Nicolás y Matías Castro, dos hermanos unidos por la pasión al fútbol y a los helados, cambiaron el césped italiano por las heladeras cordobesas. Su historia es un ejemplo de cómo la perseverancia y la reinvención pueden llevar al éxito. De jugar en clubes de cuarta categoría en Italia a construir una renombrada heladería, LeRoma, con siete sucursales propias y dos franquicias en Córdoba, su camino ha estado plagado de cambios y decisiones audaces.
De Italia a Córdoba: un cambio de cancha
La familia Castro tiene una larga tradición heladera con raíces italianas. Los abuelos, inmigrantes italianos, fueron los pioneros, transmitiendo la receta y la pasión por el arte de hacer helados artesanales. Si bien el padre de Nicolás y Matías continuó con el negocio por un tiempo, la pasión latente por este oficio familiar siempre permaneció.
La otra pasión que compartían Nicolás y Matías era el fútbol. Ambos apostaron por este deporte, mudándose a Italia para jugar en clubes de cuarta división. La experiencia europea fue enriquecedora, pero descubrieron que la pasión por los helados solo se había acentuado. La excelencia del helado italiano y la variedad de propuestas culinarias allí disponibles encendieron una chispa en ellos: la necesidad de crear su propio negocio.
La pandemia, el detonante del cambio
La pandemia de COVID-19 marcó un punto de inflexión. Nicolás y Matías volvieron a Argentina y decidieron poner en marcha su propia heladería. Aprovecharon los conocimientos que Matías había adquirido, obteniendo un título universitario como maestro heladero durante su estancia en Italia. Con la experiencia del pasado y la ilusión por el futuro, la pandemia se convirtió en el catalizador de su idea.
Contaron con la ayuda inestimable de su tío abuelo, quien les proporcionó la antigua receta familiar. Matías, con sus nuevas habilidades, perfeccionó la fórmula, logrando crear helados cremosos con sabores tradicionales e innovadores. La búsqueda de la calidad fue y es su prioridad.
El éxito de LeRoma: boca a boca y mucho trabajo
En septiembre de 2020, abrieron la primera sucursal de LeRoma en la Avenida Gauss, en Córdoba. La apuesta por la alta calidad dio sus frutos: el boca a boca se encargó de promocionar sus productos, logrando un gran éxito desde el inicio. El ritmo fue implacable: un año después abrieron una nueva sucursal y actualmente gestionan siete, además de dos franquicias. El crecimiento de LeRoma ha sido exponencial.
Nicolás describe la filosofía de LeRoma: “Nos gusta reversionar postres y sobre todo escuchar a la gente. Les dejamos una sugerencia para que nos aporten ideas sobre productos nuevos o para mejorar los ya existentes.”
El futuro de LeRoma: innovación y expansión
El éxito de LeRoma se basa en la pasión por la calidad y la innovación, pero también en la capacidad de adaptarse y de escuchar a sus clientes. Nicolás destaca la importancia de la retroalimentación, mostrando una disposición continua para mejorar sus productos y responder a las preferencias del público. El futuro se presenta prometedor para LeRoma, con nuevas ideas y posibles expansiones en puerta.
La historia de LeRoma es un relato inspirador sobre el cambio de rumbo, la búsqueda constante de la excelencia, y la importancia de seguir la propia pasión. Dos hermanos que cambiaron las canchas de fútbol italianas por las heladeras de Córdoba, dejando una huella profunda en el panorama gastronómico de la ciudad con su exquisita propuesta de helados artesanales. Dejar una carrera para apostar por un negocio familiar que ya lleva años de tradición, es una muestra de ingenio y de confianza en la propia capacidad.
La pasión como motor de crecimiento
LeRoma no es solo una heladería; es la historia de un cambio de planes acertadamente gestionado, es una muestra de perseverancia, dedicación y amor por lo que hacen. Es un testimonio de que con esfuerzo, una buena idea y un toque de pasión, el éxito puede estar al alcance de la mano, incluso en medio de una pandemia global.