El escenario político argentino se encuentra en un punto de ebullición. La Corte Suprema, el Gobierno, la oposición y la Ciudad de Buenos Aires protagonizan un juego de ajedrez donde cada movimiento tiene consecuencias impredecibles. Los pliegos para la Corte, las sentencias sorpresivas del máximo tribunal y la audaz jugada de CABA por el fuero laboral configuran un panorama complejo que mantiene en vilo al país.
El teléfono descompuesto entre el Gobierno y la oposición
Las negociaciones para el nombramiento de jueces en la Corte Suprema se han convertido en un verdadero teléfono descompuesto. El reciente escándalo del senador Edgardo Kueider en Paraguay ha dinamitado los puentes de diálogo entre el oficialismo y la oposición, complicando aún más el proceso de selección de candidatos. Ariel Lijo, con el apoyo de la kirchnerista Lucía Corpacci, parecía tener una mínima posibilidad de ser incluido en el temario de las sesiones extraordinarias, pero la incertidumbre generada por el caso Kueider lo ha puesto en una situación precaria.
El juez federal rechaza asumir “en comisión” por decreto del Ejecutivo, consciente de la fragilidad de esa posición. Su silencio público sobre el tema se debe al temor de que el Gobierno retire su pliego como represalia. En una situación similar se encuentra Manuel García Mansilla, presionado por el “Triángulo de Hierro” para defender la constitucionalidad de los nombramientos por decreto, pero al mismo tiempo buscando el apoyo del kirchnerismo con la promesa de fallos favorables a Cristina Kirchner. Un gesto que ha sido recibido con frialdad en el Instituto Patria, donde solo aceptan una candidata propuesta por ellos mismos.
La falta de comunicación entre el Gobierno y los senadores es evidente. La decisión final sobre los pliegos recae en Javier Milei, quien mantiene su estrategia de “juego de la gallina”, generando incertidumbre y desconcierto. Este descontrol beneficia a la Corte Suprema, que aprovecha para consolidar su poder y distraerse con homenajes a Juan Carlos Maqueda, cuyo futuro en el tribunal es incierto debido a rumores sobre un posible pedido de extensión de plazo.
Fallos “sorpresa” y la imprevisibilidad de la Corte
La Corte Suprema ha decidido romper con la periodicidad de las reuniones de Acuerdo, anunciando fallos sorpresivos que pueden salir en cualquier momento. Esta imprevisibilidad genera inquietud en el ámbito político y judicial, ya que cualquier sentencia puede alterar el delicado equilibrio de poder. La distribución estratégica de los días de enero entre Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz busca evitar que, durante el receso, la Corte acepte una jura por decreto a sola firma del juez de turno.
Un fallo reciente que ha generado controversia es el sobreseimiento definitivo de Cristina Kirchner en la causa dólar futuro. La Cámara de Casación, con el voto de Diego Barroetaveña y Daniel Petrone, consideró que la decisión de política monetaria no es judiciable, un precedente que podría tener implicaciones para futuras administraciones. Este fallo, “respaldado” por la Corte, ha desactivado una bomba política para el kirchnerismo, pero ha generado dudas sobre la independencia del Poder Judicial.
La jugada de CABA por el fuero laboral propio
En una movida estratégica, la Legislatura porteña ha aprobado la creación de un fuero laboral propio para la Ciudad de Buenos Aires. Esta decisión, que implica la creación de diez juzgados, una Cámara con dos salas y fiscales para cada instancia, arrebataría competencias a la justicia nacional. El gobierno de Jorge Macri aprovechó la existencia de diez juzgados vacantes en el fuero nacional para designarlos bajo la órbita de CABA, con un código procesal propio. Esta medida es vista con beneplácito por el mundo empresarial, que espera sentencias más favorables en los tribunales porteños.
La aprobación de este fuero, que no contó con una transferencia de competencias desde el Congreso Nacional, ha generado polémica. Se espera que la medida sea aprobada en sesión el 12 de diciembre, con el apoyo de la UCR, el PRO y otros bloques, a excepción del PJ y la izquierda. Además, se dictaminó favorablemente sobre los fueros de ejecución penal, previstos para 2025, aunque sin preferencia para su tratamiento inmediato.
Abogados se preparan para la batalla
En medio de este panorama convulsionado, el sector de la abogacía se prepara para una pelea de poder. Daniel “Tano” Angelici ha anunciado su intención de reclamar “candidatos propios” para disputar elecciones en el Consejo de la Magistratura de la Ciudad y de la Nación, desafiando al radicalismo que actualmente controla esos espacios. Por otro lado, Nicolás “Tito” Fernández, figura clave del primer kirchnerismo, ha reaparecido con la Federación de Estudios Jurídicos Argentinos (FEJA), buscando incidir en la renovación de los Colegios de Abogados y disputarle el poder a la FACA, controlada por el macrismo.
Estos movimientos anticipan una lucha por el control de los órganos de selección de jueces, que se intensificará en el próximo año. La abogacía se convierte así en un nuevo actor en el complejo juego de poder que se desarrolla en Argentina, con implicaciones directas en el futuro del Poder Judicial.