para todos.
Esto demanda una fuerte inversi
on en infraestructuras, un plan integral de asistencia para las familias en riesgo y una fiscalizaci
on rigurosa de las construcciones. No basta con ofrecer soluciones pasajeras; hay que pensar a largo plazo y trabajar en la construcci
on de una sociedad que no deje a nadie atr
s.
El dolor de Noem
i y sus hijos no puede ser en vano. Que la muerte de Rub
en sea el detonante de un cambio real, el inicio de un proceso profundo que transforme la realidad de miles de familias que viven a merced del abandono y la indiferencia del Estado. Que su historia sea un grito de alerta, un llamado a la acci
inmediata.
La tragedia de Villa In
eas, con su profundo sabor a injusticia, nos interpela a todos. Es tiempo de actuar antes de que m
as tragedias ensombrezcan el futuro de familias enteras. El futuro del pa
s est
a en juego, por el bienestar de quienes m
as lo necesitan.