El transporte público de Córdoba atraviesa una profunda crisis, marcada por la disminución de pasajeros, el aumento de la tarifa, la salida de la empresa Ersa y un futuro incierto para el prometido transporte metropolitano. La gestión de Daniel Passerini ha enfrentado numerosos desafíos en el área, con la eliminación de subsidios nacionales y provinciales que agravaron la situación preexistente. La falta de un secretario de Movilidad tras la renuncia de Gabriel Bermúdez y la incertidumbre sobre el plan de transporte metropolitano suman a la complejidad del panorama.
Un año tumultuoso para el transporte cordobés
El 2024 comenzó con la expiración de las concesiones del sistema de transporte implementado en 2014, dejando a la ciudad en una situación de vulnerabilidad. La principal prestataria, Ersa, ya presentaba deficiencias en el servicio, que se vieron agravadas por la crisis económica y la eliminación de subsidios. La decisión del secretario de Transporte de la Nación, Franco Mogetta, de eliminar los aportes nacionales para el interior del país, mientras los mantenía para el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), profundizó la discriminación histórica que él mismo denunciaba como funcionario provincial.
Esta medida representó una pérdida millonaria para el transporte urbano de Córdoba, que se sumó a la eliminación de los subsidios provinciales a la demanda. La empresa Ersa, responsable de varios corredores importantes, colapsó y abandonó el servicio en febrero, dejando a miles de usuarios sin transporte. La Municipalidad intentó paliar la situación con la empresa municipal Tamse y la incorporación de Coniferal, pero la flota deteriorada heredada de Ersa y la falta de nuevas unidades generaron problemas continuos.
El impacto en los usuarios y la respuesta municipal
La eliminación de subsidios y la inflación se tradujeron en un aumento del 400% en el precio del boleto desde enero, pasando de $240 a $1200. Este incremento golpeó duramente el bolsillo de los usuarios, que ya enfrentaban una crisis económica. La salida de Ersa y la precariedad del servicio brindado por Tamse generaron quejas y malestar en la población. La falta de un responsable político claro en el área de Movilidad, tras la renuncia de Bermúdez, agravó la sensación de desgobierno.
La promesa de incorporar 300 colectivos nuevos para reemplazar la flota de Ersa se cumplió solo parcialmente. Coniferal adquirió 100 unidades y Tamse 70, incluyendo 20 a GNC. Sin embargo, la flota deteriorada sigue circulando, como lo demuestra el reciente incidente en el que un colectivo sin conductor embistió a dos personas. Los datos oficiales muestran una caída promedio del 8% en la cantidad de usuarios del transporte público en comparación con 2023, llegando a una disminución del 9% en el acumulado de enero a octubre.
El futuro del transporte: ¿Metropolitano o incertidumbre?
La promesa de un sistema de transporte metropolitano genera expectativas, pero también incertidumbre. El estudio financiado por la Unión Europea recomendaba un sistema integral con líneas troncales, principales, de proximidad, metropolitanas, servicios para discapacitados y una red ciclista y peatonal. Sin embargo, la propuesta presentada por la Municipalidad en septiembre se limitaba a actualizaciones del sistema radial existente y recorridos circulares, sin contemplar las recomendaciones del estudio. La falta de estaciones de transferencia y la extensión de líneas actuales sin una planificación integral plantean dudas sobre la efectividad del futuro sistema.
La incorporación de un nuevo operador privado podría reducir el tamaño de Tamse, pero no garantiza una mejora sustancial en el servicio. La pregunta central persiste: ¿cómo se solucionará el problema de que solo uno de cada diez viajes en el área metropolitana se realiza en transporte público? La crisis del transporte en Córdoba requiere un replanteo profundo que vaya más allá de parches y medidas aisladas. La falta de una visión a largo plazo y la ausencia de un liderazgo claro en el área de Movilidad profundizan la incertidumbre sobre el futuro del transporte público en la ciudad.
El economista Juan Pablo Carranza atribuye la caída de usuarios a la crisis económica, que impacta en el empleo y el consumo, y al aumento del precio del boleto. El peso del boleto en el salario mínimo vital y móvil aumentó considerablemente, afectando especialmente a los hogares de menores ingresos. La falta de inversión en infraestructura, la deficiencia en el servicio y la ausencia de una política integral de transporte son factores que contribuyen a la crisis actual.