Un caso estremecedor sacude a la provincia de Córdoba y pone en tela de juicio la actuación del Polo de la Mujer y del sistema judicial. Una joven, Jazmín, confesó haber realizado una falsa denuncia de abuso sexual contra su padre cuando tenía 14 años. Ahora, con 18, busca desesperadamente revertir la condena que mantiene a su progenitor tras las rejas, mientras su madre, Lorena, señala directamente al Polo de la Mujer como responsable de manipular la declaración de su hija y generar una “persecución sistemática” contra un inocente.
Un drama familiar con tintes de pesadilla judicial
La historia se remonta a 2020, cuando Jazmín, en medio de una discusión familiar, acusó a su padre de abuso. Lo que comenzó como un exabrupto adolescente se convirtió en una bola de nieve imparable que terminó con la condena del padre a prisión. Según Lorena, la madre de Jazmín, el Polo de la Mujer tergiversó las declaraciones de la menor, magnificando un supuesto tocamiento hasta convertirlo en una acusación de violación con acceso carnal, delito por el cual el padre fue finalmente sentenciado.
Hoy, Jazmín asegura que fue presionada y manipulada para declarar en contra de su padre. “A los 14 años, una niña puede ser fácilmente manipulada, pero la Justicia no escucha mi voz”, declaró la joven en el Congreso de la Nación, donde se debate un proyecto de ley para penalizar las falsas denuncias. A pesar de su retractación, la Justicia cordobesa no ha modificado su postura, manteniendo al padre de Jazmín encarcelado.
Solo necesitan a alguien que diga algo en contra de un hombre para que lo condenen a 10, 15 años de prisión, como le pasó a mi papá.
Lorena, la madre, no escatima en críticas hacia el Polo de la Mujer: “Pasamos de que ella denunciara un tocamiento a que se hablara de violación. Jazmín nunca habló de acceso carnal, eso fue un invento del Polo de la Mujer”, afirmó en diálogo con Cadena 3. La mujer denuncia una “estafa procesal” y asegura que pruebas clave, como las grabaciones de la Cámara Gesell y la pericia psicológica, han desaparecido misteriosamente del expediente.
¿Justicia ciega o sistema perverso?
El caso de Jazmín y su padre abre un debate incómodo sobre la fragilidad del sistema judicial y la posible influencia de organismos como el Polo de la Mujer en casos de denuncias de abuso. ¿Se está priorizando la condena del acusado por sobre la búsqueda de la verdad? ¿Existe una predisposición a creer automáticamente en la víctima, sin un análisis exhaustivo de las pruebas?
La presunción de inocencia, principio fundamental del derecho, parece tambalear ante la presión social y mediática que suelen generar este tipo de casos. La condena social anticipada, alimentada por la indignación legítima ante el delito de abuso, puede nublar el juicio y dificultar la aplicación imparcial de la ley.
Por otro lado, la posible manipulación de una menor en un contexto vulnerable como el de una denuncia de abuso plantea serias dudas sobre los protocolos de actuación del Polo de la Mujer. ¿Se garantiza la contención y el acompañamiento adecuado a las víctimas? ¿Se las protege de posibles presiones externas que puedan influir en sus declaraciones?
El debate en el Senado sobre la penalización de las falsas denuncias añade otra capa de complejidad al caso. Si bien la intención de la senadora Losada es evitar la instrumentalización de la Justicia, la aplicación de esta ley podría disuadir a verdaderas víctimas de denunciar por miedo a ser acusadas de mentir.
La voz de las víctimas y el clamor por justicia real
En medio del torbellino mediático y judicial, la voz de Jazmín se alza como un grito desesperado por justicia. No se trata solo de liberar a su padre, sino de reparar el daño causado por una falsa acusación que ha destrozado a su familia. Su historia nos obliga a reflexionar sobre la importancia de la responsabilidad al momento de formular acusaciones y sobre la necesidad de un sistema judicial que garantice la verdad y la justicia para todos, tanto para las víctimas como para los acusados.
El caso también nos interpela como sociedad. ¿Cómo podemos prevenir las falsas denuncias sin silenciar a las verdaderas víctimas? ¿Cómo podemos garantizar que el sistema judicial actúe con imparcialidad y proteja los derechos de todos los involucrados?
La historia de Jazmín y su familia es un llamado de atención sobre la necesidad de un debate profundo y honesto sobre la justicia, la verdad y la responsabilidad en una sociedad cada vez más polarizada y compleja. Es imperativo que la Justicia actúe con celeridad y transparencia para esclarecer los hechos y determinar si hubo irregularidades en el proceso. Mientras tanto, un padre permanece en prisión por un delito que, según su hija, nunca cometió.