La política argentina, siempre efervescente, nos presenta un nuevo capítulo de intrigas y disputas internas. Esta vez, el escenario es la provincia de Córdoba, donde la intervención del PRO dispuesta por Mauricio Macri ha desatado un verdadero terremoto político. Óscar Agost Carreño, destituido de la presidencia del partido a nivel provincial, no se ha quedado de brazos cruzados y ha apelado la medida ante la jueza federal María Romilda Servini. El fuego cruzado entre Macri y Carreño, con acusaciones de arreglos con Javier Milei y de convertir al PRO en un partido “chiquitito”, amenaza con fracturar aún más a la oposición.
La intervención y la apelación: una batalla judicial con implicaciones políticas
La decisión de Macri de intervenir el PRO Córdoba, argumentando la necesidad de un reordenamiento interno, fue recibida con fuertes críticas por parte de Carreño y otros dirigentes provinciales. La apelación ante la jueza Servini abre un nuevo frente de batalla, donde se dirimirá no solo la legalidad de la intervención, sino también el futuro del partido en la provincia. Servini deberá analizar los argumentos de ambas partes y decidir si la intervención se ajusta a los estatutos del PRO y si se respetaron los derechos de los afiliados.
Mientras tanto, el PRO Córdoba se encuentra en un limbo, con Laura Alonso designada como interventora, pero sin poder ejercer plenamente sus funciones hasta que la jueza se expida. Esta situación de incertidumbre genera tensiones y dificulta la organización del partido de cara a las próximas elecciones. La posibilidad de que Servini habilite la feria judicial de enero para resolver el caso añade un elemento de urgencia a la disputa.
Acusaciones cruzadas y sospechas de acuerdos ocultos
En la reunión donde se decidió la intervención, Carreño no se guardó nada y lanzó duras acusaciones contra Macri. Lo señaló por negociar con Santiago Caputo, asesor de Javier Milei, y por traicionar los principios del PRO al buscar un acuerdo con La Libertad Avanza. Estas acusaciones, que resuenan con las críticas de otros dirigentes que ven en Macri un liderazgo errático, ponen en evidencia las profundas divisiones que existen dentro del partido a nivel nacional.
“Dejen de hacer un partido chiquitito”, fueron las palabras de Carreño a Macri, según testigos del encuentro.
La diputada nacional Laura Rodríguez Machado, alineada con Patricia Bullrich, también se sumó a las críticas, denunciando que la intervención del PRO Córdoba es una muestra más de la centralización del poder en Buenos Aires y del desprecio por la vida partidaria interna. Su video “Córdoba no se rinde” se viralizó rápidamente en redes sociales, convirtiéndose en un símbolo de la resistencia a la intervención.
Del otro lado, Soher El Sukaría defendió la intervención y criticó a Carreño por convocar a internas anticipadamente y sin la participación de los organismos electorales del partido. La exconcejala argumentó que Carreño, al sumarse al bloque de Encuentro Federal en el Congreso, ya no representaba los intereses del PRO.
¿Un PRO dividido o una estrategia para las elecciones?
Algunos analistas interpretan la intervención del PRO Córdoba como una estrategia de Macri para debilitar a Patricia Bullrich y acercarse a Javier Milei. Al desplazar a Carreño, un aliado de Bullrich, Macri podría intentar negociar con Milei un acuerdo electoral para las elecciones de medio término, ofreciendo el PRO Córdoba como moneda de cambio. Sin embargo, esta estrategia es arriesgada, ya que podría generar una fractura definitiva en el partido.
Otros creen que la intervención es simplemente una respuesta a la falta de liderazgo de Carreño y a las divisiones internas en el PRO Córdoba. Sea cual sea el motivo real, la crisis en el PRO Córdoba es un síntoma de la profunda crisis que atraviesa la oposición en Argentina. Con un peronismo debilitado pero unido, y un Milei en ascenso, el PRO necesita resolver sus conflictos internos para poder competir en las próximas elecciones.
La decisión de la jueza Servini será clave para definir el futuro del PRO en Córdoba. Si la intervención es ratificada, Macri se fortalecerá, pero a costa de profundizar las divisiones internas. Si la intervención es revocada, Carreño y sus aliados tendrán la oportunidad de reorganizar el partido y desafiar el liderazgo de Macri. En cualquier caso, la crisis en el PRO Córdoba promete seguir dando que hablar en los próximos meses.