El primer año de Javier Milei en la presidencia de Argentina ha estado marcado por una serie de escándalos y tensiones políticas que han puesto en jaque la estabilidad de su gobierno y la alianza con sus socios del PRO. La reciente expulsión del senador Edgardo Kueider, aliado del oficialismo, y las revelaciones sobre sociedades offshore vinculadas a Cristian Ritondo, diputado del PRO, han profundizado las divisiones y desatado una crisis política que amenaza con descarrilar la agenda del gobierno y afectar el escenario electoral de 2025.
La expulsión de Kueider: un punto de quiebre
La detención del senador Kueider en la frontera con Paraguay, con una importante suma de dinero sin declarar, desató una tormenta política que culminó con su expulsión del Senado. Si bien el oficialismo intentó inicialmente una suspensión negociada, la presión judicial y las explosivas declaraciones de Milei, quien pidió que lo echaran “a patadas en el culo”, forzaron un cambio de estrategia. La Libertad Avanza se vio obligada a plegarse a la decisión mayoritaria del Senado, que votó abrumadoramente por la expulsión de Kueider.
Este episodio no solo dejó al descubierto la fragilidad de las alianzas políticas de Milei, sino que también evidenció la falta de cohesión dentro del propio oficialismo. La decisión de Villarruel de presidir la sesión del Senado durante la ausencia de Milei, en un rol que se superpone con sus funciones ejecutivas, generó acusaciones de ilegitimidad y fuertes críticas desde el entorno presidencial. Milei, en un inusual gesto institucionalista, cuestionó la validez de la sesión y acusó a Villarruel de atentar contra la independencia de poderes.
Las denuncias contra Ritondo y la creciente tensión con el PRO
En paralelo a la crisis por la expulsión de Kueider, las revelaciones sobre sociedades offshore a nombre de la esposa de Cristian Ritondo, diputado del PRO y aliado clave de Milei, sumaron un nuevo foco de tensión. Estas denuncias, que involucran a una figura central del macrismo, han generado un fuerte malestar en el Gobierno y desatado especulaciones sobre una posible operación política orquestada desde Juntos por el Cambio para desestabilizar al oficialismo.
La respuesta del gobierno no se hizo esperar. En un clima de creciente paranoia, desde la Casa Rosada se amenazó con presentar pedidos de desafuero en masa contra legisladores de la oposición, incluyendo a Ritondo. Este movimiento, interpretado como una escalada en la confrontación política, ha profundizado la desconfianza entre La Libertad Avanza y el PRO, poniendo en riesgo la ya frágil alianza que los une.
Milei vs. Macri: una ruptura inminente?
Las tensiones entre Milei y Macri, que se venían gestando desde hace tiempo, parecen haber alcanzado un punto de no retorno. La expulsión de Kueider y las denuncias contra Ritondo han actuado como catalizadores de una ruptura que se percibe como inevitable. Macri, en una reciente declaración pública, se quejó del “destrato permanente” del gobierno y anticipó que el PRO presentará una propuesta electoral propia en 2025, descartando cualquier posibilidad de alianza con La Libertad Avanza.
Este escenario de ruptura política plantea un panorama incierto para el futuro del gobierno de Milei. Sin el apoyo del PRO, la gobernabilidad se vuelve más compleja y la posibilidad de avanzar con su agenda reformista se ve seriamente comprometida. Además, la fragmentación del espacio opositor podría beneficiar al kirchnerismo en las próximas elecciones.
El impacto en el escenario electoral
La crisis política actual tendrá, sin duda, un impacto significativo en el escenario electoral de 2025. La fractura entre Milei y el PRO abre la posibilidad de una reconfiguración del mapa político, con la emergencia de nuevas alianzas y la posible consolidación de un escenario de tercios.
El kirchnerismo, que ha logrado mantenerse unido a pesar de las diferencias internas, podría capitalizar la crisis del oficialismo y la fragmentación de la oposición para recuperar terreno electoral. Por otro lado, la irrupción de figuras como Espert y Bullrich, con propuestas más radicalizadas, podría generar un nuevo escenario de polarización y disputa por el liderazgo del espacio anti-kirchnerista.
En este contexto de incertidumbre, las elecciones de 2025 se presentan como un evento crucial para el futuro de Argentina. El resultado de estos comicios no solo definirá el rumbo político del país, sino que también determinará el futuro de las principales fuerzas políticas y sus líderes.