En el corazón de Tolhuin, Tierra del Fuego, a orillas del imponente Lago Fagnano, se encuentra La Unión, una panadería que trasciende su función original para convertirse en un punto de encuentro mágico, un lugar de encuentro de fueguinos y viajeros de todo el mundo. Hasta 5000 visitantes por fin de semana acuden a este lugar, atraídos no solo por sus deliciosos productos horneados, sino también por la entrañable historia de su propietario, Emilio Séez.
De Arabia Saudita a Tierra del Fuego: El viaje de Emilio
La historia de Emilio es un ejemplo de resiliencia y búsqueda incansable. Tras años trabajando en la construcción con su padre en Arabia Saudita y un periodo en Europa, Emilio sintió que faltaba algo, ese lugar que anhelaba encontrar en el mundo. Un encuentro casual, una conversación sobre Tierra del Fuego, y la semilla de su sueño fue plantada.
Su viaje a Ushuaia fue un punto de inflexión. Con la humildad y la valentía que lo caracteriza, decidió dejar su equipaje en una panadería y pedir trabajo al dueño. Este encuentro amistoso le abriría las puertas a un mundo que jamás imaginó.
El nacimiento de La Unión y el corazón de Tolhuin
Después de pasar por Río Grande y conocer Tolhuin, Emilio supo instantáneamente que ese era su lugar. El pequeño pueblo, con sus calles de tierra y apenas 100 habitantes, era un diamante en bruto. Observó la necesidad: la gente se hacía su propio pan o tenía que viajar a Río Grande, a 100 kilómetros, por él. La idea se consolidó: abrir una panadería.
Para ello se mudó a Ushuaia con el objetivo de aprender el oficio de panadero. La perseverancia de Emilio era evidente: trabajó gratis en una panadería por un año, dormía sobre sacos de harina, su dieta consistía en mortadela y pizza, todo para adquirir el conocimiento que necesitaba.
Una promesa cumplida y el éxito creciente
Con el terreno conseguido gracias al estado, Emilio abrió su panadería y cumplió una promesa a su esposa: en 6 meses le enviaría dinero para que lo visitara en Tolhuin. Una promesa cumplida gracias a su esfuerzo y dedicación inquebrantable.
Desde su apertura en 1985, La Unión se convirtió en un símbolo de Tolhuin. La construcción de la ruta 3 y la bonanza económica de la isla convirtieron a La Unión en una parada obligatoria. El aumento en la demanda era imparable; comenzaron a llegar celebridades de todas partes, y la panadería tuvo que adaptarse para responder a esta nueva realidad.
El incendio y la inmensa muestra de apoyo
En enero de 2021, un incendio devastó por completo La Unión. El golpe fue duro, no solo por las pérdidas materiales, sino por los 30 empleados que se quedaron sin trabajo. El impacto económico también era enorme.
Sin embargo, el suceso resultó en una poderosa muestra de apoyo y solidaridad. Ciclistas que se habían hospedado gratuitamente en el albergue de Emilio organizaron una colecta, recaudando 10.000 dólares. La churrería ‘El Topo’ de Villa Gesell realizó una campaña virtual de recaudación, juntando una importante suma de dinero. En un pequeño local trasero, Emilio seguía atendiendo a sus clientes con la misma alegría y hospitalidad de siempre. El éxito superó todas las expectativas y les permitió comenzar una reconstrucción completa.
La reconstrucción y el legado de Emilio
Cecilia Seminari, una arquitecta de Ushuaia, conmovida por la historia de Emilio y tras haber disfrutado de la panadería, le ofreció, desinteresadamente, un proyecto de reconstrucción, sin costo alguno. Un año después, La Unión reabrió sus puertas, modernizada pero manteniendo su esencia.
Emilio no sólo ha construido un negocio exitoso, sino que ha creado una comunidad dentro de su panadería. Sus 50 empleados son parte de una gran familia. El reconocimiento por su excepcional gestión como empleador lo coronan como uno de los mejores jefes del país.
Con un fondo que había ahorrado para eventuales juicios laborales (que nunca llegaron), Emilio decidió construir una casa con piscina climatizada en Puerto Madryn para que sus empleados puedan disfrutar de unos días de descanso.
Un lugar de encuentro para viajeros y lugareños
La ubicación estratégica de Tolhuin, en el centro de la isla, y la popularidad de La Unión, hacen de la panadería un lugar de parada obligatoria. Desde ciclistas hasta celebridades internacionales, todos han encontrado su espacio en este punto de encuentro.
La panadería es una extensión de la personalidad contagiosa de Emilio. Miniaturas del ARA San Juan, esculturas de vecinos notables, obras de arte y hasta una escultura de René Favaloro, decoran el local. Un lugar donde la hospitalidad y la calidez humana están presentes en cada rincón. Es por esto que La Unión no solo vende pan, sino que comparte un pedazo de historia y tradición.
La historia de Emilio Séez es una que inspira y emociona. Es la historia de un sueño que se hizo realidad, a pesar de las adversidades. La historia de un hombre que encontró su lugar en el mundo y lo convirtió en un lugar de encuentro para todos.
La historia de Emilio Séez y La Unión es un recordatorio de que el trabajo duro, la perseverancia y la hospitalidad pueden lograr cualquier objetivo. Su panadería se ha convertido en un símbolo de la resiliencia y el espíritu humano, un lugar que atrae a miles cada fin de semana y deja una huella imborrable en todos aquellos que la visitan. La Unión, no solo es una panadería, sino un pedazo de la historia de Tolhuin, de Tierra del Fuego, y de un hombre que ha logrado construir un legado imborrable a través de su pasión y su bondad.