En el pintoresco Wenceslao Escalante, Córdoba, donde el mate es moneda corriente y el silencio solo se interrumpe por el canto de los pájaros (y alguna que otra moto haciendo caballitos), un grupo de estudiantes del Instituto Técnico José Hernández nos ha demostrado que la innovación puede surgir hasta de la leche derramada… o mejor dicho, del suero que queda después de hacer el queso.
Del descarte al manjar: La historia de Lacto Crunch
Estos jóvenes genios, Felipe Rovera y Julieta Bresamo a la cabeza (¡qué nombres, parecen sacados de una novela romántica!), han creado Lacto Crunch, un snack saludable a base de suero de leche. Y no es cualquier suero, es ese suero que suele terminar tirado, desperdiciado, perdido en el olvido como un calcetín desparejado. Pero estos muchachos, con una visión más aguda que la de un halcón buscando un ratón, vieron en él un tesoro culinario.
La idea fue tan buena que les valió el primer puesto en el concurso Industria Inspira de la UIA. ¡Doscientos proyectos compitiendo, y ellos se llevaron el premio mayor! Imaginen la escena: jueces prestigiosos, probando el snack, con cara de sorpresa. Primero una mueca de duda, luego una sonrisa, y finalmente, un aplauso de reconocimiento. ¡Chapeau!
El Lacto Crunch es una mezcla de proteína de suero, saborizantes y condimentos, una especie de superalimento camuflado de rica golosina. No solo es sano, también es económico de producir. Y para rematar, en pruebas a ciegas con niños y adolescentes, ¡superó a las marcas comerciales! Si hasta el más exigente paladar infantil lo aprobó, ya sabemos que este es un invento para destacar.
El triunfo del ingenio cordobés: Un premio con sabor a futuro
El premio no se limita solo al reconocimiento. Incluye un viaje a Buenos Aires, para participar en la Conferencia Industrial de la UIA (¡con Jorge Macri, Martín Llaryora, Javier Milei y Gastón Pauls en la audiencia!). Habrá visitas a plantas industriales, y los estudiantes y docentes recibirán equipos electrónicos para mejorar la escuela. ¡Parece el comienzo de una gran historia!
Claro, no todo es color de rosa en el jardín de la innovación. La escuela técnica necesita equiparse mejor para poder producir el snack a gran escala. Pero el director Mauricio Paparelli (otro nombre con onda) está confiado: cree que el proyecto inspirará a más personas e instituciones a invertir en la educación técnica y en la innovación en alimentos.
Piensen en las posibilidades: un snack saludable y rico, producido a nivel local, creado a partir de lo que antes se botaba. ¡Es un éxito triple en términos de sustentabilidad, economía y salud!
Lecciones de Lacto Crunch
El triunfo de Lacto Crunch no solo muestra la creatividad de los estudiantes, sino el potencial que tienen las escuelas técnicas, incluso las que se encuentran en lugares pequeños. Son semilleros de ideas, motores de desarrollo y generadoras de progreso.
Esta historia es un ejemplo que resuena fuerte, un recordatorio de que la innovación no se limita a las grandes empresas o a los centros tecnológicos. Se puede encontrar en cualquier lado, incluso en la simple, pero ingeniosa, idea de convertir el suero de la leche en un rico y saludable snack.
Si bien, falta mucho camino por recorrer para que Lacto Crunch se transforme en un snack de consumo masivo, lo importante es que estos estudiantes demostraron el gran potencial de la innovación argentina, demostrando que con creatividad, constancia y un toque de ‘ganas de hacer las cosas bien’, se puede hacer un ‘manjar’ con lo que antes era un simple desecho.
La historia de estos jóvenes cordobeses es una muestra de lo que se puede lograr con talento, dedicación y el impulso de convertir los desafíos en oportunidades de cambio y crecimiento. ¡Un aplauso para Lacto Crunch y para todos esos que ven más allá de lo que ya está hecho!