El PAMI, la obra social que ampara a millones de jubilados y pensionados en Argentina, atraviesa una crisis profunda que se refleja en la caída abrupta de la venta de medicamentos y en la creciente movilización de los afectados. Este escenario, que combina la disminución del acceso a la salud con la angustia económica de los adultos mayores, exige un análisis exhaustivo para comprender sus causas y consecuencias.
Números en rojo: la venta de medicamentos en caída libre
Datos oficiales revelan una disminución del 13% en la venta de medicamentos a través del PAMI entre enero y septiembre de 2024. Córdoba, con una baja del 11,9%, se ubica ligeramente por debajo del promedio nacional, pero la situación es crítica en provincias como Catamarca y Tucumán, donde la caída supera el 18%. Esta tendencia, confirmada por el Colegio de Farmacéuticos de Córdoba, que reporta una baja aún mayor, del 30%, dibuja un panorama preocupante para la salud de los jubilados.
Para comprender la magnitud de la crisis, es crucial analizar el contexto. Mientras la venta de medicamentos por receta para el resto de la población aumentó un 3,52% en el mismo período, según el Observatorio de la COFA, la demanda a través del PAMI se desplomó. Este contraste indica que la problemática no se limita a una cuestión estacional o a un cambio en los hábitos de consumo, sino que responde a factores específicos que afectan a los afiliados al PAMI.
El impacto del ajuste: recortes en la cobertura y pérdida del poder adquisitivo
La reducción de los descuentos en medicamentos, impulsada por el Gobierno como parte de un plan de ajuste, es una de las principales causas de la caída en las ventas. La eliminación del plan “Vivir mejor”, que garantizaba el 100% de cobertura en numerosos medicamentos, y su reemplazo por un subsidio social con requisitos más restrictivos, han generado incertidumbre y dificultades para los jubilados. A esto se suma la pérdida del poder adquisitivo debido a la inflación, que impacta directamente en la capacidad de los adultos mayores para afrontar los gastos en salud.
La decisión de reducir la cobertura de medicamentos esenciales, como los protectores gástricos y analgésicos, ha forzado a muchos jubilados a elegir entre comprar sus medicamentos o cubrir otras necesidades básicas. Esta situación, que afecta especialmente a quienes perciben la jubilación mínima, pone en riesgo la salud de los adultos mayores y genera un profundo malestar social.
Movilización y reclamos: la respuesta de los jubilados
Ante la crisis, los jubilados cordobeses han salido a las calles para exigir la restitución de la cobertura de medicamentos y la mejora en las prestaciones de salud. La semana pasada, se realizaron movilizaciones en la ciudad de Córdoba y en Carlos Paz, y este miércoles se espera una nueva concentración en la sede del PAMI. El Plenario de Trabajadores Jubilados de Córdoba, una de las organizaciones que encabeza la protesta, denuncia que los recortes en la cobertura y el aumento del costo de vida están llevando a muchos jubilados a suspender sus tratamientos, poniendo en riesgo su salud y su bienestar.
Las movilizaciones no se limitan a la capital provincial. En Santa Rosa de Calamuchita, los jubilados también se organizan para visibilizar sus reclamos. El creciente malestar entre los adultos mayores refleja la gravedad de la situación y la necesidad de encontrar soluciones urgentes para garantizar el acceso a la salud.
Un futuro incierto: el impacto a largo plazo de la crisis del PAMI
La crisis del PAMI no solo afecta el acceso a los medicamentos, sino que tiene consecuencias a largo plazo para la salud de los jubilados. La suspensión de tratamientos, la falta de prevención y el deterioro en la calidad de vida son solo algunos de los efectos que se pueden esperar si la situación no se revierte. Es crucial que el Gobierno y las autoridades del PAMI escuchen los reclamos de los jubilados y busquen soluciones que garanticen el acceso a una salud digna y de calidad.
El futuro del PAMI y de la salud de los jubilados depende de las decisiones que se tomen en los próximos meses. Es imperativo que se implementen políticas públicas que prioricen el bienestar de los adultos mayores, garantizando el acceso a medicamentos y prestaciones de salud de calidad. La crisis actual exige un compromiso por parte de todos los actores involucrados para encontrar soluciones sostenibles y justas.