Julieta Díaz, una de las actrices más reconocidas de Argentina, contrajo matrimonio con Brent Frederighi en una celebración que combinó la sencillez de un almuerzo en una tradicional pizzería con la elegancia de una fiesta en una estancia. Esta unión, celebrada en noviembre de 2011, marcó un hito en la vida de la actriz, quien siempre ha mantenido su vida privada alejada de los focos mediáticos.
Un romance que nació entre departamentos
El flechazo entre Julieta y Brent no ocurrió en un set de filmación ni en una gala, sino en un contexto mucho más cotidiano: la búsqueda de un departamento. En 2007, mientras Julieta buscaba un nuevo hogar, conoció a Brent, quien alquilaba el departamento que ella quería. La conexión fue instantánea y, a pesar de las diferencias culturales y lingüísticas, el amor floreció.
Brent, un ciudadano estadounidense de San Francisco, y Julieta, en pleno aprendizaje del inglés, encontraron la manera de comunicarse y construir una relación sólida. “Me gustó el departamento, pero me gustó más él”, confesó la actriz en una entrevista, describiendo la intuición que la llevó a saber que Brent era el hombre de su vida.
Una boda civil con sabor argentino
El 10 de noviembre de 2011, Julieta y Brent se casaron por civil en el Registro Civil de la calle Uruguay, en Buenos Aires. La ceremonia, que contó con la presencia de un traductor para Brent y sus familiares, se extendió más de lo habitual debido a la traducción de una emotiva historia sobre la belleza de las novias, compartida por una amiga de Julieta.
Tras la ceremonia, los novios y sus 40 invitados se dirigieron a una emblemática pizzería porteña, frecuentada en su día por el legendario músico Aníbal Troilo. La elección de este lugar, en lugar de un restaurante de comida rápida estadounidense, reflejó el deseo de Julieta de compartir una parte de su cultura con Brent y sus familiares.
Fiesta en la estancia: un cuento de hadas en Luján
Dos días después, el 12 de noviembre, la pareja celebró su unión con una gran fiesta en la estancia Santa Elena, en Luján. Más de 200 invitados, entre familiares, amigos y colegas del mundo del espectáculo, se dieron cita en este idílico escenario para festejar junto a los novios.
En lugar de una ceremonia religiosa tradicional, Julieta y Brent optaron por una celebración personalizada, intercambiando votos de amor y sellando su unión con un apasionado beso. Siguiendo la tradición estadounidense, los novios posaron para una foto grupal con todos sus familiares.
La fiesta se desarrolló al aire libre, aprovechando el buen clima, con la cena servida en una gran carpa montada en los jardines de la estancia. Videos con fotos de la infancia y adolescencia de los novios, así como emotivos mensajes de sus amigos, añadieron un toque personal a la celebración.
Julieta, una novia radiante
El vestido de novia de Julieta, diseñado por Yanina Solnicki, fue uno de los puntos culminantes de la noche. De estilo “flamenco romántico”, el vestido de encaje blanco con escote y una mantilla antigua como velo le otorgó a la actriz un aire de dama antigua, realzado por unos zapatos de plataforma en color coral. Julieta completó su look con unos aros antiguos de su abuela y un anillo prestado por una amiga, siguiendo las tradiciones nupciales.
Brent, por su parte, optó por un elegante traje negro en lugar del clásico smoking. Entre los invitados famosos se encontraban Facundo Arana, compañero de Julieta en la tira “Cuando me sonreís”, Lali Espósito y Benjamín Amadeo, Benjamín Rojas y Eleonora Wexler. Adrián Suar, por compromisos laborales no pudo asistir al evento
Un sueño hecho realidad
Al finalizar la fiesta, Julieta, visiblemente emocionada, compartió su felicidad con la prensa: “Estoy muy enamorada porque Brent es un hombre noble. Es abierto, sensato, afectuoso, romántico y muy caballero de manera genuina. Me hace sentir una reina, su mujer y el amor de su vida. Habernos casado es un sueño hecho realidad”.
Lamentablemente, esta historia de amor tuvo un final. En 2018, tras el nacimiento de su hija Elena Antonia en 2014, la pareja se divorció de manera discreta. Sin embargo, la boda de Julieta Díaz y Brent Frederighi permanece en el recuerdo como un evento mágico que combinó la tradición argentina con el romanticismo de un cuento de hadas.