La cuenca del Morro, ubicada al noreste de Villa Mercedes (San Luis), enfrenta una problemática ambiental creciente que amenaza su estabilidad y la de las comunidades que la rodean. Un estudio conjunto del INTA y la UNSL ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de tomar medidas para mitigar el riesgo, especialmente ante el cambio climático y la degradación ambiental que ya se están observando.
Un ecosistema bajo presión
Con una superficie aproximada de 260.000 hectáreas, la cuenca se extiende entre las sierras de El Morro y del Portezuelo al norte, Yulto al oeste, Comechingones al este y el río Quinto al sur. La zona, históricamente afectada por el ascenso del nivel freático, experimenta anegamientos, afloramientos de agua salina y la formación de nuevos humedales, que en algunos casos han llegado a incidir en la modificación del terreno creando nuevos cauces.
Esta situación se agrava por el cambio climático. Modelos de simulación climática indican un aumento en las precipitaciones y una mayor frecuencia de eventos climáticos extremos en la región central de Argentina. Esta creciente variabilidad climática, alterna entre épocas húmedas y sequías intensas, sometiendo a la cuenca a una gran presión.
Puntos críticos e infraestructura en riesgo
El incremento del nivel de la napa freática, a razón de 0,15 metros anuales en los últimos 35 años, ha sido uno de los principales detonantes. Este fenómeno ha generado nuevos cauces permanentes en las últimas cuatro décadas, con episodios críticos registrados en los años 2001, 2008, 2009 y 2015, especialmente en las subcuencas Río Nuevo y Quebrachal. Estos nuevos cauces, y la evolución de los preexistentes, han reducido considerablemente el tiempo de concentración del agua, originando crecidas con caudales mucho mayores y arrastre de sedimentos.
La situación se complica aun más por la infraestructura de la zona. La cuenca baja alberga la ciudad de Villa Mercedes, la V Brigada Aérea, las rutas nacionales N° 7 y 8, dos poliductos de YPF, un gasoducto, y líneas férreas del Ferrocarril General San Martín. Todas estas infraestructuras son altamente vulnerables a las crecidas y la erosión, particularmente ante eventos de precipitaciones por encima de la media. Los daños a esta infraestructura podrían tener consecuencias catastróficas para la región.
Un problema con historia
El problema en la cuenca del Morro no es reciente. En 1985, intensas lluvias provocaron el anegamiento de campos y las rutas nacionales N° 7 y 8, llevando a la declaración de la emergencia y el desastre agropecuario en la zona. Estudios posteriores, realizados por la CONAE y el Instituto Nacional del Agua, han identificado la degradación del suelo, el cambio de uso del suelo, el efecto de retención del agua por las rutas y los trasvases de cuencas como factores clave en la aceleración del problema.
Desde entonces, se han registrado eventos similares, que han puesto de manifiesto la necesidad urgente de implementar medidas de mitigación. A pesar de que se han implementado ciertas medidas, como los trabajos en la ruta 8, las investigaciones destacan que la falta de un seguimiento sistemático y la implementación de una estrategia integral impiden que estas sean completamente efectivas.
Propuestas para la mitigación
Los investigadores del INTA y la UNSL proponen una serie de medidas para contrarrestar los efectos de la degradación ambiental y prepararse ante eventos climáticos extremos. Entre estas se destacan la implementación de sistemas de monitoreo y alerta temprana para prever crecidas y eventos de erosión.
Se requiere, además, fortalecer y adaptar la infraestructura existente para resistir eventos extremos y mejorar la gestión del drenaje. Se debe promover la reforestación y prácticas de manejo de suelos que reduzcan la erosión y mejoren la retención del agua. Por último, es crucial capacitar a las comunidades locales en prácticas sostenibles y preparación para afrontar desastres naturales. Es fundamental contar con información actualizada sobre las implicaciones del cambio de uso del suelo, la influencia de las prácticas agrícolas y el desarrollo de sistemas de riego.
El futuro de la cuenca del Morro
La cuenca del Morro enfrenta un futuro incierto. El cambio climático, la degradación ambiental y la falta de una estrategia de gestión integrada amenazan la estabilidad del ecosistema y el bienestar de las comunidades que dependen de él. Es fundamental que las autoridades, los organismos de investigación y la población en general trabajen conjuntamente para implementar las medidas de mitigación necesarias para proteger este importante ecosistema.
La adopción de un enfoque integral que abarque desde la gestión del agua y el suelo, hasta la adaptación de infraestructuras y la concientización ciudadana, resultará crucial para garantizar la sostenibilidad de la cuenca del Morro y la seguridad de sus habitantes. El futuro de este valioso espacio depende de la voluntad colectiva de actuar de forma eficiente y eficaz.