¿Cuántas vidas más arrebatará la indiferencia? Córdoba se desangra en una epidemia de femicidios y violencia doméstica. Cada hogar roto, cada mujer asesinada, es un grito silencioso que exige justicia. ¿Hasta cuándo permitiremos que la sangre siga tiñendo nuestras calles?
Femicidios: la otra pandemia
Córdoba está en llamas. En lo que va del año, cinco mujeres han sido brutalmente asesinadas, víctimas de una violencia machista que no cede. Sus nombres ahora son estandartes de una lucha que no podemos abandonar: Mónica Guardia, Silvina Lorena Curbello, Verónica Torres Zormam y Valeria Laviani, entre otras, engrosan la lista de víctimas de femicidio en nuestro país.
El caso de Verónica Torres Zormam, asesinada por su expareja en La Granja, estremece hasta los huesos. Buscaba escapar del maltrato, pero la violencia machista le arrebató la vida. Porfilo Romero, su agresor, la atacó sin piedad y luego se suicidó, dejando tras de sí una estela de dolor y rabia.
“Estamos viendo muchos casos de violencia dentro de las cuatro paredes. Muchas parejas han vuelto a ensamblarse por la crisis, necesidad o porque muchas mujeres perdonan a sus agresores y vuelven a darse serios casos”, advierten especialistas en violencia de género.
Pero los femicidios son solo la punta del iceberg. Detrás de cada asesinato, se esconde una historia de terror, de maltrato psicológico y físico, de humillación y control. Mujeres que viven presas del miedo, silenciadas por sus agresores. Mujeres que necesitan nuestra ayuda, nuestra voz, nuestro apoyo.
- ¿Qué podemos hacer?
- Denunciar cualquier forma de violencia machista.
- Apoyar a las víctimas y brindarles contención.
- Educar a nuestros hijos en valores de igualdad y respeto.
- Exigir a las autoridades medidas más efectivas para prevenir y castigar la violencia de género.
Cuando el infierno está en casa: la violencia intrafamiliar
La violencia no solo se manifiesta en las relaciones de pareja. También se esconde en el seno familiar, donde padres, hijos y hermanos se convierten en víctimas y victimarios.
Violencia filio-parental: padres a merced de sus hijos
La relación entre padres e hijos también puede ser un campo de batalla. El consumo de drogas y los trastornos psicológicos son factores que exacerban la violencia filio-parental, dejando a los padres a merced de sus hijos.
En enero de este año, un jubilado asesinó a su hijo esquizofrénico tras una discusión en barrio Villa Adela. Un final trágico para una historia de sufrimiento y desesperación.
Violencia entre hermanos: una guerra silenciosa
La violencia entre hermanos es un problema muchas veces invisibilizado, pero no por ello menos grave. Rivalidades, celos y problemas de convivencia pueden escalar hasta la agresión física y psicológica, dejando heridas profundas en el alma familiar.
¿Por qué fallamos?
¿Qué está fallando en nuestra sociedad? ¿Por qué los mecanismos de protección no son suficientes? ¿Por qué las denuncias no evitan las tragedias? Es hora de que nos hagamos estas preguntas y busquemos respuestas honestas y valientes.
Necesitamos fortalecer los recursos destinados a la prevención y asistencia de las víctimas, mejorar la capacitación de los operadores judiciales y policiales, y promover campañas de concientización que desnaturalicen la violencia y promuevan relaciones igualitarias.
Pero sobre todo, necesitamos un cambio cultural profundo, que cuestione los estereotipos de género y que promueva el respeto y la igualdad. Necesitamos educar a nuestros hijos en valores como la tolerancia, el diálogo y la no violencia. Necesitamos construir una sociedad donde la violencia no tenga cabida.
¡Basta!
No podemos seguir tolerando la violencia familiar y los femicidios. No podemos seguir mirando para otro lado mientras las vidas se pierden y las familias se destruyen. Es hora de que nos involucremos, de que alcemos la voz y de que exijamos un cambio real.
Denuncia, apoya, educa. No seas cómplice del silencio. Sumate a la lucha por una sociedad más justa y segura, donde la vida y la dignidad sean respetadas.
Que la memoria de las víctimas nos impulse a seguir adelante, a no bajar los brazos, a construir un futuro donde la violencia sea solo un mal recuerdo.